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Confabulario presenta en su versión digital una crónica que explora el movimiento sonidero por diferentes escenarios de baile, y que da cuenta del origen de este fenómeno con referentes musicales del cono sur.
Este año, los sonideros cobraron resonancia en los medios y espacios públicos, en el Zócalo se realizó un evento masivo donde participaron varios exponentes, el más destacado: Ramón Rojo Villa, La Changa. Todo esto a raíz de un incidente con la alcaldesa de Cuauhtémoc, lo que dio pie a que el movimiento pisara un terreno sinuoso: la política.
A raíz de ello, la UNESCO promovió una declaratorio de patrimonio inmaterial a esta expresión nacida en los barrios y la periferia, un detalle simbólico importante, pero insuficiente aún, considera David Mendoza de Sonido Retro, figura que ha liderado la lucha para que los sonideros tenga bases y condiciones para subsistir fuera de la irregularidad, como el ambulantaje.
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A través de entrevistas con los protagonistas del movimiento, recorremos la historia de los sonideros: su titubeante origen, su consolidación tras la importación de nuevos géneros musicales, donde resalta un personaje clave: don Pablo Perea de León.
La Changa, ídolo de las masas, conversa sobre sus orígenes y hasta donde ha permeado su sonido, luego de un evento en Estados Unidos, considerado un parteaguas. El saludo sonidero, dice el autor de esta crónica, es la forma elemental del habla del barrio: remite a la identidad del que escucha la música presente en la pista de baile, de los que marcan los pasos, de los paisanos que en bola festejan, el saludo sonidero crea pertenencia.
A este tema lo acompañan retratos de DJ y espectadores de la Ciudad de México, una mirada a los escenarios que el sonido ameniza.
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