En su segundo día (de cuatro),  el Festival Pitchfork llevó al escenario algunos de sus nombres más esperados (la mexicana Silvana Estrada, los brasileños Rodrigo Amarante y Tim Bernardes y los ingleses Black Country New Road) quienes ofrecieron en su conjunto una tarde/ noche musical y performática que no defraudó a los asistentes.  

Si bien hubo algo de incertidumbre en las semanas previas al festival por los rumores de una probable cancelación (relacionados con la reciente tragedia del Axe Ceremonia y al consiguiente comunicado publicado en el que los organizadores anunciaban estar evaluando reprogramarlo o cancelarlo por respeto a las víctimas), al final, se decidió que el evento seguía en pie con algunos inevitables ajustes —y el público no puso peros, asistió, se congregó, sin incidentes que lamentar.. 

“¿Qué música es esta? “ escuché que un guardia interrogaba al otro, cuando llegué, “es la tal música alternativa que le dicen”. Y en efecto: alternativa ha sido una etiqueta empleada por Pitchord para describir lo que ofrece desde que se creó como festival  en Chicago (en 2011). En esta edición, durante el primer día de actos en el Fray Nano, el epíteto tomó contornos que lindan con la trova (a pesar de que este género se desarrolla muy independientemente del circuito alternativo, a través de festivales como el TrovaFest).

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El sonido de Black Country, New Road fusiona post-punk, rock experimental y jazz, evolucionando hacia arreglos bucólicos y armonías vocales compartidas. Hugo Salvador/ El Universal
El sonido de Black Country, New Road fusiona post-punk, rock experimental y jazz, evolucionando hacia arreglos bucólicos y armonías vocales compartidas. Hugo Salvador/ El Universal

Y es que, antes de la deslumbrante clausura de la banda británica de post-rock- indie- progresivo Black Country New Road, hicieron aparición en el escenario casi exclusivamente artistas con una propuesta sonora centrada en la guitarra y la voz (y, en el caso de Silvana Estrada, en el cuatro venezolano y la voz). Este formato —representativo de la trova y, más recientemente, de lo que pasó a ser conocido como la canción de autor— fue acudido, por ejemplo, por Rosas, proyecto abridor del festival que, frente un público todavía no muy numeroso (pero muy atento y con la mejor energía, eso sí) aprovechó para cantar algunas de sus canciones clásicas en guitarra y voz pero, también, para presentar otras en un formato full-band, nunca antes por él experimentado (una curiosidad es que en su banda toca la batería Mariela, la vocalista trip-hopera de Sueño a Marte).  

Por su parte, la sirio-estadounidense Bedouine, cuando llegó su turno, hizo uso tan solo de su guitarra y de sus canciones con influencia armenia y árabe para deleitar apaciblemente (en un ingles muy claro) a un público que seguía llegando. A su vez, guitarra y voz también fue el formato elegido por los brasileños Tim Bernardés y Rodrigo Amarante. Uno después de otro, cautivaron fuertemente  y demostraron que, cuando se trata de canciones, la incomprensión de un idioma (en este caso, del portugués) no representa un impedimento para lograr conectar. Primero Tim, el menor de los dos (pero ya con una trayectoria formidable) conquistó a los presentes cantando con su aguda y delicada voz  temas de su disco Recomeçar  (que habría sido nominado al Grammy Latino en 2018). Posteriormente vendría el turno del experimentado Rodrigo, artista multinominado al Grammy y colaborador de proyectos tan grandes como la banda Los hermanos y LA Phlip (la orquestra de Gustavo Dudamel) quien no dejó a desear, dando un show melancólico que cerraría con broche de oro con la interpretación de "Tuyo", la internacionalmente famosa canción que sirvió de soundtrack para la serie de Narcos. 

Rodrigo Amarante cautivó al público con su voz melancólica y una interpretación íntima en solitario.Hugo Alejandro/ El Universal
Rodrigo Amarante cautivó al público con su voz melancólica y una interpretación íntima en solitario.Hugo Alejandro/ El Universal

Era el turno de Silvana Estrada, para muchos de los presentes el proyecto más esperado de la noche. Oscurecía. Desconozco la razón pero el cielo se veía lila y eso le daba un toque mágico a la atmosfera. Silvana cantó, acompañada de su cuatro venezolano y, en segundo plano, de una orquestra con cuerdas y con un piano de cola incluido, sus canciones más emblemáticas, entre ellas "Sabré Olvidar" y "Detesto en mí" . Y el público, ya en este punto en su auge, las coreaba.  Destaca el tratamiento no convencional que esta artista (influida profundamente por la música de su natal Veracrúz)  da en su performance a los finales de las canciones, conformando ese momento como uno de riqueza sin igual en la canción, el cual no es cliché y excede la mera demostración de virtuosismo, pareciendo actuar, más bien, desde la exploración vocal sutil. 

Silvana Estrada emocionó al público con una interpretación cargada de sensibilidad y raíces veracruzanas.
Silvana Estrada emocionó al público con una interpretación cargada de sensibilidad y raíces veracruzanas.

Hacia el fin de su intervención, invitó a subir al escenario tanto a Bedouine como a Tim y Rodrigo. Junto a estos dos cantó "Coqueiro de Itapoã" de Dorival Caymmy, a tres voces, dando lugar a un fin de espectáculo de singular belleza. 

  ¡Fue un gran día, sin duda!  

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