Las empresas que emiten bonos verdes contaminan un 10% menos en los cuatro años posteriores a la emisión de la deuda, según el Banco de Pagos Internacionales (BPI).
En un artículo de su informe trimestral de marzo, los economistas del BPI analizan la situación del mercado de bonos verdes, que se ha sextuplicado desde 2018.
"En términos agregados, las emisiones contaminantes de las empresas emisoras de bonos verdes bajaron más de un 10% en los cuatro años que siguieron a la emisión", según el BPI.
Las empresas que emiten bonos verdes cambiaron algunas prácticas empresariales más allá de los cambios que se produjeron durante los confinamientos en la pandemia, añaden los economistas del BPI tras estudiar los datos de empresas de 39 países desde 2011 y hasta 2022.
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Observan que las emisiones contaminantes por unidad de ingreso empresarial, que es una medida de la intensidad de las emisiones, muestran una caída más fuerte después de la emisión de bonos verdes.
Las emisiones de gas con efecto invernadero también se redujeron casi un 30 % el año de la primera emisión de bonos verdes.
No obstante, los economistas del BPI aclaran que la emisión de bonos verdes por sí sola no puede explicar estas caídas de las emisiones, sino que se deben al compromiso de las empresas de reducirlas y hacer sus actividades empresariales más verdes.
En este sentido, "los bonos verdes son meramente una señal de esas iniciativas más amplias", según el BPI, que asiste a los bancos centrales de todo el mundo y tiene su sede central en la ciudad suiza de Basilea.

Mercado de bonos verdes se ha sextuplicado desde 2018
El rápido crecimiento del mercado de bonos verdes desde el Acuerdo de París de 2015 hace que este mercado haya dejado de ser un nicho y revela "la creciente importancia de los productos financieros verdes para afrontar el cambio climático" porque canalizan el capital hacia proyectos sostenibles.
El mercado de bonos verdes se ha sextuplicado desde 2018 y ya alcanza una capitalización bursátil de 2,9 billones de dólares, pero no es la panacea para luchar contra el cambio climático.
Los bonos verdes son bonos cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes, ya sean nuevos o existentes.
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Además, deben de estar alineados con los principios Green Bond Principles (GBP) por lo que para recibir la certificación verde un bono deberá destinar sus fondos a una o varias de las categorías: energías renovables, eficiencia energética, la prevención y el control de la contaminación y la gestión sostenible de los recursos naturales y el uso de la tierra.
Asimismo también recibirán la certificación si los fondos se destinan a la conservación de la biodiversidad terrestre y acuática, el transporte limpio, la gestión sostenible del agua y de las aguas residuales, la adaptación al cambio climático, la economía circular y ecológica y los edificios ecológicos.
Aumentan las emisiones contaminantes en países estrictos
Los mercados de bonos verdes han crecido más en países con objetivos de reducción de las emisiones contaminantes más estrictos.
Las empresas más contaminantes son las que han emitido más bonos verdes.
La emisión anual llegó a los 700.000 millones de dólares en 2024, lo que representa una fracción de los 2 billones de dólares que se necesitan anualmente para afrontar el cambio climático.
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El mercado de bonos verdes llegó a los 3 billones de dólares en 2024, frente a los 500.000 millones de dólares en 2018, aunque es una cantidad pequeña respecto a los mercados de bonos corporativos en total, ya no es un mercado nicho, según el BPI.
Los países de la zona del euro y de Estados Unidos tienen la mitad de esos bonos verdes y por ello los bonos verdes denominados en euros y dólares son los más frecuentes, aunque China y los bonos verdes denominados en renminbi también ganan terreno.
sg