“Aunque no se vea en las instalaciones o en el exterior, los problemas en esta escuela están desde que yo entré a estudiar, hace más de cinco años, y siempre han tenido que ver con la reducción de las clases y con el despido de los profesores de asignatura”, dijo a este diario una alumna egresada de la carrera de Historia de la (ENAH), quien prefiere mantener su identidad en confidencialidad debido a que actualmente es becaria y teme perder el apoyo económico que tiene si pronuncia una queja pública.

Ella, como cientos de alumnos, son testigos de la precariedad en la que la ENAH se desarrolla día a día. El 23 de febrero pasado, alumnos bloquearon Periférico Sur debido a que los trabajadores de intendencia y limpieza no había recibido su salario en más de un mes.

Tras la presión, el director de la ENAH, Víctor Acuña Alonzo, acordó realizar los pagos pendientes y revisar la contratación de los empleados, quienes laboran bajo un esquema de outsorcing.

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La fachada de la escuela disimula su estado interior: espacios en desuso y exigencias a las autoridades. Foto: Cristopher Cabello | El Universal
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El 1 de abril, Acuña Alonzo participó en el conversatorio del INAH “El problema de la educación en el sector cultura”, coordinado por el investigador Bolfy Cottom, en donde se abordaron distintos problemas que rodean a la ENAH.

En esa ocasión, Acuña Alonzo apuntó que ha habido una reducción del presupuesto de la escuela. “Esa lista de problemáticas, son centenas, podríamos desglosar aquí y no terminaríamos nunca, pero podemos priorizar. Ya se ha hablado de la reducción del presupuesto, pero también de cómo se administra, de los tiempos, de la burocracia y de cómo acceder a ese presupuesto y cómo hacer que se haga un buen uso de los recursos”, expresó.

En contraste con la reducción de presupuesto que apunta Acuña Alonzo, el 2024 fue uno de los años en los que el INAH recibió más recursos federales.

El Instituto recibió 8 mil 6 millones 560 mil 385 pesos para 2024, lo que representó un aumento de 3 mil 267 millones de pesos frente a 2023, pero gran parte de esos recursos se utilizan para obras y adquisición de terrenos alrededor del Tren Maya.

Lo dicho por el director de la ENAH se puede reflejar en los pasillos, salones y espacios de la institución educativa. “Es extraño comparar la escuela antes y después de la pandemia. Cada vez la veo más vacía, creo que cada vez más los compañeros pierden interés en entrar a sus clases. Hubo un tiempo en el que la escuela estaba llena, había actividades deportivas, culturales, pero desde 2019 se ha venido perdiendo el interés”, dice a este diario una profesora del área de Lingüística, quien prefiere omitir su nombre.

Cortesía.
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La profesora relata que son pocos los alumnos que se inscribieron este semestre a su clase.

Letreros con las leyendas como “No más despidos de las y los profesores de asignatura de la ENAH” o “Regularización urgente de la estructura de la ENAH” cubren las paredes de los pasillos y de las oficinas administrativas de la institución de educación superior, probablemente una de las más importantes en América Latina en la enseñanza de Arqueología, Antropología, Historia y Lingüística.

En un recorrido, EL UNIVERSAL pudo apreciar la poca cantidad de alumnos que asisten a clases. Salones vacíos y pupitres sin utilizar son comunes en los dos edificios destinados a las clases de licenciaturas y posgrados.

Es en la explanada principal donde se puede ver un poco más de color. Algunos alumnos conviven, consumen alimentos o descansan. Otros leen libros, escriben o platican. En uno de los jardines, varios grupos de estudiantes consumen marihuana o cerveza. Dos de ellos utilizan una llave de agua para bañar a un perro.

Otro grupo escucha música y bebe cerveza. Otros se acuestan bajo los árboles para evitar el sol. Es apenas la 1 de la tarde.

Cortesía.
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Al lado de la explanada, una pequeña fila de estudiantes y profesores se forman en la cafetería, que vende alimentos y bebidas desde los 20 hasta los 80 pesos.

Y es que una de las demandas que arrastra la ENAH desde hace más de una década es la consolidación de un comedor, que venda alimentos a precios accesibles y de buena calidad.

En enero, la ENAH destinó recursos para habilitar un comedor, ubicado a un costado del edificio de posgrados.

Aunque estas instalaciones están casi listas, las autoridades de la escuela no han habilitado el comedor, por lo que un grupo de estudiantes tomó el espacio y lo nombró “Comedor Enrique Dalton”, en honor al periodista salvadoreño, quien fue un activista con ideología marxista.

En la entrada del comedor, autoridades de la ENAH colocaron un letrero que informa que se está gestionando la apertura de un comedor, a pesar de que actualmente se encuentra tomado por los estudiantes. En una de las paredes del espacio, un letrero con la leyenda “Este comedor es un espacio... antifascista, antipatriarcal y anticapitalista y antipunitivista” decora el comedor.

El espacio, improvisado, alberga a algunos profesores y alumnos, quienes platican o escuchan música en una bocina. Otro letrero dice “Cafe y galletas. Cooperación voluntaria”.

Del lado izquierdo de la ENAH, en la biblioteca Guillermo Bonfil Batalla, son 6 los alumnos que hacen uso de estas instalaciones. Algunos leen, otros redactan y un par más buscan libros. Se nota el ausentismo en los espacios.

Cortesía.
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Al lado de las canchas, que también lucen vacías, se encuentra la Torre Académica, que lleva una década abandonada. Aunque se terminó la construcción, falta el equipamiento y la remodelación, pues por el paso del tiempo el edificio se ha ido deteriorando.

De acuerdo con dos profesores del área de Historia, las remodelaciones de la Torre Académica correrían a cargo del gobierno de Tlalpan (alcaldía en que se encuentra la ENAH), sin embargo, en 2021 Morena perdió el gobierno de la demarcación y el proyecto nunca se concluyó.

Agregan que desconocen si hay algún proyecto para rehabilitar el espacio, pero afirman que es necesario que la ENAH destine recursos para construir espacios dignos.

Actualmente, la Torre luce descuidada y es utilizada por el personal de mantenimiento para dejar bancas y mesas en mal estado.

En uno de los pasillos, una trabajadora de intendencia limpia los pisos. Afirma que no recibieron su pago a inicios de año, pero que, gracias a los estudiantes, se resolvió el problema.

“Sí, no nos pagaron en enero y febrero, ya no íbamos a trabajar, pero hicieron el paro y el siguiente lunes de eso nos pagaron, y ya no ha habido problema con eso” señala.

Cortesía.
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En distintas asambleas estudiantiles, miembros de la ENAH han señalado que la actual administración ha recortado cada año el presupuesto para la escuela.

En el conversatorio coordinado con Cottom, Acuña Alonzo afirmó que la ENAH tiene “solidez educativa”, pero que ha ido creciendo de forma desordenada.

“Es una casa que tiene solidez, pero que ha ido creciendo, tal vez no tan planificadamente, pero la veo como una casa en la que los familiares han ido creciendo y han ido construyendo muchos cuartos, y sí, la casa va a aguantar, pero la estructura y los cimientos son los mismos”, apuntó.

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