El cáncer de próstata (CP) se erige como una de las principales causas de mortalidad masculina a nivel mundial, y en el contexto mexicano, su impacto es notable, influenciado por factores culturales, socioeconómicos y de acceso a la atención médica. La falta de conciencia y los diagnósticos tardíos reducen drásticamente las posibilidades de un tratamiento efectivo.
En México, el cáncer de próstata figura como el segundo cáncer más común entre los hombres, y lamentablemente, es la principal causa de muerte relacionada con el cáncer en hombres de 40 a 65 años. A pesar de que la incidencia de esta enfermedad es tres veces menor que en Estados Unidos, las tasas de mortalidad son alarmantemente similares. Datos del Instituto Nacional de Salud Pública de 2023 revelan que México registra una tasa de mortalidad de 11.3 por cada 100 mil hombres, mientras que en Estados Unidos es de 9.8.
El cáncer de próstata es una enfermedad por la que se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos de la próstata. La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino. Está justo debajo de la vejiga (órgano que recibe y expulsa la orina) y delante del recto (parte inferior del intestino). Es casi del tamaño de una nuez y rodea parte de la uretra (tubo que vacía la orina de la vejiga). La glándula prostática elabora un líquido que es parte del semen.
Desde la perspectiva médica, resulta fundamental abordar el CP de manera integral y preventiva. La adopción de nuevas tecnologías es crucial en este sentido. Por ejemplo, la prostatectomía radical asistida por robot (RARP) ha emergido como el tratamiento quirúrgico más común para el CP. En Estados Unidos, aproximadamente el 85% de las 90,000 prostatectomías radicales anuales se realizan mediante este método.
Dentro de esta categoría, la prostatectomía radical asistida por robot que preserva el espacio de Retzius (RS-RARP) representa un avance significativo. En Cleveland Clinic se utiliza en cerca del 75% de los casos y esta asociado a una significativa recuperación de la función urinaria, mejorando así la calidad de vida y la satisfacción del paciente.
La preservación anatómica es un aspecto crucial en estas intervenciones. En las últimas dos décadas, se han desarrollado varios enfoques quirúrgicos robóticos para acceder y extirpar la próstata, minimizando el riesgo de dañar estructuras importantes para las funciones eréctil y urinaria.
Un estudio reciente publicado en Prostate Cancer and Prostatic Diseases de Nature destacó una recuperación significativamente mayor de la continencia urinaria con el enfoque de preservación de Retzius en comparación con la RARP estándar. Aunque las tasas de recuperación se equiparan a los seis meses, estos hallazgos subrayan la eficacia y los beneficios a corto plazo de este enfoque.
Cleveland Clinic, centro médico académico de especialidades múltiples sin fines de lucro, clasificada entre los mejores hospitales del mundo, ofrece varias recomendaciones para ayudar a prevenir y tratar el cáncer de próstata, que pueden ser muy útiles para todos los hombres en México:
- Realizar chequeos regulares: Hacer pruebas de detección anuales a partir de los 40 años. Si la enfermedad es diagnosticada de manera temprana y es tratada en sus etapas iniciales, es curable en el 85 por ciento de los casos. Se estima que la introducción de la prueba de PSA podría resultar en una reducción de la mortalidad por cáncer de próstata de entre el 20% y el 30%.
- Mantener una dieta saludable: Consumir una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros, y baja en grasas saturadas y carnes rojas.
- Hacer ejercicio regularmente: La actividad física regular puede ayudar a mantener un peso saludable y reducir el riesgo de cáncer.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol en exceso: Estas sustancias pueden aumentar el riesgo de varios tipos de cáncer, incluido el de próstata.
- Consultar con el médico sobre riesgos individuales: Hablar con un profesional de la salud sobre los factores de riesgo personales y las opciones de detección y tratamiento disponibles.
Abordar el cáncer de próstata en los hombres mexicanos requiere un enfoque multifacético que combine la educación, la accesibilidad a los servicios de salud y la promoción de estilos de vida saludables. Solo así podremos reducir la incidencia y mortalidad de esta enfermedad.