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Seguramente hoy se dará a conocer el resultado de la consulta ciudadana sobre el camino a seguir del Nuevo Aeropuerto. Termina para mí también una etapa de discusión de varios años donde siempre sostuve la tesis de que la construcción del Nuevo Aeropuerto era incompatible en la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT).
En las últimas semanas participé como invitado en varios foros, tanto en medios de comunicación, como universidades y colegios. Los argumentos que he defendido son los mismos de hace seis años, cuando en el periodo de transición del gobierno de Calderón al de Peña Nieto, siendo todavía director de la Conagua, lo discutí con las nuevas autoridades del gobierno federal. Me resulta extraño que muchos grupos ambientalistas, políticos y legisladores que ahora se manifiestan sobre la opción de Texcoco, no lo hicieron entonces.
La ZFLT es el último espacio que nos queda de lo que fue el Lago de Texcoco. Fue delimitada como zona federal en 1971 mediante un decreto presidencial que aún es vigente, junto con la aprobación del Plan Lago de Texcoco que tenía como objetivo central la recuperación ambiental de toda la región.
El Plan consistía en una serie de programas muy ambiciosos de reforestación, plantación de pastizales en suelos salinos y un conjunto de obras hidráulicas muy importantes como plantas de tratamiento, lagunas reguladoras, canales de conducción; y además, se construyó un lago artificial de mil hectáreas de superficie que se bautizó como Nabor Carrillo.
Las crisis económicas recurrentes subsecuentes a los años 70, provocaron que programas pendientes se frenaran y lo mismo recursos para el mantenimiento de toda la ZFLT. Luego vinieron las decisiones absurdas como utilizar áreas muy importantes de basureros sin regulación, que han dejado pasivos ambientales gigantescos.
Por ejemplo, el tiradero del Bordo Poniente, que a la fecha no ha sido sellado; lo mismo escombros del temblor de 1985 y de obras públicas diversas que se depositaron en el sitio sin ningún cuidado.
Un error histórico imperdonable y que a la larga va a ser muy costoso, fue la decisión final del desecamiento de los lagos de Chalco y de Texcoco. El Plan Lago de Texcoco no buscaba la inundación de la toda la zona federal, pero sí la construcción de más lagunas tanto de regulación como de captación de agua de lluvia. La idea, además de mantener áreas de regulación frente a tormentas, era contar con lagunas artificiales que captaran las aguas de los ríos que provienen de la parte oriente con mejor calidad de agua y contar así con grandes volúmenes de agua potable para consumo humano.
El Programa de Ordenamiento Ecológico General del Territorio que aprueba la Semarnat y que está publicado en el Diario Oficial de la Federación, respeta y da continuidad al plan original de recuperación ecológica.
Ubica la ZFLT en la Región 14.16 y específicamente en la Unidad Biofísica 121. Establece claramente que esa área está sujeta a la protección, restauración y preservación ambiental. La Manifestación de Impacto Ambiental que la Semarnat aprobó para el proyecto del aeropuerto, violó su propia normatividad.
Si la decisión que tome el nuevo gobierno es continuar con Texcoco, entonces es importante hacer un alto en el camino para reevaluar los impactos ambientales, principalmente hidrológicos, así como programar las obras necesarias que no están contempladas para la seguridad de toda la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
El polígono del nuevo aeropuerto tiene 5 mil hectáreas y la superficie total de la ZFLT es de 13 mil 300 hectáreas. Esto quiere decir que quedan disponibles 8 mil 300 que deberán protegerse y usarse para los objetivos originales del Plan Lago de Texcoco. Es fundamental frenar la especulación inmobiliaria y la idea de que este espacio puede usarse para lo que sea. También se deben revertir y sancionar actos de corrupción, como la entrega sin justificación alguna de 200 hectáreas de la ZFLT al grupo de Antorcha Campesina.
La nueva administración debe cuidar celosamente la ZFLT y establecer con claridad las acciones del plan original que se deben realizar.