La palabra más monstruosa (Tusquets, 2025) es la ópera prima de la novelista Marlene Navarro Guevara, originaria de Reynosa, Tamaulipas, cuya narrativa, “visceral y desgarradora”, explora los efectos de la violencia familiar y social en México.

El relato presenta la historia de Héctor, narrador protagonista, y de su hermano Nicolás, dos niños que padecen los abusos de Martina, una madre insatisfecha y cruel, capaz de ejercer violencia física y psicológica frente a la inacción de un padre evasivo y pusilánime, reducido al papel de simple proveedor. Para sobrevivir, Héctor asume la defensa propia y la de su hermano, con el apoyo de sus amigos del barrio, Viridiana y Manuel, quienes también sufren la hostilidad del entorno y conviven en un espacio de intersección con mendigos y marginados.

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Marlene Navarro Guevara, escritora tamaulipeca cuya opera prima expone violencia familiar y estructuras sociales. Crédito: Planeta.
Marlene Navarro Guevara, escritora tamaulipeca cuya opera prima expone violencia familiar y estructuras sociales. Crédito: Planeta.

La novela posee una estructura fragmentaria que alterna pasado y presente a través de las retrospecciones. El punto de vista es subjetivo y se construye desde la mirada del protagonista, cuya voz oscila entre la tercera y la segunda personas; en este último caso, para ensayar un diálogo con el alter ego de la madre, verdadero antihéroe del relato: una figura narcisista y degradada, incapaz de inspirar afecto alguno.

El subgénero literario de La palabra más monstruosa es la novela de iniciación o aprendizaje (Bildungsroman), cuyas características se reflejan en el desarrollo forzado de la personalidad de Héctor: la solidaridad con su hermano, el apoyo de sus amigos y el crecimiento en medio de la opresión. Estas circunstancias lo obligan a forjar una identidad propia, pese a las heridas físicas y emocionales que lo acompañan.

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Algunas obras que evocan las peripecias de personajes jóvenes en su tránsito hacia la adultez, también conocidas como relatos de formación, son: El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, donde el desconcierto de Holden Caulfield expresa la transición adolescente a través de la rebeldía; Los ríos profundos, de José María Arguedas, donde Ernesto enfrenta un entorno hostil que lo obliga a crecer en la marginalidad y el dolor, a semejanza del destino de Héctor y su hermano; y Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor, que expone un México desgarrado por la violencia y los abusos, con una juventud que sobrevive en un mundo sin esperanza.

Temporada de huracanes es una obra que, al igual que La palabra más monstruosa, evoca las peripecias de personajes jóvenes en su tránsito hacia la adultez. Crédito: celdasliterarias.elclaustro.mx
Temporada de huracanes es una obra que, al igual que La palabra más monstruosa, evoca las peripecias de personajes jóvenes en su tránsito hacia la adultez. Crédito: celdasliterarias.elclaustro.mx

En cuanto al tema de la mujer opresiva, pueden recordarse tres clásicos fundamentales: en Carrie, de Stephen King, la madre fanática y abusiva es asesinada por su hija en un estallido sobrenatural de violencia; en La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, la madre tiránica muere a manos de su propio hijo, en un desenlace brutal que condensa toda la crudeza de la novela; y en La cándida Eréndira y su abuela desalmada, de Gabriel García Márquez, la abuela explotadora, figura materna siniestra, es asesinada tras someter a la nieta a una vida de esclavitud.

En La palabra más monstruosa, la madre —y, simbólicamente, la patria— se convierten en opresoras violentas de sus hijos. De este modo, la obra no solo retrata a una madre cruel, sino también a un sistema en el que la violencia se reproduce en los hogares, se hereda entre generaciones y termina por modelar identidades. La novela de Marlene Navarro convierte la vida íntima de dos hermanos en ejemplo de la fragilidad y la resistencia juvenil en el México actual.

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