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Pocas cosas levantan tanto revuelo en redes sociales como las dietas détox: que si son puro cuento y nada de ciencia, otros juran y perjuran sobre sus beneficios y otros prefieren hacerlas sólo por moda sin informarse al respecto. La realidad es que, si bien es cierto que el cuerpo posee sus propios sistemas de desintoxicación —a través de los pulmones, riñones, la piel y el hígado—, la ingesta de algunos alimentos y líquidos sí puede ayudar, en el corto plazo, a que estos órganos realicen sus funciones óptimamente.
Lo malo de cualquier régimen de desintoxicación es que muchas veces los llevamos a cabo sin la supervisión de un experto, lo cual puede causar estragos en tu salud en lugar de mejorarla. Sobre ello, la nutrióloga Sol Sigal lo explica fácilmente: “No pases de comer como vikingo a comer como vegano.” Es decir, para entrar en un régimen de desintoxicación es necesario preparar al cuerpo antes y después del régimen e ir eliminando, paulatinamente, alimentos de la dieta diaria. Debemos de comenzar por las carnes y alimentos procesados, después las grasas y al final los cereales para comer frutas y verduras por unos días.
Para ayudarte a hacer la experiencia un poco menos traumática, te compartimos tres métodos que pueden ayudarte a lograr tu cometido de una manera segura, sin tanto lío, y que debes de implementar a la par de una dieta saludable, eso sí, sin matarse de hambre.
A base de jugos
Las nutriólogas Mariana Camarena y Sol Sigal recomiendan hacer este tipo de regímenes de tres a cinco días sin exceder esa cantidad, ya que es imposible que el cuerpo pueda nutrirse balanceadamente comiendo sólo frutas y verduras. Si bien éstas son la fuente principal de vitaminas y minerales en la dieta diaria, es necesario la inclusión de grasas, cereales y proteínas.
Si tienes decidido que quieres experimentar bebiendo jugos, lo más importante según Mariana Camarena es que antes que nada te hagas tres estudios: biometría hemática completa, química sanguínea de 27 elementos y examen general de orina. Llévalos a una consulta con tu médico antes de dar el paso, porque siempre debes estar consciente de los riesgos que puede correr tu salud ante cualquier desequilibrio. Si ya tienes luz verde, entonces recuerda la regla de oro de Mariana Camarena: “Siempre utiliza dos verduras verdes por cada fruta, de lo contrario los carbohidratos afectarán el nivel de glucosa en sangre.” Las nutriólogas recomiendan siempre incluir perejil ya que se le considera un gran aliado por sus virtudes diuréticas que ayudan a los riñones a funcionar mejor, además de ser un gran desinflamante.
Además, también recomienda agregarle a tu jugo los llamados súper alimentos, de esta manera le darás un plus nutritivo. Usa goji berries, chía, cúrcuma, jengibre, aloe vera, maca, aceite de coco o té verde, espirulina, entre muchos otros.
A base de tés y tisanas
Todos hemos escuchado de las grandes propiedades que la ingesta regular de tés y tisanas brindan al cuerpo. Los chinos lo beben desde hace tres mil 500 años para prevenir y curar enfermedades. Aunque lo hacían de manera empírica, hoy contamos con las evidencias de numerosos estudios científicos que avalan las propiedades antioxidantes del té. Por ello, lo mejor es beber té verde o té blanco, ya que son las variedades de té que más antioxidantes poseen debido a que son tés no oxidados. Si no te gusta su sabor, puedes beberlo en mezclas con frutas y flores o hacer hielos de té y agregarlo a tus jugos verdes.
Si. por el contrario, quieres evitar la cafeína, mejor bebe tisanas. Existe una muy popular que se produce en Sudáfrica de un arbusto llamado rooibos. Quizá lo conoces con otro nombre, el mal llamado té rojo y se le conoce así por el color de su infusión. Se ha puesto muy de moda por sus propiedades antioxidantes, porque es una bebida naturalmente dulce y además contiene muy pocas calorías. Por si fuera poco, se ha descubierto que contiene catequinas, un antioxidante relacionado con la quema de grasa.
Es importante que sepas que, como en todo, el exceso es el problema. Por lo que no comiences a beber té como si la vida dependiera de ello, con que tomes tres tazas al día es suficiente. El resultado es que tu organismo se sentirá más ligero gracias a las propiedades diuréticas del té.
A base de jugo de limón y vinagre de manzana en ayunas
Quizás estos sean los métodos más sencillos, aceptados y los que menos requieren para llevarlo a cabo. Lo único que requieres es un vaso de agua tibia y el jugo de medio limón recién exprimido que deberás beber en ayunas diario. ¿Para qué sirve? Es 100 por ciento alcalinizante, activa el sistema inmunológico, promueve la digestión, desinflama las células del cuerpo, es un diurético natural e hidrata el sistema linfático.
Por otra parte, el vinagre de manzana contiene potasio que ayuda a eliminar el exceso de líquidos; azufre que actúa directamente sobre el hígado para metabolizar grasas y como es un fermentado, estimula y mejora la flora intestinal. Bébelo agregando una cucharada sopera de vinagre a un vaso de agua fría o al tiempo. Utiliza marcas orgánicas de vinagre sin destilar y revisa que su color sea turbio, con un tono café cremoso. Las nutriólogas Mariana Camarena y Sol Sigal recomiendan alternar ambos métodos a la semana, intercalando los días para aprovechar mejor sus beneficios.
Invariablemente de tu elección, complementa con una dieta sana y ejercicio diario.