“Me gusta que se respeten las obras maestras porque se han mantenido dos siglos debido a que tienen un valor de trama, un gran valor musical y porque, por los siglos de los siglos, muchos intérpretes las han podido hacer y siempre se ven de una manera distinta como dan la posibilidad de que el artista de verdad se exprese en plenitud”, dice, en entrevista, la bailarina y educadora cubano-rusa Svetlana Ballester, quien hace una nueva versión del ballet "Giselle", junto a la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y con la dirección de Yhovani Duarte, que a su vez es director de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana.
La coreógrafa explica que para esta versión del clásico de Perrot y Coralli, la base es, por supuesto, el original, guardar la misma atmósfera y época, “pero con una mayor dinámica, si se quiere, en la manera de decir, en la manera de expresar, sobre todo en el primer acto; las pantomimas y los diálogos que tienen todos los personajes. Eso, por una parte. Por la otra, es un poco más intensa la cuestión técnica de los bailables, desde Giselle, Albrecht, Myrtha, el cuerpo de baile del primer acto, las danzas, y el cuerpo de baile del segundo acto. Un poco de más demanda técnica. Por último, un protagonismo mayor al cuerpo de baile. Se trata de que sean parte esencial de la trama, en su apoyo y en su manera de decir, de expresar y de formar todo el marco del primer acto y del segundo”, continúa.
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En otras palabras, se trata de que la parte histriónica no se sienta empolvada: “Nosotros estamos viviendo en el siglo XXI. Aunque hagamos una recreación de un ballet o de lo que se suponga que se haga de una época, hablemos de dos siglos atrás, nosotros, viviendo en este siglo, tenemos que desempolvar. ¿Por qué? Porque la manera de decir y gesticular tiene un poco más de ritmo y velocidad, que es como nosotros actualmente vivimos y hablamos. No nos movemos con tal lentitud, ni nos tomamos tanto tiempo en decir algo o hacer un movimiento, como se hacía muchos años atrás. Entonces, se trata de que no sea un ballet que el público sienta obsoleto, viejo, empolvado”.
La primera presentación de la obra fue el 4 de noviembre y podrá verse hasta el día 23 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
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