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A pesar del flujo importante de inversión pública en el sector petrolero, Pemex no ha logrado revertir la situación que tenía en 2018, al iniciar el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y bajo la batuta de su actual director, Octavio Romero Oropeza.
La petrolera del Estado tiene una deuda financiera superior a 105 mil millones de dólares, similar a la reportada en 2018. Si bien la deuda aumentó en administraciones pasadas, en la actual no se ha logrado aminorar el problema.
Al contrario, los adeudos a proveedores han comenzado a cobrar dimensiones de controversias judiciales por la falta de pago, la producción de crudo no aumenta consistentemente, la refinación se ha estancado, mientras los accidentes y derrames crecen, entre otros indicadores que reflejan las condiciones de Pemex.
A la par, en materia de electricidad, ante la demanda creciente por el incremento de la población, de la economía y el nearshoring, el sector está presionado.
“Resulta que en electricidad los equipos técnicos de Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) definen los proyectos que se requieren, pero cuando llegan a la Secretaría de Energía, la elección de retomar los proyectos se convierte en un asunto político y de presupuesto federal”, dijo Carlos Flores, especialista del sector eléctrico.
“No ha sido prioritario mejorar ni modernizar las redes de distribución ni de transmisión, ni hacer inversiones en la parte de generación. El gobierno debe invertir en rubros prioritarios como salud, educación y seguridad, pero tampoco lo hace”, advirtió.
En tanto, el sector petrolero está lejos de alcanzar el objetivo de autosuficiencia debido al rezago en inversión de gobiernos anteriores y la decisión del actual de apostar por la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas.
De 2019 a septiembre de 2023, el gobierno hizo transferencias directas a Pemex por más de 800 mil millones de pesos, según reportes financieros de la empresa.