En lo personal, me seduce incomodar, molestar, picar la cresta; se trata de una gimnasia de conocimiento: llevar hasta sus últimos límites el temperamento, la paciencia o la tolerancia de alguien

No estoy en contra de que el lenguaje sea utilizado como se les pegue la gana, con la excepción de que sea utilizado como consigna fascista, violenta y discriminatoria.

Aprendí a someter el desasosiego transformándolo en parte esencial de mi vida cotidiana: podía vivir bajo el asedio de su presencia y lo consideré un torrente sanguíneo del que sería imposible escapar

Oponerse al reinado del automóvil ha sido una batalla común que han ofrecido escritores y ensayistas tales como Ivan Illich, Gabriel Zaid, Guy Davenport, Morris Berman y un nutrido grupo de pensadores