La falta de un caparazón protector hace que los huevos de los sean muy vulnerables a la desecación y otros elementos externos. El organismo de la Rana Incubadora Gástrica (Rheobatrachus silus) buscó una solución y pasó a la historia no sólo por sus , sino por ser un protagonista de la historia farmacéutica.

Esta rana incubaba los huevos en su estómago para protegerlos de los depredadores y evitar los procesos digestivos; los huevos generaban una sustancia para inhibir el ácido de su estómago, lo que dio origen a la molécula precursora de la famosa ranitidina, uno de los más legendarios fármacos para tratar ulceras y reflujo gastroesofágico. Por desgracia la rana se extinguió en 2002, quizá por el ataque de una enfermedad relacionada con los hongos.

Su historia define, en cierta forma, a los anfibios en el mundo: seres frágiles, pero de gran importancia en los ecosistemas de nuestro planeta. Los anfibios tienen un ciclo de vida que integra dos entornos distintos. Gracias a su vida en agua y tierra, actúan como eslabones fundamentales en los ecosistemas, sirven como un puente de nutrientes entre los ambientes acuático y terrestre, una simbiosis necesaria para la vida en la Tierra.

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Anfibios y reptiles en México
Anfibios y reptiles en México

Biodiversidad en peligro

En el marco del Día de la Tierra, se presentó el libro Anfibios y reptiles de México en peligro de extinción (Porrúa, 2024), que reúne las especies cuya presencia peligra en nuestro país. En dos tomos y más de mil páginas con imágenes y datos científicos, como fichas técnicas y descripciones morfológicas, pero con información amable para el público en general. La publicación integra el conocimiento de 120 especialistas que describen los impactos ambientales que han provocado una pérdida de la diversidad biológica.

La edición, a cargo del doctor Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM; Georgina Santos Barrera y Luis Canseco Martínez, es un reflejo de la crisis que representa la sexta extinción masiva. Ceballos señala que el proyecto del libro tardó doce años en cristalizarse, pero finalmente se logró como una unión de esfuerzos de varias instituciones que han dado vida a una publicación científica sin precedentes.

Del millón de especies que se encuentran en peligro de extinción en el planeta, el 40% son anfibios. En México, alrededor del 53% de las 390 especies de anfibios están en peligro, por lo que representamos el segundo lugar global en la extinción de anfibios. Además, se estima que aproximadamente 50% de las 864 especies de reptiles en México están en peligro de extinción, o al menos amenazadas.

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Los registros fósiles ubican a las serpientes en el Cretácico temprano, es decir con presencia en la Tierra desde hace 120 millones de años. A pesar de que las víboras de cascabel son uno de los elementos faunísticos más conocidos de la biota mexicana en el mundo, se han hecho pocos esfuerzos en su conservación. Entre las más populares están las serpientes de cascabel, se caracterizan por tener un “cascabel” o crótalo en la punta de la cola, utilizada como mecanismo de defensa al moverla.

“En los reptiles el cambio de temperatura, como el que se vive en la actualidad, es muy malo, ya que el sexo del animal se define por la temperatura, así que esto influye en el número de especies que se puedan reproducir”, dice Ceballos y agrega que otras condicionantes globales responden a enfermedades más recurrentes, como las transmitidas por hongos que van saltando fácilmente las fronteras continentales.

“Una de las razones principales de la pérdida de biodiversidad en el país es la destrucción y fragmentación de su hábitat. Se calcula que en los últimos años la pérdida anual de hectáreas de bosques y selvas asciende a más de 180 mil hectáreas que dejan huella irreparable en sus ecosistemas”, señala Ceballos, citando el ejemplo en el sureste mexicano de la fragmentación sufrida por el tren maya.

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Por otra parte, se encuentra el tráfico ilegal de especies, que lejos de haberse controlado, mantiene un mercado negro de especies mexicanas que alcanzan altos precios en los mercados internacionales por las búsquedas específicas de coleccionistas especializados que pueden llegar a pagar hasta 40 o 50 mil dólares por algunos de los ejemplares mejor valuados.

Entre los ejemplares más valorados está el llamado monstruo de Gila (Heloderma suspectum), cuyo hábitat natural son las zonas áridas y cálidas del extremo norte de nuestro país. Es un animal importante por su rol en el ecosistema, pues es un depredador clave en los desiertos que contribuye al equilibrio de la cadena alimentaria.

El monstruo de Gila ha sido crucial en la investigación de medicamentos para la regulación de la glucosa, pues su veneno contiene una molécula llamada exendina-4, similar a la hormona GLP-1 que regula el azúcar en la sangre y la saciedad. Impulsó el desarrollo de ozempic, medicamento para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad.

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Muchas de las especies de reptiles y anfibios son importantes para la industria farmacéutica por sus venenos, con los cuales se han fabricado medicamentos y se siguen experimentando nuevas posibilidades curativas mediante las sustancias que producen naturalmente.

Ceballos señala que los venenos tienen muchas proteínas y en éstas hay sustancias bioactivas que pueden ser utilizados para diseñar nuevos medicamentos, pero también los venenos se relacionan con la toxicología al asegurar la eficacia de los medicamentos sin respuestas negativas en el organismo.

Otro rasgo que estudia la industria médica es su capacidad de regeneración, como sucede con los ajolotes. México tiene 16 especies endémicas, el más conocido es el ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) con hábitat en la CDMX, pero casi todas las especies micro-endémicas de se encuentran en alguna categoría de riesgo por la degradación de su hábitat.

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La conservación como inversión

Ceballos señala que algunos de los hombres más influyentes en el mundo han entendido la importancia de priorizar nuestra relación con la naturaleza y menciona al recién fallecido Papa Francisco, quien en su encíclica Laudato Si (Alabado seas), de 2015, habla del cuidado del medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Subraya que el primer reto después de las evaluaciones sobre las especies en peligro es “entender que la conservación no es un gasto, es una inversión. El gobierno debe entender que el deterioro de la naturaleza tiene un impacto directo en la calidad de la vida de los seres humanos por lo que invertir en ella, siempre traerá beneficios. Se necesitan recursos e inversión para proteger áreas naturales, para evitar el tráfico de especies y para generar obras donde realmente se privilegie los recursos de la naturaleza”.

El investigador afirma que hablar de la conservación de la naturaleza nos brinda la oportunidad de jerarquizar la función de los servicios ambientales. “Cuando generamos información científica permitimos que todos los sectores de la sociedad puedan generar acciones. La publicación de estas obras requieren las voluntades de muchas personas e instituciones, pero el reconocimiento de temas de relevancia nacional e internacional, es el reconocimiento de la vida en nuestro planeta”.

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