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El economista en jefe de Grupo Mifel, Sergio Luna, dijo que no se esperan mayores sorpresas en el último paquete económico del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo presupuesto será inercial respecto de años anteriores, con menos presiones en los recursos destinados a los proyectos insignia en infraestructura.
“La parte que tiene que ver con gasto de inversión, con los grandes proyectos de este gobierno ya no debería ser un factor importante en 2024. La parte presupuestal más intensa se dio este año y eso se verá reflejado en una menor presión de gasto el próximo año, pero hay unos inerciales que sí van a poner algo de presión como los programas de atención a adultos mayores y todo lo asociado a gasto social”, dijo.
En entrevista, el también encargado de nuevos negocios de Mifel indicó que las variables macroeconómicas pueden ser similares a las de 2023, aunque con algunas presiones respecto del balance primario. “Lo que vamos a ver es un presupuesto relativamente austero, como ha sido la norma de esta administración; con un ligero deterioro en balances macro, sobre todo en la parte del balance primario sin que implique una situación de urgencia; pero el tema importante y que vamos a tener que discutir es la sostenibilidad de las finanzas públicas de mediano plazo”.
Descartó que de cara al presupuesto 2024 se tenga una revisión sustancial de las variables por parte de la Secretaría de Hacienda, de modo que es factible que se tengan proyecciones tanto en la parte macro como en el aspecto financiero en la que se muestren déficits que reflejarán una circunstancia más cautelosa en términos de gasto público.
Para Mifel, viene una ligera desaceleración y el Producto Interno Bruto (PIB) podría crecer 2.8% en 2023, pero se prevén revisiones.
“Esto bajo la premisa de que tengamos una segunda mitad de año más lenta, pero en general las condiciones apuntan bien. La variable que tiene a todos inquietos es el tipo de cambio que ha mostrado una fortaleza mayor a la esperada”, señaló Sergio Luna.
Desde su punto de vista, la paridad actual obedece a un apalancamiento del país relativamente bajo, con una menor necesidad de dólares, lo que implica que no se tienen presiones y el tipo de cambio estaría cerrando este año entre 17.50 y 18 pesos por dólar.
En relación a las ventajas que ofrece al país la atracción de inversiones por el nearshoring, el especialista dijo que su mayor aprovechamiento dependerá de lo que realice México en la mejora de mano de obra, mayor capital en energía y logística, así como atender el problema de seguridad.
“Las razones no son las que más gustarían. Básicamente es por un mundo más proteccionista y, en ese sentido, lo que reflejan es nuestra posición al bloque norteamericano donde Estados Unidos se está poniendo más agresivo en política comercial contra China, lo cual representa una nueva oportunidad para el país”, concluyó.