
El sistema inmunológico de los niños es diferente al de los adultos, por lo que, entre más pequeños, son más susceptibles a diferentes enfermedades, sobre todo aquellas que afectan las vías respiratorias. Si bien algunas presentan cuadros leves, hay otras que pueden agravarse y causar complicaciones a largo plazo. Tanto un diagnóstico temprano como un tratamiento oportuno pueden marcar la diferencia.
Resfriado común
Este cuadro respiratorio se caracteriza por ser de inicio súbito. En la mayoría de los casos se acompaña de escurrimiento nasal, dolor de garganta y fiebre, aunque su evolución es moderada. Por lo general, los adultos suelen tener dos o tres resfriados al año, mientras que los niños pueden presentarlo con mayor frecuencia.
Si bien muchos resfriados no requieren atención médica y sus síntomas empiezan a desaparecer luego de tres días, hay que acudir con el doctor cuando la fiebre dura más de dos días o aparecen síntomas más intensos como malestar de cabeza, problemas para respirar, dolor de oído, irritabilidad o falta de apetito.
"En la actualidad, y debido a la consistencia de virus y bacterias, se vuelve más complicado identificar qué microorganismo causa el problema. Para valorar de forma precisa el tipo de infección se debe asistir a la consulta médica", dice Nury Hernández, epidemióloga y gerente médico del área de Analgesia de Laboratorios Silanes.
Bronquitis
En los pequeños, esta inflamación de los bronquios es causada principalmente por un virus. Se considera un padecimiento leve que puede ser resultado de un resfriado común u otras infecciones de vías respiratorias. "Estas últimas se dividen en superiores e inferiores. Las primeras afectan la parte de la nariz, garganta y oído, mientras que las segundas producen enfermedades como bronquitis o neumonía", menciona Nury Hernández.
Si bien cada niño puede presentar síntomas diferentes, entre los más frecuentes están escurrimiento nasal, malestar general, escalofríos, un poco de fiebre, malestar de garganta, además de dolor tanto muscular como de espalda. Otras señales que deben atenderse son cambios en el comportamiento (baja actividad) o no querer comer.
De acuerdo con especialistas del Hospital Infantil de Cincinnati, en la mayoría de los casos no se requieren antibióticos, aunque sí medicamentos para reducir el dolor y la tos, ingerir líquidos de manera abundante y utilizar un humidificador de niebla fresca.
Enfermedades diarreicas
Se consideran una de las principales causas de muerte en niños menores de cinco años, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Estos trastornos afectan al intestino y se caracterizan por un incremento en el número habitual de evacuaciones, mismas que pueden ser muy aguadas o líquidas.
La causa más frecuente de estas enfermedades son los virus, aunque también suelen deberse a bacterias o parásitos que se hallan en alimentos contaminados o descompuestos. Otro factor que detona su aparición es una inadecuada higiene de manos a la hora de preparar los alimentos o de comer.
"Si no se tratan de manera oportuna pueden causar deshidratación, la cual se evita mediante el consumo de suero o líquidos abundantes", indica Sandra Aguayo, pediatra de Hospitales MAC. De acuerdo con la Unicef, entre el 70 y 90% de las muertes provocadas por diarrea acuosa aguda pueden prevenirse con sales de rehidratación oral, mientras que el zinc ayuda a reducir la mortalidad en un 11%.
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Otitis
"Se trata de una inflamación del oído medio causada generalmente por virus. También puede deberse a la complicación de un resfriado común o gripa", señala la especialista Sandra Aguayo. Los niños entre seis meses y dos años tienen más probabilidades de presentar esta infección, debido a que su sistema inmunitario aún está en desarrollo.
La aparición de los síntomas suele ser rápida. Entre los principales está el dolor de oído, especialmente al acostarse; dificultad para escuchar, pérdida del equilibrio, fiebre, secreción de líquido del oído y pérdida del apetito. En pequeños que aún no hablan, las señales pueden incluir llanto fuera de lo normal e irritabilidad.
Si bien la mayoría de las infecciones de oído no causan complicaciones serias, cuando se presentan de manera repetida pueden producir un deterioro leve de la audición o retrasos en el habla cuando son muy pequeños. Médicos de la Clínica Mayo recomiendan prevenir resfriados comunes y evitar el humo de cigarro indirecto.
Infecciones urinarias
Este problema es frecuente en los pequeños, sobre todo durante los primeros años de vida. Las infecciones urinarias se originan cuando las bacterias ingresan al tracto urinario. Los microbios que se encuentran en las heces son la causa más común, aunque también el estreñimiento o no vaciar la vejiga por completo provocan una acumulación de éstos.
Por lo general, la fiebre es la principal manifestación de estas infecciones. Los bebés suelen presentar otros síntomas como falta de apetito, sensación de irritabilidad y en ocasiones vómito, mientras que los niños mayores pueden experimentar dolor, ardor al orinar o necesidad de ir varias veces al baño.
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que, en niños menores de dos años, existe el riesgo de desarrollar cicatrices renales desde el primer cuadro de infección urinaria hasta en 60% de los casos. De ahí la importancia de tener un diagnóstico temprano, pues a menudo se confunden con infecciones respiratorias virales.
Problemas cutáneos
La piel de los niños es más delgada que la de los adultos, por lo cual es mucho más sensible a todo tipo de irritaciones o erupciones. Desde eritema del pañal hasta dermatitis atópica se consideran entre las enfermedades comunes durante la infancia.
El uso regular de pañal puede causar un sarpullido que muestra zonas inflamadas en los glúteos, los muslos y los genitales. No cambiar las prendas mojadas o sucias con la debida frecuencia aumenta la probabilidad de desarrollar este problema, que suele desaparecer con medidas caseras, como dejar la piel al aire libre o aplicar ungüentos.
La dermatitis atópica, también conocida como eczema, se caracteriza por una inflamación, resequedad, descamación y sobre todo picazón de la piel. Si bien no es contagiosa, puede empeorar si no se atiende de forma adecuada. Para disminuir sus síntomas se recomienda tomar baños de 10 minutos con agua tibia, usar limpiadores sin jabón, así como utilizar cremas o ungüentos al menos dos veces al día.
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Enfermedades exantemáticas
Se le conoce así a un grupo de infecciones sistemáticas, con distintos grados de contagiosidad, que tienen como principal característica la presencia de erupciones cutáneas (exantemas). Entre las más comunes están sarampión, rubeola y varicela.
La Secretaría de Salud apunta que el 72% de los casos tienen un origen viral. Los exantemas son lesiones visibles en la piel de color rojo o púrpura, que aparecen de forma abrupta y afectan diferentes áreas del cuerpo. El sarampión se caracteriza por manchas rojas, mientras que en la varicela los granos se convierten en vesículas (ampollas llenas de líquido). Con la rubeola también hay presencia de dolor en las articulaciones y ojos rojos.
Existen diferentes vacunas para evitar el desarrollo de estos exantemas, siempre y cuando el esquema haya sido completado. "Las vacunas son una de las herramientas más efectivas para prevenir enfermedades graves", enfatiza Sigfrido Rangel, director médico de la empresa farmacéutica GSK.
Asma
Esta enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad, pero se presenta con mayor frecuencia en niños y adolescentes. En el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), representa la segunda causa de consulta hospitalaria en los servicios de alergia e inmunología clínica.
Se trata de una afección crónica que afecta las vías respiratorias, provocando que éstas se inflamen y se estrechen, lo que dificulta el flujo de aire cuando la persona exhala. Factores como el polen, el ejercicio y el aire frío pueden empeorar sus síntomas, entre ellos, falta de aire, opresión en el pecho, sibilancias y problemas para dormir,
"Es importante llevar un control del asma de manera puntual ya que, de no hacerlo, esto puede derivar a largo plazo en una mayor predisposición para desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)", advierte el médico internista Carlos Lenin. Según el ISSSTE, todos los casos de asma pueden llegar a tener un buen control.
Alergias
Los niños que tienen uno o ambos padres con alergias son más propensos a desarrollar estas enfermedades, las cuales ocurren cuando el sistema inmunitario reacciona a una sustancia extraña que entra al cuerpo, llamadas alérgenos. Entre los más comunes figuran el polen, el veneno de abejas y la caspa animal, aunque también pueden surgir debido a ciertas comidas y medicamentos, apuntan médicos de la Clínica Mayo.
En los lactantes, la leche materna es la que menos probabilidades tiene de desencadenar reacciones alérgicas. Una vez que los pequeños empiezan a consumir alimentos se sugiere ir lentamente para identificar y eliminar cualquier producto que cause una respuesta negativa. Otros agentes capaces de producir alergias son los ácaros del polvo, la exposición temprana a mascotas y el humo de tabaco.
La Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología aconseja reducir la exposición a alérgenos como los ácaros del polvo o el humo de cigarro para retrasar o prevenir los síntomas de alergia, así como para disminuir el desarrollo de sibilancias.
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Virus respiratorio sincicial
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad es una de las causas más comunes de infección aguda de las vías respiratorias bajas en pequeños en todo el mundo. Cada año, este virus provoca más de tres millones 600 mil hospitalizaciones y alrededor de 100 mil muertes de niños menores de cinco años.
El VRS es altamente contagioso; se transmite de persona a persona a través de la tos o estornudos. La mayoría de los bebés y niños pequeños manifiestan síntomas leves, equiparables a los de un resfriado. En casos graves, pueden desarrollar neumonía o bronquiolitis (inflamación de las pequeñas vías respiratorias de los pulmones).
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó en diciembre una vacuna para aplicarse en embarazadas, indicada para la prevención de enfermedades respiratorias causadas por VRS en lactantes de cero a seis meses. La inmunización se realiza mediante vacunación materna durante el estado de gestación.
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• "Las infecciones de vías respiratorias son el principal motivo de atención a la salud en menores de 10 años. Hay un componente en el desarrollo inmunológico de estos pacientes que los convierte en una población vulnerable. Aunque es difícil tomar precauciones con los niños, hay que volver hábitos el lavado frecuente de manos, el uso de cubrebocas y taparnos al estornudar o toser", Nury Hernández, epidemióloga y gerente médico del área de Analgesia de Laboratorios Silanes.
• "La tos ferina es una afección que, gracias a la vacunación, estaba erradicada. Sin embargo, han vuelto a surgir algunos cuadros aislados, principalmente en bebés que no están inoculados. Desafortunadamente, se trata de una infección altamente contagiosa", Sandra Aguayo, pediatra de Hospitales MAC.
