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Sobre la calle Positos, antes de acercarse al punto donde ésta cambia de nombre, ya empiezan a formarse las filas para acceder a la ceremonia de inauguración del Festival Internacional Cervantino en el Museo de la Alhóndiga de Granaditas. Muchos de los que esperan el acceso son extranjeros que visten trajes para la ocasión. Adentro, en una sala donde cuelga una escultura del Escudo Nacional de grandes dimensiones, se puede ver a lo lejos a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y al embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar. Alrededor de ellos, se agolpan los fotógrafos.
En el salón hay de 200 a 300 personas y aún está lejos de alcanzar su lleno total. Desde otro acceso, junto a las escaleras, reaparecen Frausto y Salazar, pero ahora junto a Alfonso Durazo (Sonora es el Estado invitado) y Rosario Jackson, presidenta del National Endowment for the Arts (NEA), a quien Frausto alcanza a comentarle algún dato sobre los hermanos Chávez Morado.
En las bocinas se anuncia que la ceremonia está a punto de comenzar y en esa primera parte se procede con la entrega de la Presea Cervantina y el premio Eugenio Trueba Olivares. La agrupación Los juglares de Guanajuato, surgida hace medio siglo y que se ha presentado en diversos foros: de auditorios a cárceles, sin olvidar que las calles son su lugar, su principal escenario, recibe la Presea. Mientras que al fotoperiodista Gerardo García Ramírez se le entrega el premio Eugenio Trueba —Óscar Chávez, por ejemplo, usó una de sus fotos para la portada del álbum “Canciones de Guanajuato”.
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Mariana Aymerich, directora del Festival, reconoce también a las hermanas Tolita y María Figueroa, diseñadoras de vestuario y escenografía para artes escénicas. Uno de los premios Ariel que ganó “La invención de Cronos”, de Guillermo del Toro, por mejor escenografía, lleva la firma Figueroa.
Al músico Gijs De Graaf también se le entrega la Presea.
Desde 1972, el Cervantino es un punto de inflexión en la forma de vivir la cultura, un epicentro de la cultura universal a lo largo de varios días, dice el presidente municipal de Guanajuato, Alejandro Navarro.
En su turno, la rectora de la Universidad de Guanajuato, Claudia Gómez, recuerda el legado de ciertos sonorenses: Alfonso Ortiz Tirado y Arturo Márquez, entre ellos. Mientras, Adriana Camarena, directora del Instituto Estatal de Cultura, le da la bienvenida a los invitados internacionales y funcionarios, y las campas de la iglesia empiezan a repiquetear al fondo y se mezclan un poco con su voz.
La importancia de transformar la relación entre Estados Unidos y México es uno de los temas notorios en la intervención de Ken Salazar, quien recuerda que el Presidente Joe Biden sabe que Salazar tiene un pasado, una historia como mexicano-estadounidense. La relación entre México y el país del norte ha sido complicada —explica Salazar—, marcada por guerras, “pero han cambiado muchas cosas".
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Durazo se siente honrado por representar a Sonora y menciona que no deja de sorprenderle el patrimonio histórico y cultural de Guanajuato, ciudad de excepción en el país: “En este festival Cervantino serán testigos del talento, la cosmovisión y la cultura sonorense. Más de 500 artistas acercarán el noroeste mexicano”, y recuerda que la Banda Sinfónica del Estado presentará una antología de música sonorense y que habrá un pabellón gastronómico.
“Este festival es el epicentro de la cultura y las artes, dejando de lado, por un momento, los conflictos que asolan al mundo”, continúa.
Frausto menciona que el Cervantino es una fiesta y a las fiestas se invita “con el corazón a los amigos, a compartir lo mejor que tenemos”. Abunda que muchos festivales se apoyan con convocatorias y presupuestos, pero que el FIC es el único que realiza la Secretaría de Cultura como propio: “Hay que transformar el arte en el camino más directo a nuestra libertad. Estamos en la Alhóndiga, donde se peleó por nuestra Independencia. En esta edición tiene una enorme relevancia que Guanajuato vuelva a abrir sus calles extraordinarias para recibir al mundo”.
La secretaria felicita, además, a Jessica Paola Ayala Hernández, estudiante de Diseño, quien ganó el concurso para hacer el cartel del festival
“La cultura es capaz de unir lo que se daña, lo que se rompe. A los migrantes les puede suceder lo más atroz, pueden perder todas sus pertenencias, pero lo que somos nadie nos lo puede quitar y eso es lo que se está viendo en este festival cervantino”, afirma antes de referir que este Cervantino es el último que inaugura oficialmente como secretaria de Cultura y le da la palabra, para el cierre, al gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.