Madrid.— La Cumbre del Clima de Marrakech, Marruecos (COP22), que se cerró ayer, iba a ser una reunión técnica para lanzar los Acuerdos de París, el avance internacional más ambicioso contra el cambio climático. Sin embargo, la reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos convirtió al magnate en el protagonista del encuentro, donde los participantes lo llamaron a no abandonar la lucha contra el calentamiento global.

Los Acuerdos de París entraron en vigor el 4 de noviembre en un ambiente de optimismo. Implican a 195 países y Marrakech se bautizó como “la cumbre de las soluciones” por ser la cita en la que comenzarían a concretarse los compromisos de inversión y recortes de emisiones contaminantes de cada nación.

Unos días antes de la victoria de Trump, la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas Contra el Cambio Climático (UNFCCC), la ex canciller mexicana Patricia Espinosa Cantellano, hablaba con EL UNIVERSAL y se mostraba entusiasta con las perspectivas de la cumbre: “Ahora toca darle cuerpo al éxito diplomático que fue París. Mi labor es impulsar esos propósitos políticos y concretarlos en reglamentación técnica que se comenzará a elaborar desde el encuentro de Marrakech”.

La victoria del republicano, un escéptico climático que quiere romper con los acuerdos para reducir emisiones de gases contaminantes, desplazó el foco de la cumbre.

A pesar de que los avances técnicos se negociaron en los despachos, gran parte de las energías de los líderes mundiales se dedicaron estos días a reafirmar que la lucha contra el calentamiento es una prioridad internacional que no se puede abandonar por el cambio de inquilino en la Casa Blanca, y se fijó hasta 2018 el plazo para acordar normas, a la espera de lo que haga el futuro mandatario.

La declaración final de la cumbre afirma que el impulso que el proceso recibió este año es “irreversible”, gracias a que a los Estados se han sumado las empresas, la ciencia y los gobiernos regionales.

En su discurso, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, y el presidente francés, François Hollande, confiaron en que Trump comprenderá la importancia del problema, a pesar de que el magnate haya calificado el cambio climático como “un cuento”. Los expertos coinciden en que retirar a EU de los acuerdos tendría un precio diplomático demasiado alto incluso para Trump, pero temen que los vacíe de contenido, por ejemplo negándose a contribuir al Fondo Verde, los 100 mil millones de dólares que la ONU espera que los países inviertan en la lucha climática.

Muchas de las presiones vienen de EU. Hasta 360 empresas del país (HP, Kellogg, Levi Strauss, Nike, eBay o Starbucks) le han pedido que cumpla los compromisos de París.

Marrakech ha demostrado que queda mucho por hacer. Pero la cumbre también dio buenas noticias. De especial impacto fue el informe de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) con el que se inauguró, y que refleja que la economía mundial está consiguiendo crecer sin aumentar las emisiones de CO2. El menor uso del carbón en EU y China ha estancado desde 2014 la presencia en la atmósfera del principal gas de efecto invernadero, y pese a ello la economía mundial ha crecido 3%. La mala noticia es que, si se quiere ralentizar el calentamiento, no basta con un estancamiento: hay que recortar las emisiones. Si Trump acepta.

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