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Cuando sus hijos eran pequeños, el escritor y periodista Héctor Abad Faciolince nunca les escribió un libro. Fue hasta su edad adulta que les dedicó 4 dedos, su más reciente relato quecoincide con su estreno como abuelo, es decir, con el nacimiento de sus primeros nietos, unos mellizos. Esa experiencia lo ha llevado a reflexionar sobre el amor infinito, la intolerancia que permea en el mundo y el texto que escribía cuando fue testigo de la muerte de dos gemelas ucranianas durante un ataque ruso a un restaurante.
En entrevista, el autor de El olvido que seremos y Salvo mi corazón, todo está bien, reflexiona acerca de las debacles que puede ocasionar el gobierno de Donald Trump, sus recuerdos con la escritora Victoria Amelina y la cultura como el principal eslabón de la evolución humana. La charla se realiza a propósito de 4 dedos, libro editado por CIDCLI e ilustrado por Karina Cocq, donde el protagonista es un niño que despierta dándose cuenta que en su pie derecho sólo tiene cuatro dedos.
¿Tuvo siempre el deseo de escribir libros para sus hijos?
Es curioso, nunca escribí cuentos infantiles cuando mis hijos eran pequeños. Les leía muchísimo, recuerdo que con mi hija gozábamos los relatos de Pippi Calzaslargas de Astrid Lindgren. A mi hijo le leía Harry Potter, entre otros muchos cuentos. Otro libro que recuerdo son las fábulas tradicionales italianas recopiladas por Italo Calvino.
Aunque he escrito todos los géneros (ensayo, poesía, cuento, novela), nunca escribí cuentos infantiles y ahora lo hago cuando ya tengo edad de abuelo. Quizás preparándome para esto que me acaba de ocurrir: tener mellizos.
He escrito dos libros infantiles, el primero está dedicado a mi hija, se llama Una bolita plateada, sólo está publicado en Colombia. El segundo es 4 dedos que tuvo una primera edición colombiana y ahora está en México.
¿Aún es necesario obviar las diferencias que existen entre culturas?
Desgraciadamente estamos volviendo a una época en la que pareciera que no podemos ser distintos, donde todos tendríamos que estar uniformados. El nuevo presidente de Estados Unidos, por ejemplo, dice que sólo hay dos sexos, el masculino y el femenino. Cualquiera que se distancie un poco de la norma, no tiene lugar en sociedades que tienden a un conservatismo muy absurdo.
En mi cuento trato de hacer ver cómo una pequeña diferencia, que puede parecer intrascendente, es motivo de colocar a las personas en entredicho. Esto tan ridículo y pequeño de que le falte un dedo a un niño puede crecer el señalamiento, ya no pensemos qué sucede cuando eres homosexual, bisexual, transexual o cuando tienes otro tipo de diferencias que creíamos que hoy se podían manifestar libremente en sociedades más avanzadas.
No es que 4 de sea un cuento didáctico o relato político, fue una ocurrenciados, es simplemente una fantasía, pero las fantasías por algo se dan. La defensa de ese niño distinto sí se puede extrapolar a diferencias más grandes que afortunadamente hay entre los seres humanos.
Es decir, así como hay zurdos y diestros no veo por qué no admitir que seamos de muchas maneras. Ahora pareciera que es sólo la ley del más fuerte porque el más poderoso, más rico, más arrogante, más ambicioso, el que tiene más codicia es el que tiene la razón.
En los cuentos infantiles, los prepotentes suelen tener su merecido, esos personajes tienen un ser amado, un niño, un nieto o un hijo con problemas y allí se dan cuenta de que cuando uno ama, el amor pasa por encima de cualquier diferencia y éstas son aceptadas.
¿Y cuándo esas diferencias no se entienden? En el cuento la abuelita llama al sacerdote para averiguar el enigma de su nieto.
Todos nacemos en un tipo de sociedad con tradiciones y creencias, es bastante normal que la abuela de otra generación piense que rezando, echando agua bendita o pidiendo milagros se puedan resolver los problemas.
Afortunadamente hay otra época, por ejemplo, en la misa de celebración por el mandato de Trump vimos que una obispa ─ hasta hace poco no estaba permitido que hubiera mujeres como autoridades eclesiásticas- le recordó los derechos de las minorías que ahora tienen miedo de ser discriminadas. Me gustó mucho que fuera una obispa quien hablara porque a un lado estaba el vicepresidente J.D. Vince que es un católico tradicionalista.
La iglesia católica, que es mayoritaria, debería defender los cambios a favor de los derechos de las mujeres, también reconocer a las parejas homosexuales y no verlas como un pecado o un desorden grave.
¿La evolución es poner en valor nuestra vida y entorno?
Hay una evolución biológica. Nosotros venimos de primates más antiguos y hemos llegado a ser una especie curiosa, una especie que habla, que se ríe, que cuenta chistes, que llora, que tiene largos duelos, que cocina y es interesante lo que ha producido la evolución en la manera de ser de los humanos.
Pero hay otra evolución, la cultural y es la que nos permite deshacernos de mitos, costumbres y tragedias del pasado. La humanidad ha dado pasos positivos en su evolución cultural. No se puede negar que una evolución es dejar atrás la esclavitud, como también deberíamos dejar atrás muchas otras cosas, pero es una lucha con los que quieren mantener opiniones caducas y conservar lo que ellos llaman la moralidad real.
También había habido una evolución humana positiva al instaurarse leyes internacionales que establecían que las fronteras eran sagradas, que los territorios no podían usurparse por los poderes más fuertes. Ahora nos damos cuenta que en el caso de Putin, de Netanyahu y ahora con las amenazas de Trump que así como hay evolución también hay involución. Volvemos a la ley del más fuerte y del que tiene más dinero, ellos mandan y no aplican leyes ni reglas.
¿Sigue siendo un activista por la libertad de Ucrania?
Sí, sigo siendo un defensor de Ucrania contra la invasión de una potencia nuclear. Ucrania devolvió sus armas nucleares al separarse de la Unión Soviética a cambio de algo muy sencillo: la integridad territorial. Ha habido dos invasiones de Putin: en el 2014 a la península de Crimea y en el 2022 a toda Ucrania con el intento de tomar Kiev y de cambiar el gobierno para poner a un títere. Sigo defendiendo el derecho de Ucrania no sólo a existir sino a defenderse mientras siga siendo invadida.
¿Escribirá sobre esa guerra?
Sí, es lo que estoy escribiendo desde hace un año y medio, desde que me tocó ser testigo de un ataque contra un restaurante, un crimen de guerra porque era un blanco de civiles y me tocó ser testigo de la muerte de 13 personas, entre ellas dos niñas gemelas de 14 años y también de una escritora muy joven de la edad de mi hija, Victoria Amelina, que estaba cenando con nosotros, con un grupo de amigos, estaba sentada frente a mí cuando una esquirla de un misil lanzado por el ejército de Putin acabó con su vida.
¿Hay algo a través de la literatura que quisiera decirles a sus nietos para protegerlos?
Es muy curioso, ahora decía que en el atentado que sufrimos en Ucrania, en la ciudad de Kramatorsk, donde murió la escritora Victoria Melina, habían muerto también dos gemelas, dos niñas de 14 años. Vengo escribiendo este libro, pero ya había escrito sobre esas gemelas mucho antes de saber que mi hija estaba embarazada y que además iba a tener mellizos.
Es un azar, tampoco digo que sea una intervención divina, pero es curioso, hay ciertas simetrías en la realidad, ciertas personas se te presentan como una muestra de la fragilidad humana. Mis nietos nacieron antes de tiempo, son bebés prematuros, pero son dos criaturas absolutamente maravillosas, están aferradas a la vida. Eso produce un amor infinito y el hecho de que sean niños como las niñas de Ucrania o que sean bebés como mis nietos los hace sumamente frágiles, pero están protegidos por el desarrollo de la medicina.
Volviendo a la evolución, una de las pocas cosas que se puede decir que ha mejorado en la historia humana, es la medicina. Es mejor una sociedad con anestesia que sin anestesia, con incubadoras que sin incubadoras, con vacunas que sin éstas aunque ahora hay una involución porque se nombrará como ministro de salud de Estados Unidos a una persona que se opone a ellas (Robert F. Kennedy Jr.), ya veremos las consecuencias.
Vivimos un momento en que se está imponiendo la mentira, el oscurantismo y además la desprotección contra las fake news. Los más ricos toman decisiones con tal de obedecerle al nuevo presidente. El dueño de Facebook ya dijo que no hará control de las mentiras ni de las incitaciones a la violencia, porque eso forma parte de la libertad de expresión.
Entonces, tenemos libertad de expresión para los falsos y poca libertad de expresión para los que, por ejemplo, defendemos a los de “débiles” y diferentes.
Menciona que los líderes no tienen que ser orgullosos, ¿es un aprendizaje que nos falta a todos?
Son muy peligrosas las personas que se sienten ungidas por algo, incluso por un poder sobrenatural, personas que sobreviven a un atentado donde le rozan una oreja y dicen que fue salvado porque estaba destinado a algo muy importante; habría que preguntarle al bombero que murió protegiendo a los demás en ese mismo atentado ¿por qué Dios resolvió matarlo y salvar al otro señor?
Podría decir que como yo estuve a punto de que me mataran en Ucrania, Dios me destinó a algo importantísimo para la salvación de qué sé yo (¿de la literatura infantil?). Eso es una ridiculez, el azar existe y también la gente mala que atenta contra personas inocentes. Me parece muy mal que hayan atentado contra un candidato presidencial, pero no es una cuestión divina, es una cuestión de sociedades enfermas donde las armas son de libres compra y venta o de sociedades enfermas donde tirar misiles contra restaurantes, pizzerías, estaciones de tren, hospitales y escuelas, parece legítimo.
¿Visitará pronto México?
Espero ir cuando publique este nuevo libro, Ahora y en la hora. Ojalá sea en este 2025, el año de su promoción. México es un país que quiero mucho. Mi educación intelectual verdadera empezó cuando tenía 19 años en la Ciudad de México, en los talleres de la Casa del Lago y desde entonces, desde mi ya muy lejana juventud, siento por ese país un extraordinario apego y un cariño enorme, además, tengo excelentes amigos.