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Este miércoles se inauguró la exposición de la XX Bienal Rufino Tamayo en el Museo Tamayo. En esta edición se exhibe una selección descrita con la palabra “diversidad”. En tres salas del recinto conviven una variedad de obras que abordan temáticas desde la política, como lo hace La verdad histórica, de Gabriel Garcilazo, quien plasma el relato de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, hasta reflexiones sobre la tecnología, como lo hace el artista CG Lucas, quien en Peligro de extinción habla sobre las costumbres en riesgo de desaparecer, como hablar desde un teléfono fijo.
Los materiales entre las pinturas también varían, desde el clásico óleo sobre tela que se puede ver en obras como El mal que duró más de 100 años, hasta soportes distintos como el de José Alejandro Osorio Flores, quien pintó Mujer Flama sobre mosaico.
La diversidad también se hace presente en el origen de los artistas seleccionados, quienes provienen desde varios puntos del país y del mundo, como Tijuana, Tlaxcala y Morelos, hasta Bélgica, Chile y España.
La brecha no sólo es geográfica, sino también generacional, pues participan creadores nacidos en los años 50, como el pintor Octavio Moctezuma, que se ganó la Mención Honorífica con su obra Interocepción 13, hasta la década de los 90, como Othiana Roffiel, quien pintó Mirage y fue una de las ganadoras de la Bienal.

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Roffiel explicó que con su pintura buscaba transmitir ambigüedad entre las formas que plasmó en un formato pequeño para transmitir intimidad.
Otro de los ganadores es Javier Peláez Gómez (Ciudad de México, 1976), quien presentó La Ralla II, obra de su investigación sobre flores tóxicas, como la amapola, de la que se producen drogas como la heroína. “Busco evocar algo poético de algo terrible”, declaró.
El tercer ganador es José Gonzalo García Muñóz (Puebla, 1985), con El desfile del salvaje hacia un futuro, basada en la película Los Cachorros, de Jorge Fons, y con la que aborda el tema de la fragilidad masculina.
“Es un momento muy interesante para la pintura en México, hay diversidad y mucha energía alrededor del medio. En un mundo saturado de imágenes digitales, el papel de la pintura ha cambiado a un contrapunto más fuerte”, dijo Tobias Ostrander, miembro del jurado.
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