El próximo 1 de octubre habrá de transmitirse la banda presidencial. Por primera vez en nuestra historia se le entregará a una mujer, a Claudia Sheinbaum Pardo.

Cada cambio se hace con renovados desafíos, con los retos a los que se enfrenta la nueva administración, siempre difíciles, complicados, y con la responsabilidad de tomar decisiones que no se comparten porque, no obstante las múltiples consultas que pudieran haberse realizado, el ejercicio del poder encuentra, al final del camino, la soledad de quien, al asumir el cargo, protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen.

El nuevo gobierno encontrará difíciles circunstancias en su camino. Habrá quienes destaquen la inseguridad como la más relevante y, sin duda, es muy grave. Pero más importante aún será atenuar ese clima de confrontación y generar esa voluntad común que permita que todos se sumen a forjar en esta inédita etapa un renovado y mejor destino.

En la UNAM es cultura expresar que la Universidad implica unidad en la diversidad. Diagnóstico acertado de lo que reclama el país: unidad en la diversidad. En esta convivencia se ilustra el camino que hay que recorrer. En este recorrido, la Universidad, como lo ha sido siempre, será un faro de luz que contribuya a resolver los graves problemas de México.

No debiera sorprender que, empezando por la Presidenta de la República, ella y varios de los integrantes de su Gabinete se hayan formado en las filas de la Máxima Casa de Estudios. Ahí se han alimentado de lo que entonces vivieron: unidad en la diversidad.

En la UNAM se han concentrado los mejores valores de nuestro país. De ahí emanaron nuestro tres Premios Nobel en diversos campos del conocimiento. Ahí se encuentran personajes y actitudes que, en ese espacio de libertad y conocimiento, habrán de seguir contribuyendo a superar los desafíos de la nación.

¿Cómo hacer que vuelvan a las aulas los miles que las abandonaron como consecuencia de la pandemia?, ¿cómo dar la prioridad que exige la educación superior, que al mismo tiempo requiere aumentar la matrícula, dotarla de mayores recursos y ampliar las oportunidades que demandan, en el caso de la UNAM, fortalecer la docencia, impulsar la investigación científica y difundir la cultura?, ¿cómo potenciar las posibilidades que traen consigo la educación a distancia, la globalidad del conocimiento y la inteligencia artificial?,  ¿cómo, en síntesis, impulsar la educación superior, eje del cambio y motor de transformación?

En el campo de la salud pública hay similares desafíos. La pandemia sacó a flote nuestras fragilidades. La investigación, el conocimiento científico, la propia distribución de medicinas, la vacunación generalizada de la que México fue pionero, la comunicación social frente a contingencias de esta magnitud requieren adecuarse a las nuevas exigencias en la generación y aplicación de estas políticas.

La sociedad encontró en la UNAM muchas de las respuestas que la comunidad estaba esperando.

La reforma judicial está obligando a definir en la legislación secundaria formas de hacer compatible un proceso de integración diferente que asegure el cumplimiento de dos principios fundamentales que, a juicio de muchos especialistas, se han visto vulnerados: independencia del Poder Judicial y profesionalismo en su ejercicio.

Nuevamente la experiencia de la UNAM y sus especialistas en este amplio mosaico, unidad en la diversidad, puede contribuir a dar respuesta a estos desafíos.

El mundo, en el entorno global que hoy nos movemos, nos demanda estar insertos en los avances de la educación superior y de la comunidad científica. El espacio en la formación, sobre todo el que abren las becas, se hace indispensable; al igual que los apoyos que puedan lograrse a través tanto de la nueva Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación como de los agentes de cambio que, en este plebiscito de todos los días, hacen que nuestra nación se transforme en una voluntad de evolución constructiva.

Subyace una demanda que a todos nos compete: un mundo con más equidad, con mayor justicia social, con respeto al medio ambiente, agua y energía. Recordemos las palabras del poeta: “Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto”. Ésta sigue siendo una exigencia permanente.

Considerando esa perspectiva un grupo de diversos especialistas de la UNAM recién escribió un libro: "Ante la situación nacional: reflexiones y propuestas para 2024-2030", cara a los desafíos del cambio de gobierno.

Una mujer ocupará la Presidencia de la República reivindicación que abre espacios que con justicia les corresponden a las mujeres.

Aprovechemos la riqueza de nuestra Universidad Nacional. Es esa savia que ilumina el entendimiento nacional. Descansa en dos pilares: la autonomía universitaria que, como bien decía el gran maestro emérito Sergio García Ramírez, es como el oxígeno de nuestra Máxima Casa de Estudios; el otro pilar, la libertad de cátedra.

Con estos elementos será posible enfrentar nuestros retos del mañana, como en la Universidad, haciendo realidad en nuestra convivencia la unidad en la diversidad.

Presidente del Consejo Directivo de Fundación UNAM

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