El artista (Cuernavaca, 1967) ya no puede volver a ser como era antes del Covid-19. La incertidumbre de la pandemia y el aislamiento lo llevaron a mezclar una serie de intereses, ideas y técnicas que hoy se exhiben en De vinos y jamaica, en la Fundación Sebastian, en Ciudad de México.

“La raíz de todo este proyecto nace después de la pandemia, después del Covid y yo propuse un proyecto para el Fonca, todo esto lo hice con el apoyo del Sistema de Creadores y digamos que son un poco las reflexiones que tuve cuando estábamos en esta reclusión terrible”, detalla.

Las piezas son collages, técnica apropiada para que todas estas ideas de Ayala tuvieran salida, pues las obras cuentan la historia del viaje de una pareja, hace referencia a la historia de migración de su familia, la cultura vasca, de donde viene la referencia a los vinos, a su lenguaje y más. En entrevista, Ayala disecciona las partes que forman a esta serie de pinturas.

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Con una serie de piezas, el creador formó un collage, una especie de fotonovela en la que, explica, cuenta la historia de una pareja. (16/04/2025) Foto: Carlos Mejía | El Universal
Con una serie de piezas, el creador formó un collage, una especie de fotonovela en la que, explica, cuenta la historia de una pareja. (16/04/2025) Foto: Carlos Mejía | El Universal

“Toda la serie tiene que ver con el vino, sobre todo con los nombres del vino, con el orujo, con el hollejo, el mortiño, tantos nombres que ha adquirido a lo largo de la historia. Para emular el color del vino, utilicé el carmesí alizarina, que es uno de los principales colores de la cadena de Windsor & Newton”, cuenta el pintor.

El maestro en artes visuales por la UNAM dice que para esta obra buscó otros puntos de coincidencia para sumarlos a la serie y así fue como llegó a la Jamaica del título, que comparte color con el vino, hace referencia a su vida en México, pero el hilo lo conecta hasta la región vasca, de donde provienen sus bisabuelos, pues “hamaica” es como se dice el número 11 en la lengua euskera.

“Ahí empieza, digamos, el juego con las palabras, porque tengo toda una serie de piezas, un collage como yo digo, que es como una especie de fotonovela. Es la historia de una pareja que está construida como una especie de diario de viaje, como una especie de bitácora en donde surgen palabras en euskera y en alemán”.

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Esta exposición también parte de la “fascinación” del artista, como el “mundo compartido entre España y Francia”, la arquitectura, que está presente en las obras en dibujos de catedrales góticas y planos, así como la música y Pitágoras: “Ahí hay todo un código, ahora sí como una especie de regla de oro que siempre acompaña a los pintores, entonces todo eso digamos que está un poco cifrado y conviven partituras de Bach, de Schumann, de Mozart, con el vino y la arquitectura”.

La técnica del collage es algo nuevo para el pintor, que buscó salir de su zona de confort. “Decidí cambiar mis procesos y casi todo lo que pinté es muy dibujístico. Era para aprender a ver de otra manera, después del Covid, ya no hay manera de estar en donde estabas”, declara Ayala.

De vinos y jamaica estará hasta el 10 de mayo en Fundación Sebastian. La entrada es libre.

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