
La virtud olvidada
Sobrepasarse en cualquier discurso o acción es una calamidad, un insulto inmerecido. Yo mismo he caído en esta trampa maquiavélica y al tiempo tan atractiva
Sobrepasarse en cualquier discurso o acción es una calamidad, un insulto inmerecido. Yo mismo he caído en esta trampa maquiavélica y al tiempo tan atractiva
Mi seriedad no parece seria y es, en general, despreciada por la solemnidad y eficacia social (no me molesta porque confirma que he dado en la diana).
¿Acaso los intelectuales no estorban para el advenimiento de mejores mundos en los que la crianza humana continúe evolucionando?
Las democracias contemporáneas han impulsado a obtener cargos públicos a toda clase de fauna nociva a la naturaleza civil
Esta realidad no me impide ofrecer un menú de epitafios a todos aquellos que hayan elegido nla inhumación y que sus huesos reposen en una tumba
La conexión tecnológica desmesurada de la que hoy somos objeto simula la normalidad que hipotéticamente tendría que existir en la convivencia entre los individuos.
La obra de José Agustín detonó un impulso que guardabayo en mi conciencia: el de escribir ficciones acompañadas de una irreparable adicción a la libertad
Uno debería intentar ubicarse en un tablero general, ambiguo y movedizo; el de la comunicación contemporánea que todavía acepta la cultura como diversidad
El hecho de que, a menudo, nos encontremos con figuras “exitosas”, que nos despiertan un deseo de apropiación imposible de llevar a cabo, nos conduce al rencor, al re-sentimiento y a una sensación de derrota constante