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El Audi A8 es, relativamente, un auto muy joven para la trayectoria histórica de la compañía de los cuatro aros (25 años). Sin embargo, en ese tiempo se ha consolidado como el laboratorio para probar la más alta tecnología de confort, manejo e infoentretenimiento que los alemanes tienen disponible. El resultado, es un sedán largo que porta la etiqueta de buque insignia.
Para comprobarnos lo que la cuarta generación tiene listo para sus usuarios más exigentes, Audi de México preparó una pequeña ruta desde la CDMX hasta Cuernavaca. No obstante, se nos pidió que nos olvidáramos del coche como una máquina mecánica que genera potencia, torque y consume combustible, y nos enfocáramos en él como un espacio de lujo y componentes desarrollados específicamente para dar una gran experiencia a todos los que se suben.
Y es que este auto de 5.17 metros de largo está pensado para llevar la comodidad y la personalización al máximo nivel. Además de que estrena un nuevo lenguaje de diseño para Audi (que se irá regando por las nuevas ediciones de otros modelos), el A8 2019 tiene la impresionante cifra 390 variaciones de configuración para el exterior y, el aún más asombroso número, de 39 mil para su interio r. Por lo que la gente de la firma asegura que “muy difícilmente verás uno igual a otro”.
Al revisar los cuatro autos disponibles para la prueba, nos encontramos con que la marca lo decía muy en serio . Más allá de la carrocería, ninguno se parecía en lo más mínimo. Opciones de piel con colores diferentes, asientos deportivos, rines, acabados en madera y colores exteriores todos eran un concierto premium de algunas de las posibilidades que este auto tiene.
Destaca, también, el gran espacio que cuenta su habitáculo ofrecido por tener dimensiones (largo) similares al de un SUV de tres filas . Al ser pensado como un auto que su dueño, muy probablemente, no conducirá, los pasajeros tienen suficiente espacio para acomodarse de cualquier forma e incluso el asiento detrás del copiloto puede convertirse en una especie de cama como se utiliza en los “business class” de los aviones.
Todavía ni si quiera dábamos marcha y el vehículo no dejaba de sorprender con su equipamiento. Ya sea en el tablero, en la consola central o en el techo, el nuevo Audi A8 está lleno de botones digitales táctiles que sustituyen a los tradiconales, lo que da un toque mayor de elegancia y limpieza a los acabados del auto. Además, en la parte trasera, cuenta con una pequeña pantalla, que controla sistemas como el aire acondicionado o el de navegación, que se desprende como si fuera una tableta e incluye una función para que también sea un celular.
Cumplido el objetivo de Audi (que nos olvidáramos de las características mecánicas del auto por un momento) fue el tiempo de salir a la ruta para comprobar lo que tiene para ofrecer a quien se ponga detrás del volante y controle motor V6 de 3.0 L con 340 caballos de fuerza , sus 500 Nm de torque y su sistema mid-hybrid con una batería de litio de 48 voltios.
Este buque insignia alemán cuenta, de forma opcional, hasta con 41 asistencias al conductor que lo acercan de forma contundente a la conducción autónoma , mismas que en un futuro veremos integradas en modelos más pequeños: desde el A4 hasta el A7. Aunque, por cuestión de regulaciones no todas son posibles actualmente.
Mencionamos esto antes porque su manejo se ve influido por estas “ayudas al piloto”. Siendo un auto tan largo se pude pensar que es muy pesado y difícil de controlar pero nos encontramos que sus, apenas, 2 mil kilogramos no representan un reto ni en curvas tan pronunciadas como “La Pera”. Mismas que resuelve el sedán casi por cuenta propia debido a su control de tracción.
En su modo de manejo “comfort” el auto la dirección se siente suave y el motor alcanza velocidades de hasta 150 km/h sin revolucionarse. Igualmente, el acelerador te pide que lo dejes de pisar al empujarse hacía arriba, esto en beneficio del consumo. Es decir, que el A8 “sabe” que necesita en cada momento de la conducción.
Ya pasando la zona sinuosa, la México-Cuernavaca se vuelve un camino recto ideal para probar el modo deportivo , el cual se activa con solo dar un pequeño toque a la pantalla. El volante se endurece, la suspensión baja unos centímetros y el motor alcanza los “200” sin mayor esfuerzo. El goce es redondo, tanto para pasajero como para el conductor pues en la cabina no se filtra ningún sonido ni vibra.
Definitivamente, este nivel de personalización y de comodidad parece algo que no está al alcance de todas las carteras, y es cierto, pero que esta “limusina pequeña” (que se le puede agregar hasta un pequeño refrigerador para champaña) cueste un millón 699 mil pesos es más que justo. Incluso más bajo de lo imaginado.