Una nueva carta firmada por diferentes investigadores destacados del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre ellos el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor; así como Antonio García León, investigador con 60 años de antigüedad, se suma a los diferentes manifiestos que rechazan la ratificación de Diego Prieto como director general del INAH.
El escrito, explicó a este diario la investigadora Rosa María Garza, también firmante; fue entregada a la Secretaría de Cultura federal, y el día de mañana se pasará a la Presidencia de la República.
El objetivo, apuntó Garza, es sumarse al posicionamiento de los sindicatos del INAH que manifestaron su preocupación por la continuidad de Prieto debido a que, en los últimos seis años, mantuvo al Instituto precarizado y operando con escasos recursos.
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La carta está firmada por más de 150 investigadores del INAH, como Noemí Castillo, Jesús Jáuregui y Noemí Castillo, la arqueóloga Rosa María Reyna Robles, la antropóloga Giovanna Gasparello, el historiador Felipe Echenique, la investigadora Alma Dorantes González y el antropólogo Juan Manuel Sandoval.
“Las trabajadoras y trabajadores del INAH firmantes, laborando en las distintas áreas de nuestra institución, sin cargo de funcionarios ni privilegios por cercanía con el actual director, preocupados como muchos compañeros por la ratificación de Diego Prieto como director, hemos decidido unir nuestras voces a las que se han manifestado ya en este sentido, para impugnar dicha medida".
"El INAH tiene necesidades, como afirma su actual director en la prensa. Sin embargo, la más apremiante de ellas es la falta de una dirección coherente con la razón de ser del Instituto. Esta carencia a su vez ha generado ya afectaciones institucionales y agravios colectivos que no son nuevos”, se puede leer.
El escrito enumera 13 razones por las que la administración de Diego Prieto llevó al INAH a una inoperancia administrativa, rechazo al diálogo, abandono de las instalaciones, insuficiencia presupuestal, precarización laboral, opacidad en contratos, la falta de plazas de trabajo y la denigración personal y acoso a aquellos que cuestionan las decisiones de la dirección.
“Nuestra fundamental demanda es clara y reconocida: la apertura al diálogo, la transparencia que fortalezca el quehacer institucional que conduce a su vez al fortalecimiento de la soberanía y la identidad nacional, regional y local y a su liga con la educación pública, en busca del bien común y del bien social, que finalmente termine con la simulación proveniente, precisamente, de las políticas neoliberales y de la corrupción que tanto mal han hecho al país”.
La carta cierra con el llamado a la presidenta Claudia Sheinbaum y la secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, de “rescatar al Instituto y de colocarlo en concordancia con la democratización del país y de sus instituciones”.
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