Hiroshima fue la primera, Nagasaki será para siempre la última. Esa es nuestra responsabilidad compartida”. Con esa frase, Robert Floyd, secretario ejecutivo de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO), abrió hoy en Viena la sesión plenaria de alto nivel de la Conferencia de Ciencia y Tecnología 2025 (SNT), celebrada en el Palacio Imperial de Hofburg.

Este año se cumplieron 80 años de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, un recordatorio que Floyd utilizó para subrayar la urgencia de impedir cualquier nueva explosión nuclear. La cita, que reúne a más de dos mil participantes de gobiernos, academia y sociedad civil, busca reafirmar el compromiso de la comunidad internacional con un mundo libre de pruebas atómicas. El encuentro se da en un momento clave: en septiembre de 2026, el tratado cumplirá tres décadas sin entrar en vigor porque nueve países con capacidad nuclear —entre ellos Estados Unidos, China, India, Pakistán e Irán— no lo han firmado o ratificado aun.

Floyd subrayó los avances tecnológicos que permiten al sistema de verificación detectar incluso intentos clandestinos. Recordó el episodio de 2024 en el norte de Irán, cuando rumores sobre un temblor desataron tensiones internacionales: “Podemos detenerlo descartando las pruebas en secreto, uniendo la diplomacia y la ciencia de una manera nunca antes intentada”, dijo, al destacar que la red de vigilancia de la CTBTO ya está completada en más de un 90% y procesa 36 gigabytes de datos diarios, frente a los 2.1 megabytes con que comenzó en los noventa.

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El pilar científico de la CTBTO es el Sistema Internacional de Vigilancia (IMS), una red global de 321 estaciones y 16 laboratorios diseñados para detectar cualquier explosión nuclear en la Tierra. El sistema combina cuatro tecnologías: sismología, que registra vibraciones subterráneas; hidroacústica, que capta ondas bajo el mar; infrasonido, sensible a explosiones en la atmósfera; y radionúclidos, que rastrean partículas y gases liberados tras una detonación. Cada estación envía datos en tiempo real a Viena, Austria, donde son procesados y validados por expertos humanos. Esta red, hoy completada en más de un 90%, ha demostrado ser capaz de distinguir un terremoto natural de una prueba atómica encubierta, y se ha convertido en una herramienta científica con aplicaciones civiles, desde la alerta temprana de tsunamis hasta el estudio del cambio climático.

La ministra de Exteriores de Austria, Beate Meinl-Reisinger, dio la bienvenida a los delegados y recordó el papel de Viena como sede de organismos multilaterales vinculados con el desarme. Francia, representada por Anne-Isabelle Etienvre, destacó la contribución técnica de sus estaciones de monitoreo y advirtió que la inteligencia artificial transformará la verificación, aunque “siempre bajo la responsabilidad de expertos humanos”.

La ex presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde, insistió en que África respalda la prohibición completa de los ensayos, con 52 países firmantes y el Tratado de Pelindaba en vigor. Subrayó, además, los beneficios civiles de las tecnologías de la CTBTO, desde el monitoreo de terremotos y tsunamis hasta el estudio del cambio climático. “Debemos ser intencionales en la construcción de la próxima generación de líderes, y eso significa un firme compromiso con la diversidad, la igualdad de género y la inclusión”, afirmó.

Beate Meinl-Reisinger, Ministra de Asuntos Exteriores de Austria, durante el mensaje de bienvenida en la Sesión Plenaria de Alto Nivel. Conferencia de Ciencia y Tecnología de la CTBT. Foto: Anna Rauchenberger (Cortesía)
Beate Meinl-Reisinger, Ministra de Asuntos Exteriores de Austria, durante el mensaje de bienvenida en la Sesión Plenaria de Alto Nivel. Conferencia de Ciencia y Tecnología de la CTBT. Foto: Anna Rauchenberger (Cortesía)

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En un mensaje en video, Izumi Nakamitsu, alta representante de la ONU para Asuntos de Desarme, reconoció el potencial de la inteligencia artificial y la ciencia para fortalecer la verificación nuclear. “El régimen de verificación es un ejemplo tangible de cómo la ciencia y la tecnología pueden generar beneficios concretos para la paz y la seguridad internacionales”, señaló.

La conferencia se celebra mientras el mundo alcanza el periodo más largo sin pruebas nucleares desde 1945. El último ensayo confirmado fue realizado por Corea del Norte el 3 de septiembre de 2017, detectado por la red internacional de vigilancia. Si no ocurre ningún ensayo antes del 14 de enero de 2026, se establecerá un nuevo récord histórico sin explosiones nucleares. Pero el tratado, adoptado en 1996, sigue bloqueado por las ausencias clave en su ratificación.

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