A pesar de ser la economía 12 del mundo, en México aún no existe una política nacional clara en materia de (IA), pese a que más de 50 países ya cuentan con estrategias oficiales desde 2017.

Así se dio a conocer durante el lanzamiento en México de la Alianza por la Innovación Tecnológica (AIT) en la , teniendo como objetivo articular al gobierno, la academia y al sector privado para impulsar un marco regulatorio responsable que garantice beneficios sociales y económicos.

La iniciativa promovida en el país por Atrevia junto con el Centro México Digital, el Colegio Nacional de Educación Técnica (Conalep), Comercializadora Mexicana Integral (Comexi) y HubSpot, busca llenar el vacío institucional y normativo en torno al desarrollo y uso de esta tecnología.

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“Nuestro país no cuenta con una estrategia nacional en inteligencia artificial. Es indispensable establecer lineamientos de política pública estatal que permitan construir no solo caminos de regulación, sino también de aprovechamiento de esta tecnología”, señaló Pablo Pruneda Gross, coordinador de la Línea de Investigación en Derecho e Inteligencia Artificial del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

El experto destacó los ámbitos en los que la IA ya tiene impacto, que son salud, educación, justicia, industria, medio ambiente y procesos democráticos, y al tiempo que subrayó los riesgos vinculados con sesgos algorítmicos, manipulación de información y sistemas autónomos de armamento.

Foto: IStock
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Proponen reformas constitucionales para la IA

En torno a esto, puntualizó los avances regulatorios internacionales en la Inteligencia Artificial, como la Unión Europea que implementó en 2021 la Ley de Inteligencia Artificial, sustentada en un esquema de clasificación por niveles de riesgo.

En China, la regulación se ha enfocado en el control político y la seguridad nacional, mientras que en Estados Unidos persiste un marco fragmentado: no existe legislación federal integral, aunque se han emitido lineamientos técnicos mediante agencias como el National Institute of Standards and Technology (NIST) y la Federal Trade Commission (FTC), apuntó.

Por su parte, el senador priista Rolando Zapata Bello, presidente de la Comisión de IA, presentó ante la Cámara Alta una propuesta para establecer un marco normativo general que permita actualizarse con el tiempo y atender los impactos de la IA de forma transversal y en la Cámara de Diputados, se propuso reformas constitucionales a nueve artículos en busca de una regulación más directa.

“Una normativa rígida corre el riesgo de volverse obsoleta de manera inmediata. La regulación debe basarse en principios y mecanismos de gobernanza flexibles que integren a gobierno, academia, industria y sociedad civil”, alertó.

La AIT subrayó que México tiene una oportunidad estratégica en el marco del T-MEC, ya que podría alinear criterios regulatorios en inteligencia artificial con Estados Unidos y Canadá para fortalecer la competitividad regional.

Lizet Quintero Trujillo, directora de gestión de desarrollo de socios en HubSpot señaló que solo 3% de las empresas mexicanas cuenta con información de calidad para alimentar sistemas de IA.

“Antes de subirnos a esta ola tecnológica debemos garantizar que los datos sean confiables. La capacitación tiene que ser integral, no solo para perfiles técnicos, sino en todos los niveles de las organizaciones”, dijo.

En tanto, Héctor Cárdenas Suárez, presidente de COMEXI, advirtió sobre el rezago en inversión educativa frente a otros países y subrayó que sin una estrategia nacional será difícil que México pueda insertarse en las cadenas globales de valor.

“La inversión en educación en México está por debajo del promedio recomendado por la OCDE. Si no corregimos esa tendencia, no podremos aprovechar el potencial de la economía digital”, apuntó.

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Finalmente, Alberto Farca, director de proyectos de Centro México Digital destacó la importancia de un marco regulatorio flexible que no limite la innovación al retomar un ejemplo de Japón, donde la supervisión se basa en principios y en un consejo plural integrado por gobierno, academia y sector privado.

“Un esquema rígido podría sofocar a empresas emergentes y favorecer solo a grandes corporaciones. México necesita un modelo propio que equilibre innovación y responsabilidad”, señaló.

El panel coincidió en que la inteligencia artificial representa una oportunidad estratégica para México, siempre y cuando exista coordinación entre Estado, iniciativa privada y academia, así como una inversión sostenida en educación, infraestructura digital y gobernanza tecnológica.

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desa/mgm

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