Para el dramaturgo, director de teatro, ensayista y actor (Ciudad de México, 1948), la convocatoria nacional 2025-2026 para artistas, creadores, compañías y agentes culturales de teatro y danza “presenta graves errores y problemas”.

“No hay peor política cultural pública que dar respuestas simples a problemas complejos”, continúa el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2006. “Es una respuesta inmediata y simple que resultará contraproducente; es un proyecto dispendioso y demagógico. Dispendioso porque va a ser contraproducente, porque es invertir en lo eventual y no en lo estable, no en lo que estructura y crea infraestructura. Resulta que es como maicear a los hacedores de teatro con un poco de dinero para dar funciones de lo que ya produjeron. Por lo tanto, obedece a criterios cuantitativos que no responden a la necesidad y al derecho social del teatro. Multiplicar el teatro porque sí no es crear ni interlocución ni espectadores ni responder al derecho social al teatro”. 

El 27 de marzo, en el marco del Día Mundial del Teatro, la secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel, y el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, firmaron el convenio de colaboración que le dio vida a la convocatoria; con un fondo de 30 millones de pesos y con el objetivo de darle un aire nuevo a la Red Teatral del IMSS, que en el pasado marcó uno de los capítulos más importantes en la historia del teatro mexicano.

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La convocatoria asignará 300 mil pesos para cada uno de los 100 proyectos de teatro o danza ganadores, los cuales deberán usar dos teatros de la red del IMSS. En la imagen, el Isabela Corona, ubicado en Tlatelolco. Fotos: Darío Luna / EL UNIVERSAL
La convocatoria asignará 300 mil pesos para cada uno de los 100 proyectos de teatro o danza ganadores, los cuales deberán usar dos teatros de la red del IMSS. En la imagen, el Isabela Corona, ubicado en Tlatelolco. Fotos: Darío Luna / EL UNIVERSAL

La convocatoria cierra el 30 de mayo (abrió el 8 de abril). Se presenta a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y está dirigida a artistas, creadores, compañías y agentes culturales que presenten proyectos escénicos en danza y teatro para participar en un circuito regional. Serán hasta 100 proyectos que recibirán 300 mil pesos, cada uno, para presentar seis funciones en dos teatros del IMSS (uno del lugar de residencia del grupo o artista; otro de la región o circuito que se trazó a nivel nacional; son siete regiones que cruzan por Ciudad de México, Querétaro, Michoacán, Zacatecas, Sinaloa, Baja California y Campeche). “Los proyectos que se postulen deben ser obras previamente estrenadas” y, para los artistas, tres años de trayectoria profesional constante y comprobable, se lee en la convocatoria. 

Ese “dar un poco de recursos para funciones”, continúa Tavira, “es dispendioso por contraproducente”. 

El director teatral Mario Espinosa (Ciudad de México, 1958) afirma que se desconoce la mitad de las cosas de la convocatoria y que ésta plantea más preguntas que respuestas. “Habría que hacer la cuenta exacta, pero el uso que tendrán los espacios por año será poco.  Luego hay otras preguntas que surgen, ¿qué tipo de producciones serán?, ¿medianas?, ¿grandes?, ¿monólogos? Darán funciones, pero, ¿qué aparato hay y para qué? Con tan pocos recursos, yo no sé qué capacidad técnica tengan, y lo más grave, ¿qué capacidad para convocar al público fuera de su localidad van a tener?, ¿cómo calentar un espacio en el caso de que se haga en recintos que han estado cerrados?, ¿habrá convenios con la misma institución u otras entidades para que esas funciones sean atendidas por el público?”

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Artistas creen que sólo podrán hacer obras “minimalistas”. Las imágenes son del teatro Legaria, también del IMSS. Fotos: Hugo Salvador / EL UNIVERSAL
Artistas creen que sólo podrán hacer obras “minimalistas”. Las imágenes son del teatro Legaria, también del IMSS. Fotos: Hugo Salvador / EL UNIVERSAL

Los 300 mil pesos, por ejemplo, ¿son un recurso pequeño o grande?, se pregunta. “Depende del tamaño de la producción, quién la produzca, qué recursos tenga. Y eso no está en los criterios”, continúa. 

El actor y director Fernando Canek hace sus propios estimados: “Si la bolsa es de 300 mil por proyecto, a seis funciones, levantar el telón por función equivale a 50 mil pesos. Estamos hablando de obras de muy bajo costo, poco elenco, poca escenografía y vestuario austero para que los costos estén cubiertos. Por darte un comparativo, EFIArtes da una bolsa de 2 millones para temporadas con un mínimo de 10 funciones (creo que tanto para teatro como para danza). Esto nos habla de sueldos que el estímulo del IMSS no permite tabuladores competitivos ni con otras convocatorias para estímulos. Hablamos de que la convocatoria del IMSS alcanza para puestas minimalistas, o con escenografía y rider técnico que quepa en una camioneta personal o de renta, pero muy pequeña”.

Uno de los puntos que más dudas genera es el 7.4, respecto a la evaluación artística de los proyectos: “No se considerarán proyectos que promuevan la violencia, discursos de odio (racistas, machistas, misóginos, clasistas, etc.) o contenidos discriminatorios”. 

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Uno de los puntos que alertan en la convocatoria es que las agrupaciones deben consideran que los espacios no cuentan con plantilla técnica. En la imagen, el teatro Juan Moisés Calleja, en Reforma. Foto: Darío Luna / EL UNIVERSAL
Uno de los puntos que alertan en la convocatoria es que las agrupaciones deben consideran que los espacios no cuentan con plantilla técnica. En la imagen, el teatro Juan Moisés Calleja, en Reforma. Foto: Darío Luna / EL UNIVERSAL

“Es muy poco claro”, retoma la palabra Espinosa. El teatro explora los conflictos humanos, dice, y todos tienen algún tipo o grado de violencia. Ese inciso “es un candado a cierto tipo de teatro que sería natural que se hiciera ahora. El teatro habla del mundo contemporáneo en el que vivimos, se refiere a la realidad y eso es parte de la realidad. Es muy ambiguo lo que quiere decir ese punto. Nada más hablar de cosas hermosas y conflicto sin conflicto, no creo que quiera decir eso”.

Tavira complementa: “¿Cómo vamos a propiciar el teatro, coartando, para empezar, la libertad de expresión y la misión del teatro, que es mostrar al espectador su realidad? Es más, producir un teatro que le dé la espalda al sufrimiento social es enajenar y contribuir a la enajenación de la conciencia. Para eso tenemos más que suficientes telenovelas, ¿por qué el teatro tendría que darle la espalda al acontecimiento que está sufriendo la sociedad? De manera que sí, insisto en que es demagógico”.

El inciso 2.3 de las características de la pieza también es alarmante: “Las puestas en escena postuladas deberán adaptarse técnicamente a los espacios escénicos del IMSS participantes en esta convocatoria. Las agrupaciones deberán trabajar con el equipamiento técnico disponible en cada teatro, considerando que los espacios no cuentan con plantilla técnica. Cualquier material adicional para el foro, así como de insumos, equipamiento técnico o de personal técnico externo, será responsabilidad de cada agrupación”.

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Especificación que para Tavira tiene un significado claro: “Un teatro sin técnicos es un local abandonado a un sistema de vigilancia y lo que hay es un problema que nunca han querido enfrentar, justamente en una instancia cuya misión y vocación e identidad es el servicio a los trabajadores. Es una instancia también de atención laboral y no puede tener una buena relación con los sindicatos. Porque claro, ha habido una muy mala relación de los sindicatos técnicos y los teatros públicos. Entonces, como en todas las cosas, en lugar de enfrentar el problema y encontrar la solución, lo que hacen es negarlo. ¿Cómo puede haber un teatro digno sin equipos técnicos? Si no hay equipos técnicos, tampoco va a haber los suficientes instrumentos tecnológicos para dar una función con dignidad”. Los honorarios de transporte y gastos para que los proyectos participen en algún circuito también deben salir de esos 300 mil pesos asignados. 

Canek complementa: “Generalmente la planta técnica que ofrece el propio teatro ya atiende las necesidades básicas de una obra sin tramoya. Una producción de mayor escala, con necesidades de montaje y utilería tendría que contar con un equipo de producción propio”. 

La actriz y activista cultural Dobrina Cristeva, quien también forma parte del Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte de México (Moccam) afirma que “los teatros del IMSS son espacios indispensables y tenerlos en el abandono es un enorme desperdicio tanto para el público como para la institución misma”; palabras que le dan un tono loable a la convocatoria.

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Cristeva apuesta que, si no en esta edición, espera que en el futuro se logre, poco a poco, la circulación nacional de las obras: “La convocatoria es para un tipo específico de proyecto que no se puede aplicar a todos”.

Hay que reconocer, dice, que se busca ofrecer obras gratuitas para el público, pero es un aspecto exento de un doble filo. “Si los hospitales del IMSS a veces no tienen recursos para operar, evidentemente los teatros están en el último lugar de la fila. Cobrar un precio módico ayudaría enormemente a mantenerlos y equiparlos; esto a veces se confunde con un esquema de izquierda, pero yo que vengo de un país comunista puedo decir que nada es gratis”, recalca la actriz búlgaromexicana.

Para el actor Jose Carriedo Tellez, la convocatoria está regida por una lógica de hacer mucho con pocos recursos. “Un foco rojo son los viáticos: si deben viajar los artistas, más los técnicos, más el director estamos hablando de ocho o diez personas por obra. Las funciones son gratuitas, entonces se comprende que ya está pagado todo, pero los recursos se deben adaptar técnicamente a los espacios”. 

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Varias de las consignas de la convocatoria, además, parece que fueron escritas por un fanático y recalca cómo la obra de Shakespeare, bajo una mala lente, podría tacharse de ser políticamente incorrecta.   

El creador escénico José Antonio Cordero lamenta que en México no haya una red de técnicos escénicos, por lo que estima probable que haya un déficit de personal, y se pregunta qué va a pasar con los teatros que se tienen en comodato. “¿Cómo van a participar en la convocatoria? En Teatros como el Xola e Independencia, ¿cómo van a hacer convivir estas obras?” También cuestiona la repartición de recursos y señala que sería más eficaz darle un millón al año a las producciones, por ejemplo, que dividir 30 millones entre 100 artistas o agrupaciones. 

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