“Una de las maneras de crear lectores es asociarnos en los libros-club, donde podemos convivir con los autores y personas afines que leen libros. Éstos se leen en soledad, pero necesitan la complicidad de otros”.

Estas fueron las palabras del escritor , un referente de la literatura mexicana, frente al auditorio del Salón Palavicini de como invitado al primer círculo de lectura organizado por esta casa editorial; ahí, el autor habló de su (Anagrama), una obra que invita a la reflexión sobre el papel de la lectura en medio del mundo digital y nuestro consumo tecnológico.

El conversatorio es parte de un proyecto que busca, mes con mes, invitar a autores reconocidos para convivir con suscriptores de EL UNIVERSAL como parte de sus beneficios y, así, abrir el diálogo, intercambiar ideas y generar una comunidad activa con intereses como la cultura, las artes y la literatura.

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A la reunión asistieron más de 50 suscriptores que escucharon disertar a Villoro sobre "No soy un robot", una pieza que tiene la fisionomía de un ornitorrinco porque combina el ensayo, la crónica, el periodismo y la memoria, consideró Julio Aguilar, editor de Cultura del Gran Diario de México y del suplemento cultural Confabulario, quien moderó la conversación.

Villoro habló del proceso de la escritura como una suerte de “acoso múltiple a un tema contemporáneo”, como lo es el universo digital. “Este libro, además, dialoga con muchos otros autores, no pretende ser un libro erudito pero que invariablemente para reflexionar tiene que ver con especialistas de distintas disciplinas que han abordado estos temas”, como los algoritmos, la lectura fragmentaria, la relación entre la inmediatez que dan los aparatos electrónicos y la falta de atención, lo que, observa en la obra, repercute en la conducta, sobre todo de las generaciones jóvenes, más dispersas e impacientes.

Al autor expuso que su libro atiende a la forma en que estamos relacionados culturalmente con la digitalización. “En los últimos años ha habido transformaciones únicas en la vida humana que anteriormente tardaban más, particularmente desde el surgimiento del libro-objeto y la imprenta; esto ha cambiado nuestras costumbres, incluso nuestros códigos”. Esto también atraviesa a la lectura. “Hemos modificado nuestra forma de leer porque recibimos alertas, notificaciones, podemos bajar textos en el teléfono, abrir diferentes ventanas y leer en fragmentos; la lectura se ha convertido en un fenómeno atmosférico”, dijo.

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Julio Aguilar añadió que otro de los puntos del libro es sobre las aplicaciones vampirescas, una referencia literaria para detallar cómo existen apps que consumen nuestro tiempo, ofreciendo posibilidad ilimitadas pero inútiles, y que incluso extraen, como un vampiro a la sangre de sus víctimas, los datos personales, coincidió el escritor.

Además, Villoro se refirió a los dispositivos digitales que funcionan como prótesis de la memoria, de modo que al auxiliar en tareas retentivas se registra una pérdida de facultades que se ejercitan memorizando, por ejemplo, números o direcciones.

Tras la plática inicial, los suscriptores pudieron preguntarle inquietudes al autor acerca de su obra o sobre otros temas: política, futbol o condiciones sociales. Al final, se habilitó una mesa donde los lectores podían acceder a los ejemplares con una dedicatoria de Villoro.

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