Ante la escasez de vivienda económica y financiamiento adecuado, las cooperativas de casas y departamentos surgen como una alternativa en países como Estados Unidos, Uruguay, Paraguay, Puerto Rico y Brasil, ya que todavía no existen en México.

Una cooperativa de vivienda es una opción residencial en el que una corporación o fideicomiso es el propietario del terreno o edificio donde se asientan las unidades y los habitantes no son dueños, pero tienen derecho a ocuparlas de manera indefinida.

Cada residente es accionista de la corporación y puede heredar a sus familiares el derecho a vivir en la casa o departamento sin poder venderlo.

Recientemente, el Infonavit realizó el Foro de Vivienda Justa y Prosperidad Compartida en el que se discutió este esquema.

Gabriela Rendón, directora del Housing Justice Lab y cofundadora de Urban Front, recordó que, en 1917, surgió en Nueva York la primera cooperativa de vivienda fundada por trabajadores para crear departamentos a gran escala.

Después, en los años 70 y 80, la comunidad impulsó la transformación de propiedades abandonadas en el Lower East Side con programas específicos para rehabilitar las propiedades y habitarlas.

Actualmente, hay 15 fideicomisos de tierras comunitarias en formación siguiendo el modelo de cooperativas de vivienda.

Sin embargo, Rendón reconoció que no es fácil porque se requiere llegar a acuerdos.

Destacó que las cooperativas de vivienda evitan la gentrificación, dan estabilidad económica y social, previenen el desalojo y los desplazamientos de los locales.

Filimón Jordan Carranza, encargado del área Laboral y de Seguridad Social del despacho Zavala Abogados, dijo que en México no existe la figura de vivienda, solo las cooperativas con fines de lucro como sociedades mercantiles.

Sin reconocimiento legal

Al referirse a las cooperativas de vivienda, Jordan Carranza indicó que “lo que jurídicamente no está en la ley, no está prohibido”.

En Ciudad de México hay cooperativas de vivienda como Palo Alto en Santa Fe, la colonia que rodea la Torre de Arcos Bosques, el edificio conocido como el pantalón.

“En México se ha empujado mucho, pero no como quisiéramos a las cooperativas de vivienda. No se han reconocido de manera formal después de la Constitución de 1917, se hicieron leyes muy difíciles de entender y no hay una normativa que apoye este tipo de unidades”, agregó Rendón.

Para el abogado Jordan Carranza, esta iniciativa tiene que salir de la sociedad organizada y el gobierno debe escuchar a los diferentes sectores y arropar esa necesidad con estos esquemas nuevos.

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