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Nacimos juntos, como hermanos gemelos. No sólo gemelos, sino siameses. Porque, en aquellos años, hacia 1450, cuando Johannes Gutenberg inventó la imprenta en la ciudad alemana de Maguncia, editores e impresores éramos uno mismo. No había distinción.
Anteriormente, los libros habían sido elaborados a mano, lo que en muchas ocasiones los hacía, además, verdaderas obras de arte, pues con frecuencia estaban profusamente ilustrados. El proceso artesanal limitaba la producción a muy pocos ejemplares, a los que sólo la nobleza y el clero tenían acceso.
Con la invención de la imprenta, se abrió el conocimiento a toda la población, lo que representa uno de los grandes hitos en la historia de la humanidad. Por primera vez, las clases populares podían leer la Biblia y muchos otros textos antes reservados para unos cuantos.
Ese fue el momento creacional de las industrias editoriales y de las artes gráficas. Con el paso del tiempo, estos hermanos gemelos se fueron especializando y separando, aunque no hemos dejado de caminar de la mano, como preciados aliados.
Ambas industrias nos hemos adaptado de forma exitosa a los vertiginosos cambios tecnológicos de los últimos 25 años. En la actualidad, la industria de las artes gráficas está presente en prácticamente todos los productos que consumimos, además de libros y revistas, a través de empaques, etiquetas, promocionales diversos, etcétera.
Recientemente tuve oportunidad de participar tanto en los festejos por el 60 aniversario de la Cámara Nacional de las Artes Gráficas, que coincide además con los 60 años de la Cámara de la Industria Editorial, así como en la ceremonia del Premio Nacional de las Artes Gráficas, organizada por la Unión de Litógrafos de México. Es en verdad un orgullo contar con una industria tan pujante, y que las artes gráficas de México sean reconocidas a nivel internacional.
En un informe de la industria se menciona que: “Con la adopción de tecnologías innovadoras y un enfoque cada vez mayor en la sostenibilidad, las empresas gráficas mexicanas están evolucionando para enfrentar un panorama cambiante y competitivo”.
“La sostenibilidad ha dejado de ser una tendencia pasajera para convertirse en una prioridad fundamental dentro de la industria gráfica. Las empresas están adoptando prácticas más ecológicas, desde el uso de materiales reciclables y tintas respetuosas con el medio ambiente, hasta la implementación de procesos de producción energéticamente eficientes. Esta transformación responde tanto a las demandas de los consumidores como a la necesidad de cumplir con estándares internacionales de sostenibilidad”.
Tanto la industria editorial como la de las artes gráficas hemos asumido con determinación y responsabilidad un compromiso con la sostenibilidad. Ambas hemos firmado importantes acuerdos con el Forest Stewardship Council, o FSC, que es una certificación voluntaria para la silvicultura sostenible que promueve una gestión de los bosques del mundo ambientalmente sana, socialmente beneficiosa y económicamente viable.
En todas nuestras actividades, y por supuesto en nuestro compromiso con el medio ambiente, contamos con un invaluable aliado en la industria del papel. Mucha gente no lo sabe, pero nuestra industria del papel es líder internacional en varios rubros en cuanto al cuidado del medio ambiente.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, la explotación responsable de bosques no deteriora el medio ambiente. Al contrario. En países como Brasil, Chile, Canadá y Estados Unidos, sus políticas públicas (inexistentes en México) han dado como resultado grandes plantaciones forestales comerciales, que son sustentables y que generan grandes riquezas y derrama económica.
A pesar de todo, la industria del papel en México ocupa el cuarto lugar a nivel internacional en cuanto a la tasa de reciclaje de papel, cercana al 90%, y es líder mundial en el uso de agua por tonelada de papel producida. Un orgullo poco reconocido.
Estas tres industrias, la editorial, la de las artes gráficas y la del papel, a pesar de no contar con políticas públicas que impulsen nuestro desarrollo, de haber sido ignoradas durante años por diferentes gobiernos, nos hemos reinventado, nos hemos adaptado y hemos sido un pilar fundamental para el desarrollo del país.
Como en muchos otros sectores, cabe preguntarse ¿qué tan alto podríamos llegar de contar con políticas públicas adecuadas? En todo caso, nuestro compromiso con México es inquebrantable. Seguiremos, como siempre, dando lo mejor de nosotros, en favor de un país más próspero, más justo y democrático.