Más Información
UNAM abre nueva etapa con China; se reúnen el rector y el ministro de Educación para profundizar relación universitaria
Claudia Sheinbaum presenta declaración patrimonial; reporta un departamento de 2.7 millones de pesos y un Aveo 2013
Asumiendo que el número de víctimas registradas por el delito de lesiones dolosas con arma blanca que recaba el SESNSP estén bien, podemos confirmar nuevamente que el enojo está en todas partes y la Ciudad de México (CDMX) no es la excepción. Según estos datos, el mes de mayo pasado se registraron cero víctimas de este tipo de delito (lesiones), dentro de este subtipo (dolosas) y en esta modalidad (arma blanca). Lo cual es obviamente un error de registro, pero en donde se espera que esto no se repita es en los demás meses ni en los demás delitos.
Que en la CDMX vive mucha gente enojada y verbalmente agresiva ya lo sabemos. Motivos del enojo hay muchos, y pienso que una buena proporción tienen justificación. Pero no la agresión o violencia verbal. Y menos aún la agresividad o violencia física. Una violencia que en ocasiones termina en lesiones intencionales punibles penalmente. Y en esto sí que destaca la CDMX frente a otras ciudades del país. Sobre todo, en el aumento reciente de esta violencia física.
Entre enero de 2015 y junio de 2019 se contabilizaron más de 28 mil víctimas de lesiones dolosas en todas las modalidades (arma de fuego, arma blanca u otro elemento) en la ciudad. Y no hay desde febrero de 2018, un mes con menos de 550 víctimas. Tome nota de que éstas son víctimas registradas en carpetas de investigación, es decir, que denunciaron y en cuyo caso se inició tal investigación. Porque el total de investigaciones criminales iniciadas en la ciudad representa el 6.6% de todos los delitos cometidos (Envipe, 2018). Por lo que ser una víctima registrada en las estadísticas oficiales es algo realmente significativo. Pero aún con las limitaciones de la información oficial, es presumible una tendencia creciente de violencia física en la ciudad. Antes de 2017, no hubo muchos meses con más de 550 víctimas de lesiones dolosas. Hoy es raro el mes con menos de esa cifra. Sí parecen estar aumentando las ganas de lesionar físicamente, al menos en el corto plazo.
¿A qué se debe toda esta agresividad? ¿De dónde viene toda esta violencia física? ¿Cómo y en dónde se origina? Dicen los académicos Eisner y Malti, que la agresividad (resumo a los más grandes rasgos) tiene dos veneros no excluyentes: puede ser tanto un comportamiento adaptativo a cambios en el ambiente (presiones externas) como una psicopatología (presiones internas como un trastorno mental o del ánimo). Los estudios al respecto muestran amplias evidencias de que periodos de injusticia, desigualdades, enconos políticos, escasez económica, etc. se relacionan con mayores niveles de violencia física. Si bien estos problemas pueden ser factuales y/o percibidos, la correlación está presente.
Llevando estas explicaciones a lo que viene sucediendo en la CDMX en términos de violencia física intencional, me parece muy plausible que el origen de mucha de esta violencia es producto de presiones externas: las permanentes injusticias y desigualdades, factuales y percibidas. Me parece que es un comportamiento adaptativo a los cambios en el ambiente social, político y económico. Hay más libertad de expresión y más medios para hacerla válida, y también hay elecciones libres, pero las injusticias y las desigualdades se mantienen iguales; o tal vez hayan empeorado. Y perdón por pisar callos, pero aquí la clase política juega un rol central.
Si efectivamente nuestra violencia es un comportamiento adaptativo a un ambiente cambiante, los encargados de la ciudad tienen una gran responsabilidad en reducir las injusticias y las desigualdades. La realidad y la percepción de las cosas no siempre coinciden, pero si de injusticias y desigualdades se trata, no hay casi diferencia entre ellas. Otra gran responsabilidad política es la de “bajarle” al encono. Ojalá sus sañas y resentimientos empiecen a controlarse. Porque el enojo social con el que juegan, ni es justo, ni lleva a nada bueno.
La ciudad ya ha vivido otros periodos de encono político y problemas económicos. ¿Quién mayor de 40 años puede olvidar las recesiones de los ochentas y noventas, y los movimientos sociales sobre los que se construyó buena parte de la mancha urbana? Pero en mi opinión, el enojo social no era tanto. Y si bien la agresividad no tiene justificación, sí tiene motivos. A mi juicio son motivos que pueden resolverse, en parte, políticamente.
Investigador y Miembro del SNI-3.
CentroGeo. @cjvilalta