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Comprar un auto nuevo en una agencia es una de las decisiones más importantes para muchos conductores. La expectativa natural es que, al adquirirlo directamente del distribuidor, el vehículo llegue prácticamente sin uso, garantizando su estado óptimo y el respaldo de la marca.
Sin embargo, es común que este tipo de vehículo no tengan exactamente “0 kilómetros” en el odómetro, lo cual genera dudas entre los compradores.
Entonces, ¿qué kilometraje debe tener un auto nuevo en agencia? Te lo decimos.

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¿Cuál es el kilometraje recomendado en un auto nuevo de agencia
Al adquirir un auto en una agencia, es normal que el odómetro marque cierta cantidad de kilómetros recorridos. Esto se debe a varios factores: los traslados desde la planta de ensamblaje hasta la agencia, los movimientos internos dentro del lote y, en algunos casos, pruebas de funcionamiento realizadas por el personal.
Lo ideal es que un vehículo nuevo tenga un rango de *entre 5 y 50 kilómetros. En algunos casos excepcionales, puede alcanzar hasta **100 kilómetros*, sobre todo si la planta de producción o el centro de distribución se encuentra lejos de la concesionaria.
Un punto importante es que este kilometraje inicial no implica que el auto haya sido utilizado como vehículo de prueba para clientes. Normalmente, los autos destinados a pruebas se identifican y no se venden como “nuevos”, sino como seminuevos o de demostración.
Si el auto que se entrega en la agencia marca más de 100 kilómetros, es recomendable preguntar la razón al vendedor.
En la mayoría de los casos hay una explicación clara, pero también es derecho del comprador solicitar una unidad con menor recorrido o, en su defecto, negociar beneficios adicionales, como accesorios o descuentos.

¿Qué otros aspectos revisar al comprar un auto en agencia?
El kilometraje es uno de los primeros elementos que se deben observar al recibir un auto nuevo, pero no el único. Existen otros puntos fundamentales que conviene revisar para asegurarse de que la compra cumple con los estándares de calidad esperados:
- Estado exterior e interior: inspeccionar la carrocería, pintura y acabados interiores para asegurarse de que no haya rayones, golpes o defectos de fábrica.
- Llantas y rines: verificar que sean completamente nuevos, que no presenten desgaste ni daños, y que correspondan a la versión adquirida.
- Niveles de fluidos: aunque se trate de un auto nuevo, conviene revisar aceite, líquido de frenos, refrigerante y limpiaparabrisas.
- Equipamiento: comprobar que todos los accesorios y funciones incluidas en la versión estén presentes y en buen estado: aire acondicionado, sistema de sonido, conectividad, luces, sensores y más.
- Documentación: asegurarse de recibir la factura original, manuales, póliza de garantía y comprobantes de verificación (si aplica en la ciudad).
- Prueba de funcionamiento: encender el vehículo y probarlo brevemente para confirmar que no existen ruidos extraños ni testigos encendidos en el tablero.
Un auto de agencia debe presentar un kilometraje bajo, generalmente inferior a los 100 kilómetros. Esto es perfectamente normal y responde a procesos de traslado y verificación.
No obstante, al recibir el vehículo no basta con fijarse en el odómetro: también es indispensable revisar su estado físico, mecánico, equipamiento y documentación. Hacerlo garantiza que la inversión se traduzca en una experiencia satisfactoria desde el primer kilómetro recorrido.
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