Cuando el guitarrista español Rafael Aguirre (Málaga, 1984) preguntaba cuál era el mejor lugar para debutar en la Ciudad de México, la mayoría coincidía: el Palacio de Bellas Artes. “Le tienen mucho cariño al recinto y yo me dije: perfecto, si además puedo debutar en el sitio que es más emblemático, la gente va a venir doblemente encantada al concierto”, dice el músico en entrevista con EL UNIVERSAL.
Aguirre tocó ayer, por primera vez en México, el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, obra que adora interpretar. “Va a ser la primera vez que la toco en México”, explica el guitarrista, quien, a un año de haberse mudado a la capital del país, debutó como solista acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional. Otro concierto está programado para mañana.
Un camino fortuito hacia Bellas Artes
Antes de cumplir el sueño de tocar en Bellas Artes, fue clave la intervención de un integrante de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, quien habló de Aguirre a Ludwig Carrasco, director titular de la Sinfónica Nacional de México.
Le dijo que un guitarrista español de primer nivel se acababa de mudar a la ciudad, y que sería bueno trabajar con él.
Mientras Aguirre reflexionaba sobre su primer año en la ciudad, Carrasco le ofreció una fecha en octubre. “Yo esperé porque tenía una corazonada de que a lo mejor podría ser en Bellas Artes”, cuenta Aguirre. Tan pronto se vislumbró esa posibilidad, lo siguiente fue elegir la obra adecuada.
El Concierto de Aranjuez, la elección
La primera propuesta fue el Concierto de Aranjuez, una obra que Aguirre considera ideal para conectar con todo tipo de públicos: “Como que nos leímos la mente... dije: es perfecto el Concierto de Aranjuez en Bellas Artes, eso es caballo ganador seguro. Tengo mucho repertorio, pero esta pieza sirve como carta de presentación para que me conozca el público de la ciudad. Es perfecta”.
Aguirre ha tocado esta obra cerca de 100 veces alrededor del mundo, pero tiene un valor emocional muy profundo, apunta.
“Es una obra que forma parte de la banda sonora de mi infancia. La escuchaba sin saber que un día la tocaría. Me hacía imaginar palacios, jardines, una guitarra errante...”, rememora el guitarrista.
A los 16 años, el Concierto de Aranjuez le permitió realizar su primera gira internacional, en Andalucía y Marruecos. “Es una obra difícil técnicamente. Si alguien no tiene experiencia con orquesta, no es lo más fácil del mundo”.
Gracias a que la escuchó durante años en viejas grabaciones, Aguirre la asimiló casi de memoria: “Tengo lo que llaman oído absoluto”.
Desde entonces, ha tocado el cocierto en diferentes ciudades, como Moscú, Tokio y Nueva York.
Recientemente la interpretó en junio en San José, California, con la orquesta local. Y después de su presentación mañana en Bellas Artes, viajará a Baltimore, para tocar con la Sinfónica de Maryland, su debut con una de las grandes orquestas de Estados Unidos.
“Es casi como si tuviera dos debuts importantes este mes: uno en la Ciudad de México y otro en Estados Unidos”, señala el músico.
Al final del mes, la obra lo llevará también a España, concretamente a Tenerife, en las Islas Canarias, un lugar que considera de sus favoritos en el mundo.
En tanto, Aguirre se muestra entusiasmado por tocar con la Sinfónica Nacional: “Sé que es una orquesta con mucha historia. Estoy deseoso de tocar con ellos”.