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Dicen por ahí que cada quien tiene el gobierno que se merece.
Desconozco si tan despiadada frase sea verdad. Pero la realidad se transforma.
No tengo duda que hoy la mayoría de los mexicanos están por encima de políticos empoderados.
Tan solo en los últimos días:
— Ciudadanos circularon en redes imágenes de hombres asaltando a mano armada en las calles de la CDMX. Justo cuando el actor de videoclips y aspirante presidencial Miguel Ángel Mancera comenzó la publicidad de su 5to. Informe.
— Raúl Olmos retrató de cuerpo entero a Vicente Fox en su libro Fox, negocios a la sombra del poder. La siguiente noticia la dio Dolia Estévez. Los “negocios” y la pensión que todos pagamos al ex mandatario no son suficientes. Se alquila como comediante de cuarta. Le escriben un guión y lo colocan en un escenario, con bandera tricolor incluida.
— Los equipos liderados por Daniel Moreno y Salvador Camarena presentaron #LaEstafaMaestra. Ese reportaje sobre escandalosos desvíos de recursos federales topó, como tantos otros, con un procurador cuate. Acto seguido, el cuestionado gabinete posó entre los escombros en Oaxaca y Chiapas. No perdió oportunidad para la foto y propaganda. No hubo rendición de cuentas ni pausa ante la tragedia. Fuimos testigos de las frases de Enrique Peña. Pidió a los medios no ser críticos y confirmó que ahí “sí hay güeras”.
Creí que teníamos frente a nosotros a la generación del fracaso. Pero va más allá. Ahora sabemos que es la generación del atraco. La que no pierde. La que dispone del presupuesto público para promoverse y enriquecerse mientras el país entero es el que fracasa.
Sin embargo, volviendo al punto inicial, la creciente acción social se lanza contra el muro que se erige en nuestro propio territorio. El de la corrupción.
Madres de niñas y adolescentes violadas y asesinadas son valientes policías, investigadoras, procuradoras de justicia. Lo mismo sucede con los padres que no han podido enterrar a sus hijos, porque sus jóvenes restos yacen en alguna fosa por descubrir.
Qué decir de la solidaridad de quienes, conscientes del robo por parte de autoridades, están dispuestos a aportar dinero para los más necesitados. Y de periodistas y defensores de derechos humanos amenazados, pero comprometidos con su labor. Y aún funcionarios en las propias instituciones (en el INE, MP’s, tribunales, congresos, dependencias, etcétera) asqueados de lo que ven dentro. Y empresarios, académicos, activistas atentos a investigar, salir a la calle, firmar desplegados. Y cibernautas pidiendo justicia, al tiempo que exponen a delincuentes.
La Nación que festeja su independencia no merece a la clase política que la gobierna.
Hoy escucharemos entre la población a gente comprometida y honesta gritar: “Viva México”.
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