Doha, Qatar . —Aunque pareciera que el arte de Frida Kahlo y Diego Rivera estuviera presente en todo el mundo, ellos todavía tenían terreno pendiente por cubrir: la región de Medio Oriente y el Norte de África. Ahora han logrado conquistar estas tierras, junto con otros renombrados artistas mexicanos y de América Latina con la exposición Latinoamericano, que se presenta en el Museo Nacional de Qatar.
Esta es la primera gran exposición de arte latinoamericano en esta región; en ella se presenta a 109 artistas a través de 170 obras que forman parte de las colecciones de Eduardo F. Costantini y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y se lleva a cabo hasta julio, como parte del programa del Año de la Cultura Qatar-Argentina-Chile 2025.
Dentro de este edificio con forma de rosa del desierto, diseñado por Jean Nouvel, debutan varios mexicanos, como Miguel Covarrubias, con las pinturas El hueso y George Sherwin, an American in Paris; Juan O’Gorman, con su paisaje Consumatum Est; Mathias Goeritz con el conjunto Jerusalén I y Laberinto a Jerusalén”, y Helen Escobedo, con su dibujo y maqueta de Desenvolvimiento. Desarrollo Vertical.
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Se menciona al muralismo, representado con pequeños dibujos de David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y la pintura Soldados mexicanos, de José Clemente Orozco, colocados frente a una pintura de gran escala del boliviano Alejandro Mario Yllanes, titulada Tragedia del pongo, para ejemplificar la influencia que tuvo este movimiento en América Latina.
También se exhibe un autorretrato de Nahui Olin, una artista subestimada en el arte mexicano, considera Issa Al Shirawi, curador y jefe de exposiciones internacionales del Museo Nacional de Qatar.
“¡Vengan a ver el arte de Frida, pero también vengan a conocer a los demás artistas! (…) Sí es la primera vez de Kahlo en esta región, pero también es la primera vez de muchos artistas”, dice Al Shirawi, cocurador de la muestra, con María Amalia García, curadora en Jefe del Malba.
Sin embargo, Kahlo sigue siendo el centro de atención, incluso tiene un espacio especial donde se exhibe su famoso Autorretrato con chango y loro, junto a una vitrina con un huipil y pañuelo que le pertenecieron, así como fotografías de la artista, entre las que está la que se cree fue la última que le hicieron.
El curador explica que la pintora mexicana no es ajena al público árabe, sin embargo considera que es la primera vez que el público local podrá apreciarla como individuo. “La conocemos en el contexto de su gran amor con Diego, pero no en este contexto de símbolo de la mexicanidad”. Unos pasos más adelante está el óleo de gran tamaño Baile de Tehuantepec, de Diego Rivera.
Para sorpresa de muchos visitantes, no se permiten hacer fotos de las pinturas de Kahlo y Rivera, el recinto aún no tiene claro el tema de los derechos de autor y esperan la autorización del Banco de México.
La muestra parte de la premisa de cómo representar la compleja diversidad de lo que es América Latina. “La idea de lo latinoamericano es un concepto que particularmente museos y académicos están tratando de entender y repensarlo hoy en día”, advirtió el curador antes de iniciar el recorrido. Conscientes de la flexibilidad de lo que es ser latinoamericano, se exhiben obras de artistas que si bien no nacieron en esta parte del mundo, ahí radicaron y se volvieron clave en su historia del arte, como Francis Alys, artista belga radicado en México, quien da inicio a la muestra con su videoarte A Story of Deception, o la francesa Alice Rahon, que forma parte del surrealismo mexicano, al igual que la emblemática Remedios Varo, exiliada española quien participa con su autorretrato Armonía.
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Piezas mexicanas en colección árabe
En el recorrido se puede ver una probada del arte que habrá en el Art Mill Museum —recinto que albergará arte moderno y contemporáneo de todo el mundo y que el gobierno de Qatar inaugurará en 2030—, pues además de la colección de Costantini y el Malba, se pueden ver un par de obras de la colección qatarí. Se trata de obras de Rivera y Goeritz. La primera es Don Lupito, un cuadro del niño José Guadalupe Castro Sosa, quien viste una camisa amarilla, un overol y un sombrero de paja, sentado sobre una típica silla mexicana; el muralista lo pintó en 1936 y fue comprado por el cineasta King Wallis Vidor. En la esquina inferior del cuadro Diego Rivera dedicó la pintura al director de cine. Este cuadro fue subastado en 2018 por la plataforma Artsy.
El cuadro de Goeritz es Mensaje y se trata de una placa de metal dorada, con perforaciones y clavos. La pieza fue vendida por 125 mil dólares por la subastadora neoyorquina Christies, en 2020.
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Artistas del mundo
Más allá de los mexicanos, la muestra está llena de excepcionales obras de latinoamericanos. No es casualidad, Costantini, quien en 2001 fundó el Malba, se ha empeñado en reunir las piezas clave del arte moderno latinoamericano.
En el recorrido se puede ver la representación de la naturaleza de Wifredo Lam, el arte geométrico de los brasileños Rubem Valentim y la argentina Lidy Prati, el toque colombiano de Fernando Botero, el surrealismo del chileno Roberto Matta, las estructuras de Gego, el arte textil de Cecilia Vicuña, el arte pop de Marta Minujín y los collages de la fotógrafa Grete Stern, entre otros.
¿Cómo presentar esta compleja diversidad a un nuevo público? Los curadores apostaron por los temas universales. “La exposición no la hicimos ni cronológica ni geográfica, pensamos en temas que la audiencia podrá entender fácilmente, también porque son universales porque todos los artistas del mundo han pensado en la naturaleza, la identidad, la representación de la Ciudad y documentar problemas sociales”, agrega Al Shirawi.