“Me emociona mucho ser parte del ciclo. Eso me dice que ha pasado el tiempo y que ha valido la pena caminar. Como casi son 40 años de la publicación de mi primer libro de cuentos en 1986”, asegura emocionada y feliz, la escritora y columnista de, , al hablar del homenaje que recibirá mañana, a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde se hablará de su vida, su obra y los temas de su literatura.

La autora de “Ruby Tuesday no ha muerto”, si primer libro de cuentos que fue Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 1996, y “Café cortado”, libro que obtuvo el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 2001, asegura que optar por ser escritora fue toda una decisión porque ella ya estaba trabajando como bióloga y se iba a ir a una maestría en Biología, que es la carrera que estudió.

“Ser parte de este ciclo para mí es una especie de abrazo, me recuerda mucho cuando mandé mi manuscrito para el Premio Gilberto Owen y me hablaron por teléfono diciendo que había ganado y yo sentí que no estaba sola, que ahí había alguien. Y ahora, esta vuelve a ser mi sensación, de que hay quienes han sido mis cómplices lectores a lo largo del tiempo y que ahora hay un festejo. Es como un gran abrazo. Me emociona”, afirma la escritora nacida en la Ciudad de México el 22 de agosto de 1955.

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Tres de sus grandes amigos: Myriam Moscona, Rosa Beltrán y Élmer Mendoza, acompañarán a la autora. Dice que los escogió porque son sus queridos amigos escritores y admirados, “cada uno ha tenido una particular importancia en el camino de mi vida como escritora. Con Myriam fui por primera vez a un taller literario cuando yo todavía era estudiante de biología y ella de comunicación, ahí dimos nuestros pininos y nuestra exposición colectiva en un taller de Felipe San José, además, ella escribió la cuarta de forros de mi segundo libro de cuentos y me ha acompañado en muchas presentaciones y es mucho más que una amiga literaria”.

Otra amiga literaria, dice, es Rosa Beltrán. Ambas escritoras se conocieron porque publicamos cada una un libros en una colección que se llamaba “Letras nuevas” que era para menores de 30 años. “Nos tocó presentarlo juntas con Óscar de la Borbolla y Aline Petterson amadrinándonos; estaba Josefina Vicens en el público y ninguna lo olvidamos; después nos dejamos de ver, pero volvimos a coincidir y a partir de ahí vamos compartiendo nuestros dilemas en la escritura, nuestras búsquedas a la par que la vida misma”, señala.

Por último, la autora de ensayos y novelas como “Yo, la peor”, “El lado salvaje” y “Últimos días de mis padres”, afirma que quiso en este homenaje estar acompañada de Élmer Mendoza, porque encuentro en él a un amigo leal, generoso, un divulgador del quehacer de los autores, es formador de escritores y su generosidad es deslumbrante.

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“Él es parte importante también de mi relación con el estado de Sinaloa, donde gané mi primer premio, el Gilberto Owen, y he tenido el gusto de ir a las ferias del libro de Los Mochis, de Mazatlán, de Culiacán y en estos momentos tan rudos que vive la gente de Culiacán, me parece muy importante que la literatura sea la evidencia de que el mundo que imagina, el mundo en palabras, el mundo que propone, es nuestra mejor isla para sobrevivir”, asegura la narradora y profesora universitaria.

Mónica Lavín estudió Biología en la Universidad Autónoma Metropolitana y ha sido investigadora en el Instituto de Ecología de dicha institución. Asimismo, fue conductora del programa de radio Muy Interesante, maestra de la Escuela de Escritores de la Sogem, presidenta de la Asociación Iberoamericana de Escritores y colaboradora de diversos medios, en especial de EL UNIVERSAL, donde escribe una columna semanal.

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melc

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