“Los salones y pasillos volvieron a llenarse de música, danza y entusiasmo con la comunidad artística que inicia un nuevo ciclo formativo”, dice el boletín oficial publicado en el Facebook del Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY).

Quién lo escribió, con bombos y platillos, tal vez escuchaba en ese momento el cálido sonido de las gotas de lluvia al caer o simplemente leía una descripción de la Sexta Sinfonía de Beethoven, cuyo cuarto movimiento se llama “Relámpagos, tormenta”.

Y es que los salones y pasillos, a la par de llenarse de entusiastas chicos y de sacrificados profesores, se han atiborrado, por doquier, de cubetas de plástico y botes por todas partes, para atajar las decenas de goteras que invaden este edificio.

La “Sinfonía de la cubetas” podría titularse alguna obra que relate cuál es la situación de un centro de excelencia artística, ajeno a las demagógicas “utopías” o a los conciertos masivos que dan relumbrón al gobierno de la señora de los baches, Clara Brugada.

Lee también:

El CCOY “sigue siendo referente de la enseñanza artística. Hoy, entre zapateados y ensayos corales, el recinto afirma su vocación vivo de aprendizaje, con biblioteca, fonoteca, videoteca y aulas…”

Imagen compartida en redes sociales por alumnos del Centro Cultural Ollin Yoliztli para evidenciar la falta de mantenimiento en el inmueble. Especial
Imagen compartida en redes sociales por alumnos del Centro Cultural Ollin Yoliztli para evidenciar la falta de mantenimiento en el inmueble. Especial

Ignoro si alguna vez la señora Brugada ha visitado ese recinto tan olvidado desde hace un cuarto de siglo, desde que nos gobiernan los mismos personajes, con un falsete tan falso como su discurso a favor de la cultura.

Por supuesto que no es la primera vez que las goteras se asoman a este lugar, pero no creo que la señora de los baches quiera adjudicar la responsabilidad al gobierno pasado, cuando gobernaba nuestra presidenta.

Las fotos de la nota de prensa parecen sacados de un conservatorio en Dinamarca, nada que ver con las fotos reales que, en ese mismo espacio, han colocado jóvenes alumnos que, además, han escrito comentarios como estos:

"Las instalaciones se están cayendo a pedazos, urge que la secretaria de cultura tome cartas en el asunto, no es posible que siendo una de las escuelas más importantes del país se encuentre en tan deplorables condiciones".

Lee también:

Otro más dice:

"No solo de música, también se llenan de agua con estás lluvias y tremendas goteras".

Un último:

"Me titulé hace un año y regresé a mi ex escuela hace unos días y está peor que cuando me fui".

Creo que el espíritu de los alumnos y los maestros es algo digno de admirar, ¡mantienen a esa escuela en pie! Pero favor de no ser cínicos y responsabilizarse un poco de esta gran escuela que saca a grandes artistas. ¡Repintarla cada 3 años por fuera no es mantenimiento!

Pero el problema no es solamente que se gotee, la humedad que existe por todas partes deteriora tanto a la salud de alumnos, profesores y trabajadores, como a los instrumentos musicales que se dañan.

Otra víctima es la biblioteca, donde han puesto unas toallas para evitar la humedad; partituras y libros sufren este fenómeno (por cierto, vergonzosamente han cerrado el Libro-Club fundado por Alejandro Aura hace 25 años) Los libros, generalmente donaciones por la comunidad, están puestos a quien corresponda.

La Sinfonía de las cubetas debe cesar.

“El agua llegará a toda la ciudad, vivas donde vivas”, aseguró la señora de los baches; juró que a las aulas de la Ollin no es necesario.

El agua es vida, pero en una escuela es y significa todo lo contrario.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses