Representantes de la industria automotriz y del sector automotor advirtieron áreas de oportunidad en la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME), publicada recientemente por la Secretaría del Medio Ambiente, y consideró necesario incluir las consideraciones que han hecho para lograr los objetivos de una transición rápida y efectiva hacia la electromovilidad en México.
La Asociación Mexicana de Distribuidores de Autos (AMDA), la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (Anpact) y la Industria Nacional de Autopartes (INA) externaron sus inquietudes acerca de la ENME.
Detectaron áreas de oportunidad fundamentales para lograr que la electromovilidad no sólo sea una cuestión de incremento en la oferta y ventas de vehículos de bajas emisiones, sino que el país cuente con visión y políticas públicas integrales de corto, mediano y largo plazo, así como las herramientas y acciones necesarias para su adopción, incluyendo la producción y exportación.
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Compromisos sobre autos eléctricos para las próximas décadas "son inalcanzables”, advierten
“Es fundamental subrayar que, si bien las metas de la ENME buscan la introducción masiva de vehículos eléctricos e híbridos eléctricos dentro de un ecosistema de vehículos de combustión interna, los compromisos planteados en la citada estrategia para las próximas décadas no son alcanzables”, indicaron las Asociaciones, en un comunicado.
Las cifras presentadas, bajo las tendencias existentes del mercado, independientemente de la fuente de energía de los vehículos, son cuestionables incluso en su volumen.
La industria automotriz señala que las proyecciones que consideran los costos de las tecnologías y la proyección de ventas de vehículos al 2030, 2040 y 2050 para llegar a diferentes escenarios que mostraron reducción de precios y el alcance de un costo competitivo de los vehículos, no resuelven las limitantes del mercado nacional de vehículos ligeros nuevos que son:
“El bajo ingreso per cápita promedio de nuestro país, la carencia de incentivos fiscales y no fiscales de apoyo directo para los consumidores, la falta de un programa sólido de actualización vehicular y la limitada oferta de electricidad de fuentes renovables e infraestructura de carga”, puntualizaron.
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De acuerdo con datos del Registro Administrativo Vehicular del INEGI, durante 2022 los vehículos ligeros de estas tecnologías representaron sólo el 4.7% del mercado mexicano; y en el caso de vehículos pesados, representaron el 1% de las ventas anuales.
Esto es indicativo del tamaño del reto en el sentido de contar con las condiciones y políticas públicas adecuadas para desarrollar este mercado en México de manera efectiva.
Las metas planteadas en la ENME sólo se pueden entender como referenciales del compromiso internacional, no vinculante, de nuestro país, ya que definitivamente “son inalcanzables dadas las condiciones actuales”; y emulan las metas de otros países y regiones con realidades distintas como Estados Unidos con la Ley de Reducción de la Inflación, que prevé hasta 370 mil millones de dólares para apoyar la producción y compra de vehículos eléctricos.
Para contribuir en el combate al cambio climático por el calentamiento global, es necesario reducir las emisiones de CO2, no sólo en la operación propia de los vehículos, sino a lo largo de la cadena de valor, incluyendo la generación de energía.
Lo anterior, implica políticas públicas integrales que incorporen todos los elementos necesarios para alcanzar las metas comprometidas en el Acuerdo de París.
Además, integrar todas las tecnologías vehiculares necesarias para la transición a la electromovilidad.
Emisiones de CO2 del sector transporte
Por lo que es necesario que la eliminación gradual de la huella de carbono incluya todas las tecnologías disponibles para México, las cuales se adaptan a las condiciones de nuestro país y aportan reducciones significativas en las emisiones de CO2 del sector transporte: vehículos híbridos eléctricos (HEV), híbridos eléctricos conectables (PHEV) y eléctricos de batería (BEV), incluidos los que emplean celdas de combustible (FCEV); así como cualquier otra tecnología que en un futuro pueda desarrollarse y ayude a cumplir estos objetivos.
Segundo, considerar un esquema robusto de incentivos para la manufactura, para el consumidor y para la ampliación y el mantenimiento de la infraestructura de recarga.
Implementar un esquema de incentivos fiscales y no fiscales, acompañados de instrumentos financieros adecuados, para todas las tecnologías disponibles en el mercado, con el fin de impulsar la producción de vehículos de emisiones reducidas y su adopción acelerada en el mercado mexicano.
Adicionalmente, es fundamental que se brinde certidumbre, tanto a industria como a la población general, en materia normativa para asegurar que todos los vehículos se mantengan dentro del marco regulatorio existente, observando no solo las normas para vehículos de emisiones reducidas, sino las aplicables a cualquier vehículo que circule en nuestro país, como las de registro o las de elementos de seguridad.
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