Lee también: El impulso estético no deja que la vida nos abrume
Crece pegada a la rugosidad del silencio,
escala todos los días, toda la noche
centímetro a centímetro gana espacio,
cubre lo que toca, todo lo inunda,
tarántula de placer silenciosa,
afianza sus patas y sus pinzas,
para erguirse deseo chupa y seca
el cuerpo que ama y necesita,
ya está creciendo en esta página
respira a cada trazo de mi pluma,
cubre de líneas y lianas estas frases,
porque los movimientos de mi mano
su ser de hembra excitan y provocan,
dejo que surja, permito que se afiance;
devora mis palabras, roe mi sangre,
verla trepar es otra forma del éxtasis,
erecta escorpiona de mil raíces,
la enredadera chupa lo que digo,
intuye lo que callo, mis pensamientos;
empuja, arremete, monta, cabalga;
su hambre me pisa los talones,
no temo a su fuerza de varona en celo,
más temprano que tarde
la enredadera destruye lo que ama.