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La dificultad para acceder a los mercados crediticios internacionales a tasas más asequibles es un desafío importante para muchos países, sobre todo los de emergentes de bajos ingresos endeudados, alertó el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por sus siglas en el inglés).
Muchos de estos países han experimentado una rápida acumulación de deuda externa durante la última década, pasando de 350 mil millones de dólares en 2010 a más de 1 billón de dólares en 2022, ponderó.
En un nuevo reporte titulado “Gestión de los riesgos de liquidez soberana de los mercados emergentes”, advirtió que los países de bajos ingresos enfrentan necesidades récord de refinanciamiento externo de alrededor de 78 mil millones de dólares en deuda pública externa a largo plazo que vence en 2024.
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De esa cantidad, destacó, aproximadamente 50 mil millones de dólares se deben a acreedores oficiales bilaterales y multilaterales.
Según el IIF, dados los desafíos, supone abordar rápidamente las preocupaciones sobre la liquidez soberana en el contexto del Marco Común, es decir del acuerdo de los países del G20 y del Club de París para la deuda de los países más vulnerables durante la emergencia sanitaria por Covid-19.
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Lo anterior, puntualizó, hace cada vez más hincapié en mejorar la capacidad de las instituciones financieras internacionales para ayudar a los países de bajo ingreso a gestionar los problemas de liquidez antes de que se conviertan en problemas de solvencia más graves.
Mencionó que a pesar de la reducción de los diferenciales soberanos de los mercados emergentes, el fuerte aumento de los ratios gastos-ingresos por intereses gubernamentales, está generando preocupación sobre posibles tensiones de liquidez soberana, incluso en Egipto, Pakistán y Nigeria.
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