A partir del momento en que el Sistema Penitenciario cambió a la administración de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, a lase le empezaron a cerrar las puertas; sus asistencias y horarios de trabajo dejaron de ser respetados hasta llegar al punto en el que se les impidió el ingreso, cuenta la actriz Itari Marta, directora del Foro Shakespeare y creadora de la Compañía de Teatro Penitenciario, que en días recientes anunció, a través de un comunicado, la desaparición del recinto debido a las condiciones descritas.

"Durante seis meses mandamos una serie de oficios y peticiones para poder tener un diálogo fluido como antes lo tuvimos con la Secretaría del Sistema Penitenciario; se negaron y, pocas veces en mis casi 30 años como profesionista, me han tratado de esa forma. Después de meses de insistencia, de estarles mandando documentos y referencias de por qué el teatro era importante, de los logros del teatro penitenciario en otras partes del mundo, nos escribieron finalmente un oficio en donde nos hicieron una serie de especificaciones; ellos, por ejemplo, no pueden garantizar un horario ni un espacio.

Este es un proyecto que no apoya ni el Sistema Penitenciario ni la Secretaría de Cultura, sino que lo hemos gestionado desde el Foro Shakespeare con donativos y apoyos en especie, y una de nuestras fuentes de autogestión era la entrada del público externo, algo a lo que ellos no le veían razón de ser. En el último oficio que recibimos, nos decían que esto ya no podía seguir; después de todo esto, decidimos no insistir más y enviamos un comunicado", continúa Itari Marta.

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Una de las razones más absurdas que les dieron las autoridades para no continuar fue que la Compañía de Teatro Penitenciario sólo atendía al 3.25 % de la población del penal de Santa Martha Acatitla. Eran procesos, se explica en el comunicado, en los que sólo podían atender a grupos focalizados porque lo prioritario es cambiar los paradigmas de los internos.

"No nos interesa entretener a la gente media hora para que la pase mejor o para que su vida en un centro de reclusión fuera más superficial porque, además, son centros de readaptación. No era para entretenerlos, era para generarles, realmente, una educación, una capacitación y una fuente de empleo con un ingreso muy significativo que sí puede ayudarles a mantener su vida de una manera un poco mejor dentro de Santa Martha o de cualquier centro de reclusión. Ese era el objetivo del proyecto.

Hablamos de reinserción en un país donde el 70 % de los que quedan en libertad regresa a la cárcel. Ese 3 % de la población que estaba siendo tratada desde otro ángulo junto con sus familias, hijos, el público externo y el resto de la población de Santa Martha; ese 3 % que participó activamente dentro de la Compañía ofrecía espectadores que veían en este trabajo la dignificación de la estadía en la cárcel".

Una manera obtusa, sin visión ni perspectiva, de concebir el trabajo hecho por un grupo de personas que, año con año, se renovaba, creando una red en la que viejos y nuevos integrantes podían retroalimentarse.

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“La insistencia de que esto se haga público no es para que nadie salga perjudicado. Ni siquiera el teatro es el eje de la conversación, sino cuestionar un sistema de impartición de justicia que obstaculiza, es inhumano, machista, misógino; de ahí, muchos casos de violencia, en todos los sentidos, que no tienen continuidad ni justicia en un país donde no utilizamos la cultura como herramienta para nada.

“Esta ciudad tiene una ley de derechos culturales, ¿dónde está esa ley? También hay una ley que tenemos los teatreros para hacer nuestro trabajo. Lo que me interesa es que reflexionemos sobre el sistema de impartición de justicia y el lugar que tiene la cultura en nuestra sociedad. En este sexenio tiene el 0.15 % del Producto Interno Bruto (PIB) y representa el último lugar en el presupuesto de egresos federales. Nadie está poniendo atención en que la cultura es muy importante para los países desarrollados (y con el 1 % del PIB)”.

Explica que, en el presente del país, la cultura se está convirtiendo en pan y circo, en conciertos masivos que no atienden de manera profunda los comportamientos y relaciones entre los seres humanos.

Tras el desgaste moral que dejó este ir y venir ante la negativa de la burocracia en los últimos seis meses, Itari Marta cuenta que, en el futuro a corto plazo, quiere trabajar en varios proyectos escritos que sirvan para perfilar un modelo replicable de teatro penitenciario y que esté disponible para otros artistas.

"Desde el Foro Shakespeare seguiremos haciendo de nuestro trabajo una herramienta de reinserción, sanación, aportación, reflexión y cuestionamiento. En nuestro manifiesto fundacional está hacer más preguntas, cuestionar cosas que no están bien en la sociedad porque, además, como decía William Shakespeare, somos la crónica y el reflejo del presente.

Para eso sirve el teatro: para ver nuestro presente, saber qué es lo que hay que cambiar, poder vernos en un espejo y reconocer aquello en lo que vamos a trabajar, aquello que vamos a cuestionar para hacer de nuestro país o de nuestro mundo un mundo mejor y más vivible".

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