En el ámbito de la seguridad automotriz, han existido diversos inventos que intentaron reducir el tiempo de reacción del conductor ante situaciones de riesgo. Algunos lograron establecerse en la industria automotriz, pero otros quedaron como curiosidades tecnológicas. Uno de estos casos es el “Eyebrow Auto Brake” o en español “Freno automático de cejas”, un sistema de frenado que utiliza el movimiento del músculo de las cejas para accionar los frenos del vehículo.

Este peculiar invento surgió en Yugoslavia durante los años 60 y fue documentado por la revista Popular Mechanics, publicación que lo describió como una tecnología capaz de reducir en un 75 % el tiempo de reacción frente a un sistema de freno tradicional operado con el pie.

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¿Cómo funcionaba este sistema?

De acuerdo con Popular Mechanics, el mecanismo consistía en la colocación de electrodos de plata sobre las cejas del conductor. Siendo estos los sensores que detectaban corrientes eléctricas mínimas que se generaban por los músculos faciales al moverse. Esa señal se enviaba a un amplificador, el cual elevaba el voltaje hasta un punto suficiente para activar un electroimán. Una vez activado, el imán tiraba del pedal de freno de forma automática.

Foto: Popular Mechanics
Foto: Popular Mechanics

Esto tenía como objetivo anticipar el movimiento voluntario del pie del conductor, accionando los frenos de manera más rápida en caso de emergencia.

Una solución adelantada a su tiempo

Aunque el sistema nunca se adoptó en la producción comercial de vehículos, representó un ejemplo de cómo la ingeniería de la época ya exploraba métodos de automatización y asistencias avanzadas al conductor. Hoy en día, tecnologías como el frenado autónomo de emergencia (AEB) cumplen funciones similares, pero obvio, con sensores más avanzados y procesamiento digital.

Este experimento nos pone a reflexionar sobre cuáles son los límites que podemos tener con la interacción tecnológica en la conducción. Frenar mediante el movimiento es el reflejo de cómo hasta las ideas más excéntricas pueden contribuir a la evolución de la seguridad vial. ¿Qué tan seguro pudo haber sido? Bueno, pues por algo no se patentó y probablemente se debió a las dificultades para regular la fuerza, o por las arrugas que te podría causar con el tiempo. Pero esta bien pensar que a lo mejor de algo así surgió el frenado autónomo de emergencia que hoy en día lo vemos con los autos más modernos.

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