Establecer un gabinete con mayor porcentaje de mujeres en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha garantizado avances para las mexicanas ni un cambio en la perspectiva feminista, aseguran, con matices y algunas más críticas, cuatro artistas y creadoras: la poeta y ensayista Malva Flores, la narradora Mónica Lavín, la compositora Gabriela Ortiz y la escritora y periodista Elena Poniatowska, quienes reflexionan sobre la situación de las mujeres ante el que se autodenomina el “gobierno más feminista” de la historia.
Un gobierno más paritario no ha resuelto los temas más urgentes para las mujeres ni se contuvo la violencia de género ni los feminicidios ni se lograron mejores condiciones económicas, sociales y de salud para las mujeres, cuya estrategia de atención son los programas sociales.
“Las primeras víctimas de las políticas de López Obrador fueron las mujeres y también fueron las primeras en darse cuenta de que no sólo había traicionado sus promesas, sino que directamente se había ensañado con ellas”, asegura Malva Flores, quien señala que no puede pensar de otro modo al hacer un recorrido por las decisiones de un gobierno que atentó contra las madres trabajadoras, contra las madres buscadoras, contra las mujeres violentadas o muertas, enfermas o con hijos enfermos.
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Asunto en el que coincide Mónica Lavín. Afirma que el gobierno no ha podido resolver la situación de las mujeres, y se han incrementado los feminicidios. “Mujeres agredidas, mujeres desaparecidas. Sigue habiendo una realidad hostil todos los días de muchas mujeres. No se ha logrado tampoco proteger ni dar una solución a las madres de los desaparecidos. Es como si viviéramos en un territorio minado que el presente gobierno niega”, y apunta que hay una tarea compleja por realizar y “queda mucho a deber este gobierno en cuanto a feminicidios”.
Malva Flores dice que al cercar Palacio Nacional, donde el Presidente vive, para evitar que las mujeres puedan “profanar” la “investidura” del recinto, en realidad se está mostrando el temor que le provoca el posible enfrentamiento con la realidad: ver a las mujeres a la cara es ver el rostro de México.
“Prefiere ver a las mujeres de su gabinete o a quien eligió para sucederlo: una copia acrítica que se desvive en complacerlo: mujeres que no han defendido a las mujeres más que con un discurso hueco. El mundo real es muy distinto al relato que quieren que creamos del discurso. No a las marionetas: a las mujeres reales, es difícil engañarlas”.
Haber quitado las guarderías y las escuelas de tiempo completo y dar apoyos económicos no resuelve en términos prácticos una realidad que es la vida laboral de las mujeres, dice Lavín, cuando muchas de ellas son jefas de familia. “No se resuelve el problema de fondo. Se necesitan espacios confiables para las madres jóvenes, que no somos las abuelas porque las abuelas también trabajamos, en donde los hijos puedan estar, aprender, mientras las madres trabajan para poder compartir el peso económico o llevar el peso económico de una familia”.
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Flores y Lavín coinciden en señalar que pese a haber mayor paridad, las mujeres del gabinete han mostrado cierta “sumisión” ante el mandatario. Sí, es cierto, afirma Lavín, hay muchas mujeres en el presente gobierno, incluso una candidata del partido oficial, pero “de alguna manera todas han mostrado una cierta sumisión que, en los términos contemporáneos diríamos patriarcal, al Ejecutivo, al hombre en el poder”. Y señala que, si las mujeres van a gobernar, tiene que haber una diferencia que deben ser capaces de demostrar.
Sin embargo, Elena Poniatowska y Gabriela Ortiz apuntan una visión menos crítica o de una “crítica constructiva”. Para Elena es evidente que “cada vez hay más mujeres en puestos clave, dentro del gobierno. Es el primer sexenio en el que se habla de la posibilidad, de la certeza de una presidenta y su contrincante, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Son dos mujeres y no son hombres ya quienes aspiran a la Presidencia; eso nunca se había dado en México, a pesar de que desde antes teníamos a muchas mujeres sumamente preparadas, como la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena”.
Para la Premio Cervantes 2013, el panorama es un reflejo de que este gobierno ha generado mejores condiciones para las mujeres, “es una novedad enorme que, en esta época, a las que se menciona, son mujeres”. Agrega que cada vez hay más mujeres que han demostrado su capacidad enorme y apela a la insistencia de que todas las mujeres vayan a la UNAM, al Politécnico y tengan las mismas posibilidades que los hombres. “Ahora son muchísimas las mujeres que tienen una carrera, basta con ver quiénes están en el gabinete. Me parece un cambio muy saludable que honra al gobierno”.
En un afán por no polarizar y hacer una crítica constructiva, Gabriela Ortiz habla del cambio a nivel internacional; dice que en Europa y Estados Unidos el tema de la inclusión es algo muy visible en la programación de las orquestas, una ola a la que México se sumó. “Hay apoyos, claro, pero nunca va a ser suficiente” e incluso en este gobierno ha habido mucho menos dinero para la cultura: “Hay menos conciertos, los espacios son mucho más difíciles y los grupos han batallado después de la pandemia. No me parecen mal los Semilleros, el llevar la cultura hacia otras comunidades, pero la cultura no sólo es eso”.
Si hay avance en el ámbito cultural para Lavín, está en que ahora en eventos, jurados y mesas redondas buscan una equidad, y eso genera una mayor visibilización de las mujeres en el arte. Pone como ejemplo Cultura UNAM, que dirige Rosa Beltrán y donde hay mujeres es muchas de las direcciones; sin embargo, falta un sueldo base y un seguro médico privado para los artistas y para quienes se dedican a la cultura y al arte, “no se ha procurado que haya ese sistema de seguridad como lograron los deportistas. Vivimos un proceso interesante de visibilización del quehacer de la mujer; debe tenderse al equilibrio, sin importar el género del creador”.
Flores no deja de evidenciar la triste realidad, “antes que escritora o académica, soy una mujer, madre de otra mujer y de un hijo. Nadie puede sentirse feliz, nadie puede ser productivo si pesa sobre lo que más amamos la sombra de la violencia espantosa que inunda al país”. Y agrega que muchos de los trabajos que antes podía realizar se han cancelado por falta de presupuesto. “Un gobierno que cree, por ejemplo, que el pago de sus compromisos son dádivas a los artistas, es una enorme falta de respeto, pero, sobre todo, la muestra de una ignorancia catedralicia”.