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Independientemente de la decisión sobre el Nuevo Aeropuerto en Texcoco, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) lleva a cabo una serie de obras y proyectos en la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT) que deben continuar y concluirse.
Es evidente el riesgo de sufrir inundaciones al que nos enfrentamos en toda la metrópoli debido a un fenómeno de hundimientos del suelo que se registra como uno de los más graves a nivel mundial.
La ZFLT tiene dos condiciones de muy difícil manejo: ahí confluyen gran parte de los drenajes superficiales de aguas negras de toda la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y por si fuera poco, al mismo tiempo descargan nueve ríos que provienen de la parte oriente. Además de estos volúmenes extraordinarios que llegan al mismo sitio, los suelos en esa zona están sujetos a los hundimientos más pronunciados de todo el Valle de México, que alcanzan hasta 40 cm por año.
Esta increíble velocidad de hundimiento representa, en tan solo un lustro, la pérdida de dos metros de desnivel de los diferentes canales de conducción. Este hundimiento se refleja inmediatamente en la pérdida de capacidad de los drenajes, tanto de canales superficiales como de entubamientos de ríos a nivel, como es el caso los ríos de La Compañía, Churubusco, Mixcoac, La Piedad y Los Remedios.
La mayor parte de estos flujos se conducen hasta el Dren General del Valle, un canal a cielo abierto que viaja de sur a norte al lado del Circuito Exterior Mexiquense y de la barda del lado poniente del polígono del NAICM, para llegar al Gran Canal del Desagüe. Los hundimientos a los que me refiero han provocado que este canal pierda su capacidad y se convierta en un “tirante muerto” que obliga a elevar bordos y sistemas de bombeo para poder desalojar las aguas.
Esta es una condición de muy alto riesgo para las comunidades vecinas de Ecatepec y Nezahualcóyotl, por lo que resultan imprescindibles una serie de obras de control, de conducción y de bombeo a cargo de la Conagua.
Cuando se aprobó la ubicación del NAICM en la ZFLT, la Conagua presentó un conjunto de proyectos que deberían hacerse en paralelo a la construcción del aeropuerto. Ahora que se ha tomado la decisión de cancelar el proyecto, las obras que lleva cabo la Conagua, deben concluirse independientemente de la decisión aeroportuaria porque están dirigidas a la seguridad de toda la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. La realidad es que la condición de hundimientos del suelo es tan grave que estamos obligados a cambiar radicalmente los sistemas de regulación y de drenaje, migrando gradualmente a un sistema de drenaje profundo en su totalidad y a contar con mayor espacio para construir lagunas reguladoras.
La Conagua debe concluir los proyectos que están en proceso como los túneles profundos Churubusco–Xochiaca, el Canal General y el túnel semi-profundo Chimalhuacán. Además, la Conagua ha propuesto iniciar la licitación del “Túnel Profundo Dren General del Valle”, del cual ya se cuenta con los proyectos de ingeniería. Este túnel correría a profundidad en el mismo trayecto del canal superficial Dren General del Valle y estaría interconectado con los emisores profundos, Túnel Emisor Central y Túnel Emisor Oriente. Además de los túneles profundos, también se deben concluir las lagunas reguladoras y las plantas de tratamiento de aguas negras que están en proceso.
Una acción inmediata deberá ser la rehabilitación inmediata del Lago Nabor Carrillo y llevarlo a condiciones óptimas de calidad de agua para albergar a las aves migratorias. Se debe reestablecer la operación de la planta de tratamiento y de las lagunas de oxidación que lo alimentan, así como de las plantas de tratamiento propuestas para los ríos del oriente y del canal que conduce sus aguas al Lago Nabor Carrillo.
Estos proyectos requieren toda la concentración técnica y operativa de la Conagua, por lo que es imprescindible que en el Presupuesto de Egresos 2019 se contemplen los recursos económicos necesarios para poder realizarlos y garantizar de esta manera la seguridad frente a inundaciones de la zona oriente de la Ciudad y a la vez, recuperar la vocación de regulación hidrológica y ambiental de la Zona Federal del Lago de Texcoco.