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Punta Cana.- Debido al efecto positivo que tendrán las buenas expectativas para Estados Unidos y a la atracción de más inversión extranjera directa, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)mejoró su estimación de crecimiento de la economía mexicana para este año.
Al dar a conocer este lunes su informe macroeconómico titulado ‘¿Listos para despegar? Aprovechar la estabilidad macroeconómica para el crecimiento’, espera una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de 2.1% para 2024.
Lo anterior se compara favorablemente con la tasa de 1.8% del reporte anterior que planteó en su escenario base.
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México sufriría notablemente en términos del crecimiento en el eventual escenario negativo señalado en el reporte, puesto que entraría en recesión. Sin embargo, para ese caso la caída del PIB se moderó de -1.1% a -0.7%, de acuerdo con la actualización de sus expectativas.
En tanto, para 2025 mantuvo la proyección de expansión de 2.1% planteada previamente, con un escenario negativo de una contracción de -1.3%.
También incluyó su pronóstico para 2026, con una tasa de crecimiento de 2.3% y un eventual panorama negativo de 2%.
Funcionarios del BID explicaron que las perspectivas se hicieron considerando que el principal socio de México es Estados Unidos, y se esperaría que la dinámica de esa economía, que ha sido bastante buena en términos de actividad, consumo y demanda, ayude a tener un crecimiento más sostenido.
También porque hay muchas inversiones que han llegado al país con ventaja frente a otras naciones que implicarían mayores costos y que son menos competitivas.
Eso le da un impulso a la actividad económica, como se vio el año pasado, y por eso el BID confía en que la economía mexicana siga bastante activa en 2024, aseguraron.
Shocks en el camino
El documento pondera que los shocks del crecimiento y los mercados financieros en Estados Unidos tendrían importantes consecuencias para el crecimiento en América Latina y el Caribe.
Sin embargo, se estima que se sentiría agudamente en México, debido a los vínculos comerciales y de otro tipo más estrechos entre ambos países.
Bajo esa premisa, se calcula que se restarían a la economía nacional un promedio de 1.6 puntos porcentuales del crecimiento del PIB cada año entre 2024 y 2026 con relación al escenario base.
No obstante, al combinar todos los posibles shocks, México perdería 2.1 puntos porcentuales, de los cuales el más importante sería el financiero en EU, al quitarle 1.1 puntos al PIB, mientras que el impacto del correspondiente al precio del petróleo sería de 0.4 puntos.
Nearshoring
Por otro lado, el informe cuestiona: “¿Podrían los países de la región aprovechar las oportunidades que surgen con la reconfiguración de las cadenas globales de valor impulsados por consideraciones geopolíticas y de gestión de riesgo?”
Puede que la clave resida en las condiciones comerciales en las cadenas globales de valor, consideró el BID.
En comparación con las empresas locales, se hace notar que las subsidiarias de multinacionales extranjeras dependen más de las importaciones.
Por lo tanto, concluyó que los países de América Latina y el Caribe que exportan bienes intermedios relacionados con sectores impulsados por inversiones extranjeras en México y Brasil podrían aprovechar esas oportunidades.
Como ejemplo, el sector de vehículos, tractores, camiones y partes y accesorios en México ha traído importantes inversiones externas directas.
Dicho sector contribuye con 111 mil millones de dólares a las exportaciones de México, lo que representa 23.4% del total, precisó.
La industria automotriz depende de productos intermedios como “cables aislados”, “circuitos integrados”, y “componentes de motores”, en donde México destaca porque importa 10% de sus “cables aislados” de América Latina y el Caribe.
Escenarios para AL
Para 2024 se proyecta un avance en torno a 1.6% para América Latina en su conjunto, para luego converger a 2%, pero a consideración de los economistas del BID, son tasas relativamente bajas con un aterrizaje suave para pensar en el largo plazo en términos de productividad.
Los shocks descritos anteriormente en el crecimiento y los mercados financieros en Estados Unidos provocarían una recesión en América Latina y el Caribe, según estimaciones incluidas en el reporte.
Esto se vería a partir del primer trimestre de 2025, y se extendería a lo largo del tercer trimestre del mismo año, llegando a un mínimo de -0.4% en el segundo trimestre de 2025.
La región volvería a tasas de crecimiento positivas a finales de 2025 y convergería lentamente hacia un crecimiento a largo plazo de 2% hacia 2028.
Para 2024, uno de los países más activos será Paraguay, al crecer más que el promedio.
Dentro de ese contexto se pondera que los gobiernos en la región deben esforzarse en promover la formalización y, al mismo tiempo, garantizar que su regulación no asfixie el crecimiento de las empresas.
Se considera que los códigos fiscales de más fácil cumplimiento que no se centran extensamente en el tamaño de la empresa también pueden ser políticas más neutrales en función del tamaño que no desincentiven el crecimiento de las empresas y el surgimiento de empresas más grandes.
Se propone a los países que no lo tienen, considerar la creación de un Consejo Fiscal.
Además, tener reglas fiscales que surjan con un apoyo legislativo importante para que no se cambien constantemente por los ciclos políticos.
Estas reglas deben tener parámetros que todos entiendan, que sean creíbles y cláusulas de shock.
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vcr