En diciembre de 2019 se registraron en Wuhan, China, los primeros casos de una nueva enfermedad respiratoria causada por lo que sería identificado más tarde como el coronavirus SARS-CoV-2.
El número de casos de esta enfermedad, denominada como Covid-19, creció rápidamente, debido a lo cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió, el 30 de enero de 2020, la Declaratoria de Emergencia de Salud Pública por dicho virus.
El nuevo virus comenzó a esparcirse por todo el mundo… El 27 de febrero se detectó el primer caso de Covid-19 en México, y el 11 de marzo, tras el incremento exponencial de casos en China y exportados de este país, la OMS decidió dictar la declaratoria de pandemia.
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En nuestro país, la UNAM jugó un papel muy relevante para encarar esta pandemia, la más devastadora de lo que va del siglo XXI, y atender a la población que adquirió el SARS-CoV-2 y cayó enferma.
En este sentido, una de las medidas más importantes que tomaron las autoridades universitarias fue la creación, el 30 de enero de 2020, de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus.
Bajo la coordinación de Samuel Ponce de León, académico e investigador de la Facultad de Medicina y, en ese entonces, también coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), esta comisión tuvo a su cargo distintas tareas esenciales relacionadas con la comunicación, la difusión, la vinculación y la educación.
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“El impacto de la pandemia de Covid-19 fue gravísimo. La aparición súbita del SARS-CoV-2 y su veloz diseminación por todo el planeta ocasionaron miles de millones de infecciones entre la población, con su consecuente carga de dolor y de afectaciones a los sistemas de salud y de educación, y a las economías mundiales, así como entre 15 y 25 millones de muertos, según las últimas estimaciones (alrededor de 700 mil en México)”, dice el ahora coordinador del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE), que sustituyó al PUIS.
Actividad intensa
De acuerdo con Ponce de León, desde principios de enero de 2020, el entonces rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, estuvo al tanto de lo que ocurría en China y le siguió la pista a lo que ya se mencionaba en las noticias internacionales como un problema de salud significativo.
“Y unos días después ordenó que se creara la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, en la que participaron destacados universitarios de diferentes áreas del conocimiento. Yo tuve la suerte de coordinarla. Nuestro objetivo fue tomarle el pulso a la pandemia, articular las decisiones que requería la comunidad universitaria y, simultáneamente, apoyar a la sociedad en general. Para ello necesitábamos establecer un canal de comunicación con el Estado. Asumimos esta tarea como una oportunidad para tratar de comunicarle a la población, sin estridencias, sin ningún sesgo político, qué era lo que estaba pasando, qué podíamos hacer para enfrentarlo desde el ámbito individual, el familiar y el comunitario, y cuáles eran las mejores recomendaciones y prácticas tanto para los domicilios particulares como para las escuelas y las instalaciones de trabajo.”
Así, los integrantes de esta comisión mantuvieron una línea de comunicación abierta con la población, lo cual supuso una actividad intensísima de su parte: más de dos mil entrevistas y un número muy grande de ruedas de prensa, conferencias presenciales, webinars...
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“Además, concluimos que era necesario instalar, en ciertas facultades de la UNAM y en instituciones externas, varios espacios de apoyo psicológico para la comunidad universitaria y el público en general, y abrir dos áreas de consulta, una cerca de la Facultad de Medicina y la otra en la colonia del Valle de la Ciudad de México, para que, si sospechaban que podían tener una infección respiratoria, los universitarios acudieran a ellas, se practicaran una prueba diagnóstica gratuita y recibieran orientación personalizada”, agrega el académico e investigador de la UNAM.
Con la coordinación de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, la UNAM también participó en la fabricación de cientos de miles de tubos para el transporte de muestras virales a los laboratorios de la Ciudad de México y en la ubicación de las áreas donde se aplicarían las vacunas.
“Asimismo, establecimos comunicación con la Secretaría de Salud de la Ciudad de México para coadyuvar en la solución de otros problemas asociados a la pandemia e hicimos encuestas para conocer la información, la percepción, las actitudes y las prácticas que tenían los estudiantes de bachillerato (prepas y CCHs) y de nivel licenciatura de Ciudad Universitaria en relación con ella.”
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Vacuna Patria
Poco después del inicio de la pandemia de Covid-19, muchos grupos de investigación de algunas facultades (de Medicina, de Ciencias, de Odontología, de Veterinaria y Zootecnia…), y de algunos institutos (de Química, de Investigaciones Biomédicas…) de la UNAM pusieron manos a la obra para abordarla desde diversos puntos de vista y tratar de mitigar el daño que ya estaba causando.
“En el PUIS, con un grupo integrado por miembros de las facultades de Medicina y de Ciencias publicamos, en la revista Nature Scientific Reports, uno de los primeros artículos en los que se habló de un tratamiento potencialmente útil para combatir la Covid-19, basado en el medicamento Sofosbuvir.”
Por otro lado, Ponce de León y sus colegas universitarios participaron, en estrecha colaboración con el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología (Conahcyt), en el desarrollo de la vacuna Patria (específicamente en la coordinación de la fase 1 del proyecto de investigación).
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“A propósito de la vacuna Patria, el pasado 12 de marzo se llevó a cabo su presentación formal en la Academia Nacional de Medicina de México”, agrega.
Responsabilidad institucional
A decir de Ponce de León, los casos de Covid-19 ya han disminuido significativamente en todas partes y en todas partes también esta infección ya se mantiene en un nivel de transmisión y contagio bajo pero continuo, con incrementos estacionales similares a los de la influenza, aunque con una mortalidad un poco más alta que la de esta última enfermedad.
“A cinco años de la pandemia de Covid-19 —y con la memoria todavía fresca de lo que ocurrió—, todas las instituciones tendrían que asumir la responsabilidad de diseñar un programa que nos permita responder con más eficacia a la siguiente pandemia que tarde o temprano nos golpeará. Debemos considerar que, por ejemplo, el virus A(H5N1) —causante de la influenza o gripe aviar— ya circula por todo el mundo y que faltan pocas mutaciones para que pudiera adquirir la capacidad de transmitirse de humano a humano… Además, actualmente hay múltiples problemas de salud de alto riesgo como la poliomielitis, que ha resurgido, y en la frontera de México con Estados Unidos, el sarampión, del cual se han reportado numerosos casos en Texas”, finaliza.