Hace 50 años, en México, el promedio de hijos era de siete, pero en la actualidad la cifra descendió a 1.6. No estamos solos, la caída de la natalidad se subraya en un texto que se publicó en la revista Nature sobre el descenso de nacimientos en todo el mundo. México es uno de varios países con una tasa de fertilidad inferior al nivel de reemplazo.
Significa que el crecimiento poblacional se ha desacelerado en los últimos 50 años a nivel global. En la actualidad, la tasa de fecundidad total promedio se sitúa en 2.2 y la mitad de los países ha caído por debajo de 2.1, el umbral necesario para mantener una población estable.
En el informe sobre el Estado de la Población Mundial 2025, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señala que pequeños cambios en estas cifras pueden tener efectos importantes. Una tasa de fecundidad de 1.7 podría reducir una población a la mitad de su tamaño original varias generaciones antes que una tasa más alta, de 1.8, por ejemplo. Es decir, cualquier cambio trae consecuencias.
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Implicaciones económicas
México llegó primero, pero el Instituto de Métricas y Evaluación en Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en Seattle, estima que, para 2050 más de tres cuartas partes de los países tendrán igual situación. Para los especialistas, las economías basadas en la perspectiva de un crecimiento poblacional mantenido, enfrentarán problemas. Una preocupación es la caída de productividad, innovación y escasez de ciudadanos en edad laboral para sustentar al número creciente de personas mayores.
Un caso es el de Corea del Sur. Su tasa de fecundidad descendió del 4.5, en 1970, a 0.75 en 2024. Su población tiene menos de 52 millones de habitantes, pero continúa decreciendo. De hecho, muchas dependencias encargadas de proveer servicios a los infantes han cerrado y quienes optan por tener hijos tienen problemas para encontrar ayuda. Tener hijos es extremadamente caro y Corea del Sur tiene una de las semanas laborales más largas, lo que dificulta la conciliación entre vida profesional y personal.
Una encuesta de UNFPA a más de 14 mil personas en 14 países reveló que 39% de los entrevistados mencionó las limitaciones económicas como motivo para no tener hijos. El reporte mostraba que, en muchos lugares del mundo, los precios de las viviendas están ligados a la natalidad. Los nacimientos han disminuido donde los precios de vivienda han aumentado.
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Para especialistas como el sociólogo Stuart Gietel-Basten de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, la verdadera crisis es que las bajas tasas de fertilidad reflejan sistemas e instituciones deficientes que impiden que las personas tengan la cantidad de hijos que desean; es decir, las tasas de natalidad reflejan, la forma en que las sociedades se sienten o no seguras respecto a las condiciones económicas, políticas y sociales actuales y futuras.
Sexo, trabajo y pañales
En el texto de Nature se reflexiona que, a nivel mundial, el acceso a la anticoncepción ha ayudado a disociar la actividad sexual de la reproducción. En Irán, una campaña nacional de planificación familiar iniciada en la década de 1980 contribuyó a una veloz caída de las tasas de fecundidad que, pasó de casi siete a menos de dos en menos de dos décadas. Actualmente Irán está promoviendo políticas para aumentar las tasas de fecundidad.
En México, una poderosa campaña de planificación familiar en 1978 persiguió los mismos objetivos, pero las contradicciones de nuestra sociedad es que, si bien los nacimientos han disminuido fuertemente, muchos de los que prevalecen son embarazos adolescentes. Esto muestra que existen condicionantes integrales o hay condicionantes sociales no resueltas, que al final hacen que los humanos decidan.
Vida moderna y natalidad
A nivel global, la carga tradicional de trabajo a las mujeres ha hecho que haya una crítica social y cultural cada vez mayor al sistema actual, lo que ha llevado a que más personas cuestionen y cambien sus decisiones sobre la maternidad, pero incluso cuestionen su forma de ser y relacionarse con el mundo. Las interacciones digitales también han cambiado las reglas del juego.
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En Corea del Sur, existen diversos movimientos que desalientan muchos de los componentes tradicionales de la familia nuclear, como el Movimiento 4B de Corea del Sur, un movimiento feminista en el que las mujeres renuncian a cuatro cosas: el matrimonio, los hijos, las citas y el sexo con hombres, como protesta contra el sexismo y la desigualdad de género. Esto plantea varias reflexiones sobre los cambios sociales que el mundo enfrenta.
En la encuesta de la UNFPA sobre por qué la gente ya no quería tener hijos, además de las presiones económicas y sociales de la vida contemporánea, sobresalen otro tipo de preocupaciones. El 20% de los entrevistados se refirió a los temores sobre el futuro, como el cambio climático, la degradación ambiental, las guerras y las pandemias, factores que por sí solos o en conjunto vuelven el panorama más incierto.
Existen otro tipo de condicionantes, más bien biológicas, que han sido analizadas por los científicos. Datos del Instituto Eunice Kennedy Shriver para el Desarrollo Humano en EU, plantean que sistemáticamente los cambios relacionados con el estilo de vida, como la alimentación, la calidad del sueño, el lugar de residencia y otros comportamientos, tienen profundos efectos en la fertilidad.
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Los cambios en la nutrición, el peso, las dinámicas de ejercitación; el estrés físico y psicológico; las exposiciones ambientales y ocupacionales; así como el uso y el abuso de sustancias y fármacos afectan las tasas de fertilidad. Existen varios estudios que muestran una disminución del recuento de espermatozoides en varias poblaciones, muy posiblemente relacionada con el impacto de toxinas ambientales que antes no habían sido detectadas.
Las diferencias geográficas y sociales también crean abismos. Nigeria es de los países más poblados y se proyecta que su población crezca otro 76% para 2050. En África, específicamente en la parte subsahariana, se espera que nazcan la mitad de los bebés del mundo para 2100, pero nacerán en lugares donde las necesidades básicas de supervivencia no han sido resueltas.
¿Cuáles son las consecuencias del descenso de la natalidad?
Los expertos subrayan entonces que, las consecuencias sobre la caída de los nacimientos, se manifestará de forma diferente en cada país del mundo. El reporte de Nature menciona que los países de ingresos medios, como Cuba, Colombia y Turquía, podrían ser algunos de los más afectados, con una caída de la fertilidad agravada por el aumento de la migración a países más ricos, una tendencia que, si bien no es nueva, podría exacerbarse a pesar de los esquemas de intolerancia nacionalista que dificultan de manera enfatizada las migraciones.
Es así que, a nivel mundial, el envejecimiento es el problema central del descenso de la población. En países con bajas tasas de fertilidad, se proyecta que la proporción de personas de 65 años o más, crecerá hasta más del 30% en los próximos 25 años. Pero también, a medida que aumenta la esperanza de vida, crece la demanda para que estas poblaciones no solo vivan más, sino mejor.
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Según los científicos, tasas de fertilidad bajas, pero no demasiado bajas, podrían tener beneficios, pero deberán cambiar los enfoques sobre cómo funcionarán las economías para aumentar el bienestar integral con menos individuos trabajando para satisfacer estas demandas y para que la maternidad y la paternidad realmente se conviertan en una cuestión de elección en sintonía con un mundo menos hostil.
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