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Las acusaciones de una de las hijas de Alice Munro, que denunció el silencio de la Nobel de Literatura canadiense de 2013 ante los abusos sexuales que sufrió cuando era una niña, han sacudido el mundo cultural de Canadá ante las alegaciones que muchos influyentes personajes del país decidieron ignorar el escándalo.
En un artículo publicado el domingo en el periódico The Toronto Star, Andrea Robin Skinner, una de las hijas de Alice Munro, relató como el segundo esposo de su madre, el geógrafo Gerald Fremlin, empezó a abusar sexualmente de ella cuando tenía nueve años.
Skinner también relató que cuando informó a su padre, Jim Munro, y su madre de los abusos, ambos la ignoraron y que la escritora sólo reaccionó como si Fremlin hubiese cometido adulterio, viviendo con él hasta que su esposo murió en 2013.
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La hija de Alice Munro denunció que mucha "gente influyente" del país conocía la historia de abusos y "siguieron ayudando, y sumaron, a una narrativa que sabían era falsa" sobre la escritora y su vida personal.
"También quería que esta historia, mi historia, fuese parte de las historias que la gente cuenta sobre mi madre", explicó.
"Desgraciadamente, eso no es lo que pasó. La fama de mi madre significó que el silencio se mantuvo", añadió en el escrito que se publicó casi dos meses después de la muerte de Alice Munro.
En declaraciones al periódico The Globe and Mail, Robert Thacker, autor de una de las biografías más conocidas de la escritora, 'Alice Munro: Writing Her Lives', reconoció que es uno de los que ignoró los abusos sexuales.
Thacker dijo que en 2005 Skinner le relató las acusaciones de abusos sexuales y del silencio de su madre pero que decidió no incluirlo en su libro.
A pesar de que en 2005 Fremlin fue sentenciado a dos años en libertad condicional por sus abusos, Thacker calificó los abusos sexuales como un "desacuerdo" familiar y justificó que su inclusión en la biografía no mejoraría nada.
Incluso Deborah Dundas, la periodista de The Toronto Star que decidió dar voz a Skinner y romper el silencio en torno al abuso sexual que sufrió y la complicidad de Alice Munro, reconoció este lunes en una entrevista que se resistió a publicar la historia por temor a las repercusiones que tendría derribar uno de los mitos culturales canadienses.
La columnista de The Globe and Mail, Marsha Lederman, calificó de "cataclismo" las acusaciones y defendió que el legado de Munro "debe ser reconsiderado" ante las revelaciones de la hija de la escritora.
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Por su parte, escritoras estadounidenses como Joyce Maynard y Joyce Carol Oates expresaron su admiración por Munro a la vez que señalaron que no dudan de las palabras de Skinner.
Munro's Books, la librería que Jim y Alice Munro fundaron en 1963 y que desde 2014 no tiene relación con la familia, emitió un comunicado en el que apoyaron a Skinner a la vez que pidieron "tiempo" para absorber la noticia y "el impacto que puede tener en el legado" de la escritora.
Mientras, otra de las grandes escritoras de Canadá, Margaret Atwood, y que se califica como su segunda amiga más antigua se ha mantenido en silencio.
melc