La cotización del peso contra el dólar es considerada la variable macroeconómica más sensible para describir la percepción del riesgo que los inversionistas internacionales mantienen sobre la economía nacional.

Esta sensibilidad se pudo apreciar claramente este domingo 2 de febrero, durante la apertura de los mercados de divisas, los cuales reaccionaron abruptamente a la decisión de Donald Trump de incrementar 25% los aranceles a México, provocando una acelerada depreciación del tipo de cambio dólar-peso, llevando su cotización hasta un máximo de 21.28 pesos por dólar.

Sin embargo, esta situación se invirtió igual de rápido cuando Estados Unidos anunció un aplazamiento de un mes en la aplicación de estos aranceles, condicionando a México a cumplir ciertos compromisos de seguridad fronteriza en materia migratoria y de control de tráfico de drogas, lo cual llevó nuevamente al peso a cotizar en niveles previos a la decisión, de 20.52 pesos por dólar.

Estos movimientos rápidos y erráticos en las cotizaciones de las divisas son lo que se conoce como volatilidad. La volatilidad es un indicador que sirve para interpretar la incertidumbre de un mercado o valor concreto en un determinado momento.

La volatilidad del tipo de cambio es una variable de alto riesgo que afecta tanto la capacidad de los exportadores para vender mercancías en el exterior, como la de los importadores para comprarlas. Si esta no es gestionada de manera adecuada, puede tener impactos negativos en los resultados financieros de las empresas, vulnerando su rentabilidad y su capacidad de competir en otros mercados.

Sin duda, la cotización del tipo de cambio permanecerá volátil, es decir, con fuertes subidas y bajas, de acuerdo con los eventos que se vayan dando de aquí hasta que venza el plazo establecido para que entre en vigor el efecto de estos aranceles.

Si bien, aunque no se puede predecir cuándo habrá episodios de alta volatilidad, sí se puede implementar una estrategia para neutralizar.

Pocas empresas conocen que eliminar este riesgo es posible a través de ciertos instrumentos financieros que sirven de cobertura contra movimientos adversos en las divisas. Dichas herramientas sirven tanto al empresario que importa, como al que exporta, permitiendo fijar el tipo de cambio tanto de compra como de venta en una o varias fechas futuras.

Incluso es posible anticipar esta compra o venta de divisas si se estipula esta necesidad al principio de la operación de cobertura.

El entorno global exige a las empresas de cualquier tamaño y giro establecer un programa de coberturas que les permita hacer frente a los desafíos y anticiparse a las necesidades futuras.

*Director de estrategia bursátil y productos derivados en Masari Casa de Bolsa

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