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Oaxaca de Juárez.- Con una exposición de 124 obras de exponentes de diferentes épocas y distintas escuelas del arte universal y una biblioteca pequeña que cabía en un cuarto de 5x5 metros, hace 35 años abrió sus puertas el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), el primer espacio cultural que el maestro Francisco Toledo fundó en la ciudad de Oaxaca, y que decidió dedicar a la gráfica.
Este 29 de noviembre el IAGO llega a su 35 aniversario, con la presencia de su fundador a través de la exposición “Procesos”, conformada por más de 150 pruebas de estado y de autor. Piezas únicas de Toledo que no se habían mostrado anteriormente y que por esta ocasión se exhiben en el museo.
“El IAGO cumple un año más de vida con un valioso acervo de más de 60 mil libros, que por la cantidad está dividido en dos sedes, que lo hace ser una de las bibliotecas especializadas en arte más importantes de América Latina, a la que se suma una colección de obra gráfica de alrededor de 17 mil piezas”, señala el instituto.
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Además, este 2023 se cumplen 10 años de que en 2013 Toledo decidió dedicar el espacio a la gráfica por razones económicas y por su formación como artista. “Yo empecé como impresor, litógrafo y creo que un día se va a ver que lo más importante en mi obra, en cantidad y calidad, es la que he hecho de gráfica, más que pintura y cerámica”, afirmó entonces el artista zapoteco.
El llamado “oaxaqueño universal” reconoció tener una atracción y debilidad por las artes gráficas, lo anterior luego de que vivió en España y París, donde aunque estuviera pintando siempre buscaba talleres de gráfica.
Para el artista, el IAGO no sólo representó un sitio para acercar a más personas al arte gráfico y al mismo tiempo promover la educación artística, también fue un lugar desde donde gestó otros proyectos culturales, como el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), la Fonoteca “Eduardo Mata”, el Cineclub “El Pochote”, el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) e innumerables proyectos culturales y educativos.
Hace una década, cuando el IAGO cumplió un cuarto de siglo, Toledo dijo que francamente nada de lo que había emprendido lo hizo con la idea de que iba a trascender o que iba ser muy importante.
“Uno hace las cosas sabiendo que es necesario y nada más, pero no lo haces pensando que esto va a generar que exista una escuela de pintura oaxaqueña o la apertura de galerías y restaurantes o que los ciegos que cantan van a grabar su música”, decía.
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El maestro también agregaba que muchas cosas crecieron al mismo tiempo que el IAGO. “Este momento de Oaxaca ha sido muy afortunado, creo que toda la gente de México ve en Oaxaca un modelo a seguir de difusión cultural, gracias a todas estas instituciones que se han abierto”, afirmaba.
Durante estos 35 años, el IAGO no sólo ha sido un espacio para ver arte gráfico, para consultar libros en su gran biblioteca donde se han formado artistas y escritores, para aprender una técnica artística en sus talleres gratuitos o conocer autores a través de las presentaciones de libros, también ha sido un foro de discusión, un espacio desde donde Toledo abanderó causas sociales como la defensa del patrimonio, el medio ambiente y la lucha del maíz, entre otras.
Como parte del aniversario del IAGO, recientemente también se realizó una serie de conversatorios. En uno de ellos Miguel Ángel Vásquez de la Rosa, de Servicios para una Educación Alternativa A. C. (Educa), compartió que “Toledo y el IAGO representan una ética y una estética de los movimiento sociales, porque su lucha social también se plasma artísticamente, como cuando realizó los papalotes por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, eso representa una lucha creativa, así como la lucha en defensa de los maíces, las imágenes del maíz que plasmó Toledo llevó la lucha social al terreno de la estética, eso es digno de reconocimiento”.
Agregó que el IAGO en el movimiento social del 2006 fue una especie de “refugio” y “tuvo un papel de trinchera”.
Para celebrar su vida, durante noviembre distintas voces se reunieron para hablar en torno a lo que ha sido un espacio cultural con tres décadas y media de existencia en el sur del país. Se realizaron conversatorios en torno a la labor educativa que ha tenido el IAGO, su papel en los movimientos sociales, los proyectos en lenguas originarias que apoyó el maestro Toledo, las exposiciones que se han realizado, los proyectos editoriales y la experiencia de quienes han sido lectores de la biblioteca.
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