En los últimos años, e impulsadas por el auge de la inteligencia artificial (IA), diversas empresas tecnológicas han identificado a México como un destino atractivo para el desarrollo de centros de datos. De acuerdo con fDi Markets, a nivel global la IA y su infraestructura asociada han tomado un papel central: solo en la primera mitad de 2025, los proyectos de centros de datos y semiconductores sumaron casi 300 mil millones de dólares, incluyendo 24 megaproyectos superiores a mil millones cada uno. En contraste, la IED en energías renovables disminuyó a 83 mil millones, muy por debajo de los 147 mil millones registrados en el mismo periodo de 2024.

Sin embargo, en la coyuntura actual existen factores, tanto internos como externos que podrían frenar la llegada de estas inversiones a nuestro país. Ante este escenario, si México busca capitalizar estas oportunidades, será indispensable construir un consenso sólido entre gobierno y sector privado. Solo con reglas claras y certidumbre regulatoria podrán consolidarse proyectos que, además, representan una vía para fortalecer la debilitada inversión extranjera directa en el país.

Entre los anuncios de inversión realizados este año y directamente vinculados al desarrollo de tecnologías de IA, destacan dos proyectos de gran escala. En octubre, Salesforce —empresa de soluciones CRM— dio a conocer una inversión de mil millones de dólares a cinco años para abrir nuevas oficinas, operar un Centro Global de Entrega y atraer talento especializado. Por su parte, CloudHQ anunció en septiembre de este año, un proyecto de 4 mil 800 millones de dólares para construir seis centros de datos enfocados en el procesamiento de IA. Estas iniciativas confirman el creciente atractivo que México ofrece para el desarrollo y adopción de tecnologías avanzadas.

De acuerdo con un estudio de Endeavor México y Santander México, entre 2023 y 2024, 362 empresas han invertido más de 500 millones de dólares en actividades relacionadas con IA en el país; sin embargo, persiste una serie de riesgos —tanto internos como externos— que podrían impedir que estos proyectos se concreten.

En el ámbito interno, las recientes reformas al Poder Judicial y a la Ley de Amparo han generado un clima de incertidumbre que afecta la percepción de estabilidad jurídica. A ello se suman la falta de certidumbre regulatoria, los cambios abruptos en políticas públicas y la ausencia de una estrategia energética y de infraestructura de largo plazo.

Destaca la reciente propuesta de reforma a Ley de Aguas Nacionales plantea modificar el proceso de otorgamiento de concesiones y fortalecer el control del Estado sobre el uso y disponibilidad del recurso. Este cambio es relevante para la infraestructura tecnológica asociada a la IA, pues los centros de datos requieren grandes volúmenes de agua para regular su temperatura y garantizar condiciones óptimas de operación. Aunque las necesidades varían según el diseño de cada instalación, el consumo puede alcanzar de 2 a 4 millones de galones al día.

Respecto a la infraestructura eléctrica, los rezagos que existen en transmisión han comenzado a impactar proyectos en ejecución, como el de Microsoft en la región “México Central”, donde uno de sus centros de datos opera con generadores de gas debido a la imposibilidad de conectarse a la red. Esta combinación de incertidumbre regulatoria, presiones sobre recursos hídricos y limitaciones energéticas incrementa los riesgos para nuevas inversiones tecnológicas en el país.

Según el AI Index de la Universidad de Stanford, en 2024 el top cinco de países con mayor inversión privada en IA estuvo encabezado por Estados Unidos, con 109.1 mil millones de dólares, seguido por China con 9.3 mil millones; Reino Unido, con 4.5 mil millones, mientras que Suecia y Canadá registraron alrededor de 4.3 mil millones cada uno. En el caso de América Latina, una investigación de la CEPAL muestra que en 2023 Brasil fue el país con el mayor gasto en inteligencia artificial, con 1 mil 84 millones de dólares, seguido por México con 656 millones.

En conclusión, el auge global de la inteligencia artificial está redefiniendo las prioridades de inversión y posicionando a los centros de datos como infraestructura estratégica para el crecimiento tecnológico. Aunque México ha comenzado a tener inversiones en este sector, aún enfrenta el reto por lo que parece esencial fortalecer las condiciones regulatorias, energéticas y de conectividad que permitan detonar proyectos de gran escala. Sólo así México podrá integrarse de manera plena a la nueva economía impulsada por la IA.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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